Cristina de Borbón y su ética impúdica
La presunción de inocencia es un concepto jurídico, y como tal corresponde su aplicación al ámbito jurídico. Como figura jurídica-penal, la presunción de inocencia no es lo mismo que como concepto ético-social.
Los medios de comunicación han aportado documentos pertenecientes al sumario instruido por el juez instructor referidos al caso Palma Arena, en cuya pieza separada denominada operación Babel se implica a Iñaki Urdangarin que, y en los que se demuestra fehacientemente que este se ha beneficiado de la percepción de grandes sumas de dinero provenientes de administraciones públicas, a las que les fueron ofrecidos servicios sobrevalorados o incluso ficticios de parte de las empresas de su propiedad.
Los contratos que estas administraciones públicas concedieron a las empresas de Urdangarin le fueron concedidos a este sin la intermediación de un concurso público , sino por la mera intermediación del esposo de la Infanta Cristina, que fue considerada por las administraciones públicas implicadas garantía suficiente para la concesión de los contratos, algunos de ellos para prestar servicios que nunca llegaron a materializarse.
Lo que queda en evidencia de todas estas informaciones es que Urdangarin tejió con su socio Diego Torres una red de tráfico de influencias que amparándose en la corrupción institucional implementó una dinámica de expoliación de fondos públicos que entre otros beneficiarios han tenido como favorecidos al propio Urdangarin y a su esposa la Infanta Cristina.
Urdangarin sigue teniendo la presunción de inocencia, entendida esta como precepto jurídico-penal, pero esto no puede ser utilizado como excusa para justificar socialmente una conspiración de silencio masiva en la que se impliquen medios de comunicación, comunicadores sociales, políticos o sindicales, y opinión pública en general. Todo ello teniendo en cuenta los signos nítidos de probables prácticas corruptas que se muestran como imputables a miembros del entorno de la familia real española.
Dar información sobre estas prácticas y expresar sentimientos de impotencia y asqueo debido a ellas hacia Urdangarin u otros miembros de la familia real no ponen en duda la presunción de inocencia de Iñaki Urdangarin como imputado en el caso Palma Arena, lo que ponen en duda es su inocencia como actor social al evidenciar su falta de ética cuando se aprovecha de su pertenencia a la familia real para enriquecerse expoliando los fondos públicos.
El mismo Urdangarin ha declarado ante el juez instructor que el rey le conminó a dejar de hacer negocios con su socio Diego Torres, negocios con administraciones públicas y a largo plazo según dijo, después de que apareciesen en prensa noticias que empezaban a poner en duda la legalidad de sus negocios con Diego Torres.
La Casade Su Majestad el Rey actúo entonces al impulso de informaciones mediáticas, según el relato testifical de Urdangarin.
¿Qué valor tiene la persona de Urdangarin para que por si mismo las comunidades autónomas de Baleares o Valencia le hayan concedido contratos por valor de millones de euros sin la intermediación de concursos públicos?..
Es evidente que ninguno… pues su “valor” reside exclusivamente en su condición de cónyuge de la Infante Cristina.
A raíz de la conminación de la Casa de Su Majestad el Rey a Urdangarin en el año 2006 para que cesase su relación empresarial con Diego Torres, fue este compensado con la concesión de un alto cargo en Telefónica que le reportó desde entonces un salario millonario.
¿Cómo se hace compatible qué la Casa de Su Majestad el Rey conminase a Urdangarin a dejar unos negocios que entendía como ilícitos, y como compensación le premiase con un alto cargo y un sueldo millonario en una empresa multinacional?
La opacidad informativa favorece las dinámicas corruptas. La ciudadanía tiene derecho a estar informada sobre todo lo que afecta a la familia real, y a lo que no hay derecho es precisamente a que se mantenga a la familia real en una burbuja de irrealidad e impunidad que coloca a las personas pertenecientes a esta como seres por encima del bien y del mal, de lo humano y de lo divino.
Cínicamente, Urdangarin ha utilizado una asociación sin ánimo de lucro, el instituto Nóos, para lucrarse impúdicamente explotando su condición de esposo de la Infanta Cristina.
Cristina ha sido actriz necesaria en toda esta ingeniería de enriquecimiento ilícito, pues sin su concurso como hija real, la persona de Urdangarin no hubiera tenido peso alguno en el éxito de toda esta dinámica corrupta.
Cristina de Borbón ha demostrado tener una ética impúdica al aceptar pasivamente lucrarse con el dinero procedente de las prácticas empresariales ilícitas de su esposo.
Su actitud la hace partícipe de la corrupción que alimenta la injusticia social.