Chrome Dreams: El disco perdido de Neil Young

Chrome Dreams: El disco perdido de Neil Young

Por Mariano Muniesa.

“El lanzamiento de este proyecto, en este verano de 2023 tal como está cobrando vida ahora, es exactamente como Neil Young lo percibe y tiene una sensación de monumentalidad al respecto que transmite un lugar en la historia…”

El pirata arría la bandera de la calavera y las tibias

Si existe en la historia del rock más clásico un artista con la salvedad quizá de Led Zeppelin, los Rolling Stones, Bob Dylan y tal vez Bruce Springsteen, sobre el que exista una cantidad mayor de discos “bootlegs”, grabaciones legendarias, “outtakes” (descartes de grabaciones de álbumes de estudio oficiales) y discografía al margen de la oficial, ese artista es Neil Young.

Una vez más, esta afirmación se confirma al conocer la noticia de que finalmente el 11 de agosto se lanzará a través de Reprise Records, el que se considera uno de los tesoros ocultos más míticos y deseados de su bóveda, su álbum de 1977, ‘Chrome Dreams’, el LP mítico e interminablemente pirateado de 1977 con una docena de canciones que se convertirían en clásicos de Young grabadas entre 1974 y 1977.

La leyenda creada en torno a este disco es tal, que en 2007, al cumplirse el 30 aniversario de este extraño disco, Young lanzó una secuela a la que denominó ‘Chrome Dreams II’. Las 12 canciones que se encuentran en ‘Chrome Dreams’ probablemente les resulten familiares a los fanáticos de Young, ya que la mayoría se lanzaron más tarde en diferentes álbumes. Sin embargo, seis de las 12 pistas se presentan aquí en su forma original: la apertura “Pocahontas”, que luego apareció en ‘Rust Never Sleeps’, elimina las overdubs de ese álbum, mientras que pistas como “Sedan Delivery” y “Hold Back The Tears” presentan diferentes letras que las versiones que aparecerían en álbumes posteriores de Young.

Indudablemente, son versiones que ofrecerán pocas novedades a los seguidores experimentados de Neil Young, pero esta colección de 12 pistas se anuncia, y creo sinceramente tras escucharlas en más de una ocasión no como eslogan estratégico de marketing comercial como canciones que se presentan “exactamente como Young la percibió y tiene una sensación de monumentalidad que transmite un lugar en la historia”. Asimismo, hay dos pistas inéditas y cuatro pistas nunca antes lanzadas en vinilo, como alguna de las que hemos nombrado en el encabezado de este artículo.

Acerca de este lanzamiento, y retomando lo que comentaba al principio acerca del aura de leyenda maldita que Neil Young posee para sus fans, sin duda comparto con ellos que parte del encanto de Young y su continua e imperturbable credibilidad es que es un músico que se ha vuelto más inescrutable a medida que su cabello se vuelve gris y los años deterioran sus arterias, algo que sin duda contradice la trayectoria de la mayoría de sus compañeros del Salón de la Fama del Rock. Después de su coqueteo con la muerte en 2005, cualquiera podría haber esperado que el cantautor redujera la velocidad, o al menos que escribiera un montón de canciones sombrías sobre la mortalidad y la trascendencia; después de todo, este es el tipo que cantaba sobre envejecer cuando solo tenía 24 años.

Pero, en cambio, y en eso sí que se parece a Springsteen, los Stones o Bob Dylan, Young ha acelerado su ritmo de trabajo a medida que la arena del reloj se va consumiendo y se ha esforzado en cada oportunidad por sorprender no solamente a los fans, sino a la prensa musical, con la que – elemento común de muchos de los grandes de la música- su relación amor-odio siempre tuvo mucho más de lo segundo que de lo primero-, ‘Chrome Dreams II’ es menos consistente conceptualmente que lo que tal vez se podría esperar de él. Su similitud con su predecesor puede ser simplemente una cuestión de su enfoque disperso compartido. El disco vira desde el country al rock de garaje tipo ‘Rust Never Sleeps’. Esta variedad podría ser una distracción, si Young no fuera tan firmemente leal al sonido que le ha otorgado su personalidad y a los colaboradores de la banda que ha mantenido durante los últimos diez años, con solo su reciente afición por los coros con el objeto de distinguirlo de su trabajo anterior.

Es extraño entonces que la pieza central del álbum, el relato de 18 minutos “Ordinary People”, se haya grabado durante el notorio trastorno de identidad de Young en la década de 1980; es un vestigio de su coqueteo con el Rythm´n´Blues de 1988, ‘This Note’s For You’. Su objetivo es ser “The Weight” de The Band, y aunque no alcanza esas elevadas alturas, es un himno sólido de tributo a la clase trabajadora, a pesar de las referencias obsoletas a Lee Iacocca y al boxeo como un evento cultural supuestamente importante.

“El lanzamiento de este proyecto, en este verano de 2023 tal como está cobrando vida ahora, es exactamente como Neil Young lo percibe y tiene una sensación de monumentalidad al respecto que transmite un lugar en la historia”, han dicho diferentes portavoces de la compañía Reprise Records sobre el álbum. Al margen, o si se quiere al lado, este verano de 2023 y coincidiendo con la salida de este trabajo, Neil Young hará su tan esperado regreso a las giras con una serie de fechas en la costa oeste de los Estados Unidos en las que prometió descubrir e interpretar canciones que hace mucho tiempo se escaparon de sus set-lists habituales. El lanzamiento en vinilo de ‘Chrome Dreams’ es un LP de cuatro caras y los pedidos anticipados están en curso.

Entre lo mejor, al menos a mi juicio, de este ambicioso lanzamiento, los cortes más eléctricos, tanto el compacto “Spirit Road” como el intenso “No Hidden Path”, todavía están llenos de vitalidad, a pesar de que solo cuentan en su génesis con un tercio de Crazy Horse. Ninguno de los dos coincide con la furiosa belleza de “Like a Hurricane”, mientras que “Dirty Old Man” puede ser una pálida imitación de la estridente “Sedan Delivery”, pero aun así es emocionante escuchar a Young sacando a relucir su agresividad, dejando muy claro que en la furia no disminuida de su guitarra el tono cortó los grilletes de la edad. En el debe, quizá corresponda situar, con la excepción de “Ordinary People”, el resto de ‘Chrome Dreams II’ suena un poco tenue, particularmente “Beautiful Bluebird” y “Shining Light”, sorprendentemente demasiado sentimentales. El falso Motown de “The Believer” es algo mejor, pero recuerda un poco a “Are You Passionate?” de 2002, un incómodo punto bajo de Neil Young en el período tardío. Comparado con los clásicos acústicos crudos y solemnes – “Will To Love”, “Star of Bethlehem” – del ‘Chrome…’ original, dice hasta qué punto la capacidad de Neil Young para esculpir su material más tranquilo y convertirlo en algo inquietante en lugar de cursi se ha desvanecido con el tiempo.

Mientras tanto, y esto corrobora esa afirmación que hacíamos sobre la fecundidad de las ediciones discográficas de Neil Young, el 14 de julio se reeditará ‘Freedom’ de 1989, ‘Ragged Glory’ de 1990, ‘Weld’ de 1991 y ‘Arc’ de 1991 como parte de una nueva caja tipo box-set para coleccionistas magníficamente presentado y elaborado.

No se quejarán ¿eh?

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