Cuando las putas tuvieron más dignidad que los milicos represores
Por Daniel Alberto Chiarenza*
Una historia que ocurrió en la Patagonia Argentina en 1922, luego que los soldados hicieran la represión más grande de trabajadores y peones rurales que tenga memoria la historia Argentina de la mano del coronel Varela
17 de febrero de 1922: en homenaje a las pupilas de “la Catalana”.
Gracias al Maestro Historiador Osvaldo Bayer.
En el marco de la “Patagonia Trágica”, según el escritor José María Borrero, anticipador de la “Patagonia Rebelde” [este no es el nombre del libro, sino el de la película –basada en el texto de Osvaldo Bayer “Los Vengadores de la Patagonia Trágica”- que dirigió Héctor Olivera]. Tomamos un criterio más bayeriano en el relato, y sin vulnerar las contemporáneas leyes kirchneristas defensoras de Ampliaciones de Derechos, como lo son la de “Trata de Personas” (2012) e “Identidad de Género” (2012), contamos esta historia.
En febrero de 1922, en San Julián, provincia de Santa Cruz, cuando ocurrían las grandes huelgas y las perversas represiones en la Patagonia –matanza que le costó la vida a unos mil quinientos peones y que acalló “preventivamente” toda intención de protesta posterior de los trabajadores de Estancias- un grupo de mujeres, pupilas (eufemismo por putas) del prostíbulo “La Catalana”, regenteado por Paulina Rovira, se negaron a “prestar servicios”, como se decía entonces, o “tener sexo por dinero” –como diríamos hoy- a los soldados que venían de reprimir y fusilar a trabajadores y peones rurales patagónicos que luchaban por mejores condiciones de trabajo y de vida cotidiana.
No solamente se negaron sino que también los enfrentaron. Fueron duramente reprimidas por la policía lugareña y luego encarceladas. Precisamente fue el 17 de febrero de 1922.
De los archivos policiales de aquella época, que el escritor e historiador Osvaldo Bayer rescató, pudimos conocer que esas dignas y valientes mujeres eran:
“… Ángela Fortunato, 31 años, argentina, modista, casada;
Maud Foster, inglesa, soltera, 31 años de edad, con diez años de residencia en el país;
Consuelo García, 29 años, argentina, soltera;
María Juliache, española, soltera, siete años de residencia en el país;
Amalia Rodríguez, 26 años, argentina, soltera, que fueron ‘detenidas por no querer atender a la tropa’…”.
El día que indica la efeméride, en plena efervescencia de las asambleas populares en la Ciudad de Buenos Aires (2002), se realizó en Parque Centenario, un homenaje a esas valientes y dignas mujeres del sur patagónico. El mismo fue organizado por la agrupación “Acá con nosotras”, constituido por “Puerta Abierta-Recreando” y “Mujeres Libres-Feministas Independientes”.
Durante el evento se distribuyó documentación preparada por las organizadoras, de la que aquí tomamos una parte representativa:
1922 – Las Únicas Dignas – 2002
17 de febrero
A ochenta años del episodio de San Julián, provincia de Santa Cruz, nos sentimos obligados a rescatar el gesto de mujeres como:
Consuelo García, Ángela Fortunato, Amalia Rodríguez, María Juliache y Maud Foster constantemente denigradas y hacer visible su heroísmo, protagonismo y dignidad. Ellas arriesgaron sus vidas, en la más absoluta soledad y “escracharon” a los soldados asesinos de obreros en la Patagonia.
“… Cumplida la carnicería (en referencia al asesinato de trabajadores rurales en la provincia de Santa Cruz), el paternal coronel Héctor Benigno Varela consideró pertinente, para solaz y esparcimiento de sus subordinados, enviarlos de visita a los prostíbulos de la zona. Paulina Rovira, encargada de la casa de tolerancia “La Catalana” en San Julián recibe el aviso. Pero, las cinco pupilas del establecimiento se le rebelan. [El suboficial y los conscriptos lo toman como un insulto, una ofensa para con los uniformes de la Patria. Además, la verdad es que andan alzados como perros insatisfechos. Conversan entre ellos y se animan. Todos, en patota, tratan de meterse en el lupanar] las mujeres esgrimen palos y escobas y al grito de: ‘¡Asesinos. Cabrones. No nos acostamos con asesinos!’ rechazan a los soldados. Van presas. Son las únicas voces de repudio en medio del silencio de la sociedad cómplice. Temiendo que el episodio se difundiera se las deja en libertad… total… era la opinión de cinco pobres mujeres…”
Extractado del libro “Los vengadores de la Patagonia trágica”, de Osvaldo Bayer.
La acción valiente, heroica y digna de estas mujeres ha sido silenciada por la historia oficial.
Con el título de “Las putas de San Julián”, Osvaldo Bayer estrenaría la obra el 16 de junio de 2013 en el Teatro Cervantes de Buenos Aires, Argentina.
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