Claro, Pablo González no es…

Por Carlos Hernández Martín “Pelikán”.

Una breve reflexión

Es evidente la diferente, digamos, sensibilidad del gobierno español ante situaciones que le permitan halagar un discutible “sentir popular”, tal como ha quedado de manifiesto con lo que rodea al caso protagonizado en Tailandia por una de esas inauditas “celebridades”, proveedoras de supuesto contenido informativo incluso a medios públicos, sin escrúpulo alguno para suministrar carnaza y morbo a la audiencia, generando tan evidentes como más que discutibles sentimientos de simpatía hacia el protagonista de un mero, bien que truculento, crimen pasional. Y, lamentablemente, parece que a nadie sorprende la movilización de recursos, inclusive diplomáticos, para aliviar la situación de un asesino confeso.

Evidentemente, Pablo González, periodista, antítesis de quienes cotidianamente prostituyen tan digna profesión, nada tiene que ver con esas “celebridades” tan útiles al aparato alienador. La comparación resulta obligada, vistas la inequidad y la obscenidad del sistema, bien apoyado en el cómplice silencio de tantos, especialmente comunicadores y políticos de oficio. Las buenas gentes, bien animadas desde los medios, salen a las calles expresando su sana y patriótica alegría… ¡España, España, España! Y, ¡ay! lo que siguió …

Pero, para Pablo González y todo lo que supone su dolorosa y vergonzosa realidad, solo se aprecia un clamoroso e inicuo silencio. Habrá que tener memoria, máxime ante lo que se nos echa encima.

¿Dónde están las garantías de DERECHO de un estado europeo?
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