Se fundó en la ciudad de su mismo nombre en 1967, aunque inicialmente se denominó “Chicago Transit Authority”, nombre que debieron recortar por problemas jurídicos con la autoridad de transporte público de la ciudad.
Chicago, capital (del rock) de los Estados Unidos en 1972
Si Blood, Sweat & Tears fue por definición la máxima expresión de lo que se podía considerar el concepto de la “big band” del jazz aplicada al rock y de hecho, la primera banda de jazz rock como tal definida en 1969, no estaban a comienzos de los 70 a la zaga como pioneros de ese novedoso jazz rock con elementos e importante influencia del emergente rock progresivo que ya estaban practicando The Moddy Blues y Pink Floyd, los Chicago. Aquellos Chicago Transit Authority de finales de los 60, luego simplemente Chicago, fueron sin duda los pioneros de toda una concepción del rock en América que sin llegar a ser mayoritaria al mismo nivel que llegaron a serlo otras tendencias en los 70 – country rock, disco music, heavy metal, etc.- sin duda lograron un éxito que hace inevitable referirse a ellos en especial cuando hoy, 31 de julio, se cumplen 50 años de la recepción de su primer disco de oro en Estados Unidos en 1972 con este excelente álbum, “Chicago V”, tras haber sido editado tan solo tres semanas antes, el 10 de julio de ese mismo año de 1972.
Cuando se grabó este disco en el otoño de 1971, Chicago había editado tres exitosos álbumes de estudio de doble duración: “Chicago Transit Authority” en 1969, “Chicago II” en 1970 y “Chicago III” en 1971. El grupo también había realizado giras casi continuamente durante estos años, que dieron lugar a su cuarto lanzamiento, “Chicago At Carnegie Hall” a fines de 1971. Cuando en el verano de 1972 se lanzó este “Chicago V”, quizá lo primero que más llamó la atención fue el que fuera su primer álbum sencillo, no doble, como había sido su tónica hasta este momento.
“Chicago V” se grabó en los Columbia 52Nd Street Studios de Nueva York a lo largo del mes de septiembre de 1971 con el productor James William Guercio, quien hasta la fecha había producido cada uno de los álbumes de Chicago. Este sería el más exitoso hasta el momento, alcanzando la cima de las listas donde pasó un total de nueve semanas y logrando una sólida reputación como uno de los mejores álbumes de Chicago. A la hora de destacar algunos datos relevantes sobre este primer disco que cumple su medio siglo de vida celebrando que fue su primer disco nº1 en los USA el 31 de julio de 1972, señalar como dato significativo que su teclista Robert Lamm se destacó más que cualquier otro miembro de la banda en este álbum, componiendo ocho de las diez canciones de “Chicago V”.
Como sucede otras muchas veces, al escuchar este disco, esta auténtica masterpiece del rock progresivo más contemporáneo, se entiende a pesar de que haga tiempo que la sufrida aguja de nuestro tocadiscos – sí, asómbrense, jóvenes lectores, existió hace años un aparato que reproducía discos de vinilo y que todavía usamos llamado plato, gracias al cual disfrutamos en su día de maravillas como esta en toda su auténtica dimensión- no nos lleve al cien por cien a lo que fue la atmósfera que se pudo respirar en esa grabación, sí nos transporta a un tiempo, a una música, a un estilo que nos hace disfrutar de la música en un contexto diferente.
“A Hit by Varèse”, la primera pieza del álbum, comienza como un tributo al compositor franco-estadounidense Edgard Varèse, quien fue una gran influencia para Lamm, conocido por su anhelo por experimentar con la nueva tecnología musical a principios del siglo XX. Esta pista funciona con ese espíritu junto a una guitarra distorsionada de “forma libre” de Terry Kath en la introducción al lado de un ritmo de jazz acentuado por los detalles de metal y un saxofón genial liderado por Walter Parazaider algo más adelante. “All Is Well” sigue como una canción pop más estándar de lo que podríamos llamar “estilo ruptura” de Lamm, mientras que el trombonista James Pankow nos ofrece su única composición en este disco con “Now That You’ve Gone”, una originalísima pista iniciada por los envolventes tambores en la batería de Danny Seraphine y alcanzando una excelente mezcla de funk y soul dentro del ya diverso sonido de Chicago a comienzos de los 70.
Abriendo la “Cara B”, terminando el primer lado original está la suite de dos partes de Lamm, “Dialogue”, una maravilla musical jazz rock que siempre animo a escuchar, descubrir y disfrutar. En la parte I, la letra de la canción es un diálogo musical entre los cantantes principales Terry Kath y el bajista Peter Cetera, mientras que la parte II presenta un ritmo repetido junto con un coro cantado por varios miembros de la banda. Continuamos con “While the City Sleeps”, llena de tensión, muy densa, con un excelente trabajo de Kath en esta canción.
“Saturday in the Park” es una brillante celebración musical de un día de verano, para la que Lamm se inspiró en un paseo por el Central Park de Nueva York el 4 de julio de 1971 en el que vio a numerosos músicos, comerciantes y transeúntes en una atmósfera tan libre, lúdica y desinhibida que le sugirió múltiples ideas para hacer una canción como esta. El indeleble y envolvente piano junto al dúo vocal melódico de Lamm y Cetera ayudaron a impulsar esta canción al número 1 de la banda. Las dos siguientes pistas, el funk-rock “State of the Union” y el genial “Goodbye” con influencia latina, presentan a Cetera como vocalista principal en solitario, algo que haría con mucha más regularidad en años posteriores. El álbum concluye con la sombría “Alma Mater” de Kath, una pista impulsada por piano y guitarra acústica con unas preciosas y envolventes armonías que le dan una atmósfera góspel maravillosa.
A lo largo de la década de los 70, Chicago continuó lanzando álbumes llenos de éxito enumerados por números romanos – “Chicago VI” en 1973, “Chicago VII” en 1974, etc.- y finalmente se convirtió en el grupo de gran éxito de la década en las listas de éxitos estadounidenses según la revista Billboard. Ahora bien, si me piden que recomiende o sugiera algún álbum de Chicago, creo sinceramente que la esencia musical más genuina de este singular grupo dentro de la historia del rock americano, se encierra en este álbum que pienso que justificadamente llegó a lo más alto de las listas de éxito en América en un año en el que entre otros, pugnaban por lograr ese galardón “Exile On Main Street” de los Rolling Stones, “Harvest” de Neil Young, “Thick As A Brick” de Jethro Tull o “Machine Head” de Deep Purple. Supongo que les vale como orientación ¿no?.
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