Carta de la Afrocolombianidad
Por Piedad Córdoba Ruíz. LQsomos.
La reparación histórica debe traducirse en otorgarle al pueblo afrocolombiano, negro, raizal y palenquero un verdadero poder económico, político, social, cultural, espiritual de reconocimiento de sus cultos de matriz africana, desde la autonomía y por el derecho a la autodeterminación…
Bogotá, 21 de Mayo de 2022.
CARTA ABIERTA
GUSTAVO PETRO URREGO.
Candidato Presidencial Pacto Histórico.
FRANCIA MÁRQUEZ MINA
Candidata Vicepresidencial.
Fraternal saludo.
En medio de la conmemoración del día de la Afrocolombianidad, que celebramos las luchas cimarronas de los pueblos negros, palenqueros y raizales, quiero expresar algunas ideas programáticas para el nuevo gobierno que ustedes encabezarán y líneas centrales de la agenda legislativa del Pacto Histórico.
Existen épocas en la historia humana en que hay profundas corrientes de cambio que circulan durante años en el subsuelo y suben de pronto a la superficie, turbulentas e insistentes: este es el caso del levantamiento popular que desde hace un año no cesa y que se volverá a expresar en las urnas el 29 de Mayo. La victoria del 29 no será sólo la victoria de un hombre y de una mujer, es la victoria de un pueblo, es la victoria de una vasta conjunción de fuerzas sociales y políticas agrupadas en torno a un programa de profundas transformaciones sociales y económicas.
Dentro de esas fuerzas sociales el pueblo afrocolombiano está presente y es preciso cumplir con las diversas deudas históricas con él, una vez se llegue al gobierno. Pero no detenerse allí solo cubriendo reparaciones históricas: se debe avanzar en el camino de la conquista de la dignidad como pueblo, de la parte de poder que le pertenece al pueblo afro y que nunca ha sido reconocida, como parte esencial de la nación colombiana.
La principal tarea estratégica del nuevo gobierno para la reivindicación del pueblo afro será contribuir a reconocer el poder negro que está en la razón y en la fuerza de sus derechos. Desde el nuevo gobierno popular, desde el parlamento con el Pacto Histórico, que legislará para el pueblo y desde el mismo pueblo afrocolombiano, se debe avanzar en la construcción del poder negro como poder social, poder económico, poder político, poder territorial y espiritual.
La agenda mínima de gobierno debe plantear los siguientes ejes programáticos para el pueblo afro:
1. Los derechos étnicos y el bienestar social deben tener como prioridad el bienestar material y el buen vivir de nuestras comunidades. Para ello es válido la declaración de la Emergencia Económica para un implementar en los primeros 100 días de gobierno de un Plan Social de choque contra la pobreza, dónde deben incluirse programas especiales de priorización para territorios y comunidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras. Urge la reconstrucción de la economía en los territorios, la activación y reactivación del aparato productivo y la creación de nuevas fuentes de trabajo para aliviar la pesada carga del desempleo y la pobreza. Se hace impostergable una transformación real, socioeconómica, profunda y estructural en los territorios ancestrales y urbanos, a través de los cambios fundamentales y de nuevas leyes étnicas, que incluyen el desarrollo de la Ley 70 de 1993. Como autora y ponente de esta norma, considero urgente su actualización y reglamentación.
2. La paz como derecho fundamental en los territorios étnicos; necesitamos detener el genocidio étnico y el etnocidio o muerte sistemática contra nuestro pueblo. El pueblo afrocolombiano no sufre una crisis humanitaria sino es víctima de un crimen de lesa humanidad, traducido en desplazamiento, masacres, emplazamientos, racismo institucional, muerte cultural, asesinato de nuestros líderes sociales, prácticas sistemáticas de violación de derechos, ancladas en la mentalidad esclavista de las élites colombianas y el olvido histórico. Por ello, la urgencia de avanzar en la implementación del Acuerdo de Paz, en especial su capítulo étnico, como política base para la defensa y protección de los territorios y la vida, y la consolidación de políticas, planes y proyectos orientados hacia la construcción de paz desde las familias, las escuelas, las instituciones, las organizaciones. El nuevo gobierno debe ofrecer garantías y promover las guardias cimarronas para la protección de las comunidades, al tiempo que se avanza en la política de Paz Integral, a la que ya me referí en mi pasada misiva.
3. Defensa y respeto de los derechos ambientales y los territorios ancestrales, pues históricamente las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras han estado asentadas sobre grandes riquezas naturales, siendo la tierra, el agua, los manglares, la esencia de su identidad, su cultura y prácticas tradicionales; las mismas que han sufrido impactos negativos por la presencia de multinacionales o empresas minero energéticas, explotando los recursos de manera indiscriminada y desplazando a las comunidades de sus territorios. Respeto pleno a la consulta previa y reconocimiento de los derechos de la naturaleza como lo propone nuestro programa.
4. La reparación del pueblo negro, como consecuencia de la esclavización antigua y moderna, el racismo estructural y la guerra adelantada en sus territorios. La reparación histórica debe traducirse en otorgarle al pueblo afrocolombiano, negro, raizal y palenquero un verdadero poder económico, político, social, cultural, espiritual de reconocimiento de sus cultos de matriz africana, desde la autonomía y por el derecho a la autodeterminación consagrada en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo-OIT, dándole el poder y la autonomía suficientes para participar en las decisiones que les afectan, como pueblo étnico dentro de la nación colombiana. Es hora de evaluar curules de reparación efectiva en el Senado de la República y medidas de inclusión étnicas en las reformas políticas para garantizar su representación efectiva.
4. Para las regiones Pacífico y Caribe que incluye la zona insular que integra las islas San Andrés, Providencia y Santa Catalina, debe legislarse en pro del derecho de un código oceánico, que estas sean de verdad regiones con Autonomía Administrativa, gobernadas por la misma población y no por los poderes tradicionales, gobernada por el pueblo afro con participación de sus organizaciones sociales y reconocimiento de las organizaciones afrourbanas, con Autonomía como expresión del poder negro que parte de su cosmovisión del mundo, del etnodesarrollo, de la tierra, el mar, la bioeconomía y riquezas, con sus universidades y desarrollo tecnológico, como territorios de diferencia y del derecho al autogobierno, con y para el pueblo negro con planes de vida para vivir sabroso. Así mismo contribuir al cumplimiento de las reivindicaciones reconocidas por parte del Gobierno Nacional en los paros cívicos de los pueblos del pacífico, Chocó, Nariño y Buenaventura, que se expresan en los diferentes compromisos firmados, así como las presentadas por el pueblo colombiano en el paro nacional del 28 de abril del 2021. Presidente Petro: Ud propuso la creación del departamento del Pacífico. Trabajemos en esta iniciativa, así como crear las figuras de comunidades autónomas regionales para nuestra población negra de las costas, desarrollando una deuda con el nuevo ordenamiento territorial postergada desde la Constitución de 1991.
5. Garantizar a la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera el derecho al acceso a una educación inclusiva, contextualizada y de calidad en los niveles inicial, básica, media y superior. Programa de Admisión Especial en la educación superior pública. Proscripción de los símbolos racistas y esclavistas en universidades, monumentos y espacios culturales. Lo anterior, requiere del diseño e implementación de una política educativa con destinación presupuestal, que permita entre otros aspectos: el fortalecimiento del Fondo de Comunidades negras del ICETEX, y la realización tanto de procesos etnoeducativos, la real implementación de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos en el Sistema Educativo Nacional y un currículo bilingüe para el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
6. Hacer realidad una política que retome los principios de la Declaración de la ONU sobre el Decenio de los Afrodescendientes: Reconocimiento, Justicia y Desarrollo para nuestro pueblo en todas las regiones y ciudades, contra todas las formas de racismo social, institucional, mediático e histórico, mediante un Plan Estratégico Decenal afrocolombiano, con recursos propios en territorios ancestrales, comunidades de la costa Caribe e Insular, Chocó, Valle, Nariño, Cauca, así como en las ciudades de Colombia, impulsando el cumplimiento del capítulo étnico de los Acuerdos de Paz de la Habana y en especial, “En materia de Reforma Rural Integral se garantizarán la perspectiva étnica y cultural, las condiciones jurídicas vigentes de la propiedad colectiva, los mecanismos para la protección y seguridad jurídica de las tierras y territorios ocupados o poseídos ancestralmente y/o tradicionalmente. Se observarán también la integralidad de la territorialidad y sus dimensiones culturales y espirituales, la protección reforzada a los pueblos en riesgo de extinción y sus planes de salvaguardas. Acceso a tierras incluyendo el Fondo de Tierras. Se incluirán a los pueblos étnicos como beneficiarios de las diferentes medidas acordadas de acceso a tierras sin detrimento de los derechos adquiridos”.
7. Hacer ley muchas de las decisiones del Primer Congreso Nacional Afrocolombiano de Quibdó del 2013. Un plan nacional de lucha contra el racismo y la discriminación racial. Promoviendo pliegos del pueblo afro, ayudando a crear consejos comunitarios y palenques urbanos, movilización por un nuevo gobierno democrático como palanca de apoyo a la lucha por un poder real y autogobierno afrocolombiano.
8. La autodeterminación como pueblo se basa en la concepción étnico- territorial de autonomía y diferencia cultural, espacios vitales y de construcción alternativa de sociedad en el contexto regional y nacional, lo mismo en una aguda conciencia de la coyuntura planetaria, que vivimos con el cambio climático y destrucción acelerada de la biodiversidad, frente a la cual se imponen cambios radicales en el modelo de economía y desarrollo, que hacen vigente la resistencia cultural al mercado y a la economía capitalista. Reconocer de igual forma la interculturalidad existente al interior del mismo pueblo afrocolombiano y sus diversas expresiones.
9. Establecer, sobre la base de información estadística rigurosa, programas regionales, con inclusión de planes antidiscriminación racial, para promover el acceso de comunidades, grupos y personas que sean o puedan ser víctimas del racismo a los servicios sociales en educación, salud y vivienda. El Estado colombiano debe organizar y reforzar las actividades de capacitación y sensibilización con enfoque étnico antirracista, para los funcionarios públicos, incluido el personal que toma las decisiones económicas y de Planeación Nacional y el DANE, para que no se siga haciendo sobre nuestros pueblos planeación económica y social con enfoque racista, discriminador y de apartheid, incluido el personal de administración de justicia, penitenciarios y de policía, así como entre las autoridades de salud, enseñanza y migración.
Estas y muchos otros ejes articuladores de una política pública, que se dialoguen con el pueblo afro, debemos empezar a formularlos para darle cumplimiento a una urgente agenda del movimiento afrocolombiano y para el nuevo gobierno multiétnico y pluricultural del Pacto Histórico.
¡A paso de luchadores cimarrones cambiamos nuestra propia vida y la de Colombia!
Cordialmente,
Piedad Córdoba Ruiz
Senadora Electa Unión Patriótica
Pacto Histórico
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