Brasil, democracia de luto, nossa América na luta
Adolfo Pérez Esquivel*. LQSomos. Septiembre 2016
Los problemas de la educación no se resuelven con menos educación, los problemas de la transparencia no se resuelven con menos transparencia, los de la igualdad nunca se resuelven con menos igualdad, así como tampoco los problemas de la democracia se resuelven atacando la democracia.
Un puñado de parlamentarios acusados de corrupción, precondenó discursiva y mediáticamente una presidenta electa por actos de corrupción que no fueron comprobados. Pero como no podían desplazarla de su cargo por este motivo, criminalizaron actos de gobierno públicos y publicados, que ya habían sido usados por gobiernos anteriores y de otros países, sentando un grave precedente jurídico para los actos de gobierno de administraciones actuales y futuros de la región.
Entonces, ¿Que pasó? ¿Por qué la Presidenta Dilma Rousseff ya no es Presidenta de Brasil? Sí, porque hubo un golpe de Estado parlamentario.
La verdad avergüenza a algunos y fortalece a otros. Yo hablé en la sesión del día 28 de abril del Senado de Brasil, les dije a los senadores que el país se estaba encaminando a un “Golpe de Estado”. No es casualidad que luego de mis palabras los senadores opositores exigieran censurar mi frase en la versión taquigráfica.
Si ya era cuestionada la democracia delegativa por dejar a los pueblos en un cuasi estado de indefensión, donde los gobernantes pueden hacer lo que quieren y no lo que deben. Con este golpe al país más grande de sudamérica, ya ni siquiera la democracia delegativa está garantizada. Así es, en el momento en que 51 senadores pueden votar contra 54 millones, la democracia entra en luto.
Algunos gobiernos de América Latina retirarán sus embajadores en señal de compromiso con el futuro de nuestras democracias. Y los organismos regionales deberían exigir que el gobierno usurpador convoque a nuevas elecciones.
Mientras tanto el pueblo brasilero cuenta con todo nuestro apoyo en esta etapa de resistencia para la defensa de nuestras democracias. No es el primer golpe blando en este siglo y no será el último, hay muchos embajadores del golpismo. Esta es una operación regional que no se detiene en el gigante del sur, luego irán por Venezuela, Ecuador, Bolivia… por el futuro de todas las alternativas políticas que no quieran agachar sus cabezas. La esperanza siempre está en los pueblos, son ellos los garantes de democratizar las democracias, de convertir el luto en vida, el luto en luta.
*Adolfo Pérez Esquivel, activista de derechos humanos argentino, fue Premio Nobel de la Paz en 1980. Publicado en la revista Carta Capital
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