Buen Pan. Buenas Energías

Iñaki Alrui*. LQSomos. Agosto 2015

Al hilo de un encuentro de hechizos, alquimias, antídotos, magias… Algunos pensarán que solo es hogaza, barra, libreta, chusco, rosca, chapata, pita…

El camino brilla al sol y el calor se convierte en ardor terrero. Zucaina fin de trayecto, su nombre dice algo ya de su origen, avellanos, nogales, almendros, bancales escalonados que ganan terreno al monte, sujetados en muros de piedra, cantos duros y resistentes como la herencia de sus constructores.

Todo lo tutela la Peñagolosa, dulce nombre para un macizo que ubica el valle por el que nos introducimos camino de la zona del “Villar”.

Algo más de dos kilómetros y nos damos cuenta que nos hemos retirado del mundo, del que perjuramos, ruidos, polución, apretones, corrupción, pantomimas … susurros, silencios, cantos, aire, horizonte, cielo, estamos en el Molino del Villar, qué finas son las líneas divisorias. Es posible, sí ¿el qué? todo, ahora mismo desde acá, es posible, sí.

Resplandecen piedras sobre piedras con armazón de madera, arropadas en teja, masía, casa, hogar. Espacio civilizado en un entorno en el que se armoniza lo salvaje y lo sostenible, un lugar donde el tiempo siempre es presente, estamos en hoy. Energías limpias que cierran un círculo natural entre lo que se da y lo que se recoge.

Sí, se puede volar, aunque no seas pájaro.

Encuentro, conocer(se), pláticas, preguntas, réplicas.
Baguette, Llonguet, Bisarto, Alcachofa, Boba, Medianoche, Bodigo, Bola.

Horno moruno, crisol de tecnología, centro de gravedad de la efusión que ilumina el inicio haciendo curva hasta el finito de un proceso mitológico y ancestral.

Fuego, “torraeta”, catadas, mímicas con palabras, muecas confesadas, beber, compartir, repartir, develar, guiños cifrados, lenguajes de las cosas, comunicaciones mudas.

Media noche, hora mágica, inicio de aquelarre de brujas, masa madre, apertura, mezcolanza de energías y sabores, argamasa de líquidos y solidos, aire, oxígeno. Se catequiza el reposo salpicado de harina, el lienzo arropa y ahora: ¡silencio!

Firmamento en sesión de noche, planetario en pase único, inventario de sueños, eterna contabilidad de estrellas que no encuentra fin, como los planeos de murciélagos que complementan una cadena natural perfectamente ensamblada. ¡Hasta luego!

¡Buenos días! huele a tierra y el frescor de la mañana envuelve un precoz día de sol, imposible cazar nubes, ya canta la chicharra.
Bolla, Mollete, Bollo, Borona, Cabezón, Mona, Candeal, Coca.

Masa madre más que ayer.

Se inicia la alquimia, el maestro nigromante nos introduce en un mundo de destrezas y sentimientos, agua, harina, vuelta, agua, harina, amor, harina, aceite, pericia, vueltas, formas, reposo.
Y cuerpo, masa con cuerpo que esconde miles de formas y cortes caprichosos. La mezcla apresa forma, manos que aprietan y acarician a la vez, molde aceitado pleno, lienzo enharinado, y de nuevo ¡silencio! reposo, placidez.

Tiempo, pasos de una función sincronizada, pala y boca de fuego. Horno moruno, secretos a más de doscientos grados, moldeador de revestimiento, fijador de formas, invento eterno de transformación y desarrollo.

Tiempo, de nuevo el reloj, la pausa necesaria de un proceso de hacer.

Pan, soberanía de la tierra. Final de una amalgama de perfiles escultóricos, fruto de la más sencilla mezcla y el más altivo de los lenguajes del deseo: pan, asignación fraternal de todos los días, juego de libertad.

¡Magno! Ernesto, perito seductor de las mezclas.
Buen Pan con Buenas Energías: Molino del Villar. Gracias
Opilla, Colón, Cuernos, Fabiola, Pistola, Gallofa, Hornazo, Pa de Pages, Lechuguino, Quemado, Trenza…

– Mucho más que buen pan y buenas energías
– En cursiva, diversos nombres de panes, del Glosario del pan

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