Diálogos con el ELN: ¿Tendrá que decir algo El Vaticano?
Por Fabiola Calvo*
El Vaticano puede hacer un gran aporte a una necesaria paz total que apunte a un Estado social de derecho con la propuesta que hizo el presidente Gustavo Petro al papa Francisco. ¿Recordará Roma al emblemático cura Camilo Torres o a los tres sacerdotes españoles encabezados por Manuel Pérez que ingresaron al ELN? ¿A los grupos cristianos de base que tuvo esta organización? ¿La Teología de la Liberación que tiempo atrás influenció a un sector de la Iglesia Católica en Colombia?
La Teología de la Liberación con su grupo de clérigos apostaron por una transformación en Colombia.
La cercanía del ELN con la Iglesia Católica se remonta a la década de los 60, próximo a sus orígenes y el que haya estado al frente de la organización Manuel Pérez hasta su muerte, el que muchos otros sacerdotes españoles se sumaron en sus filas como Domingo Laín y José Antonio Jiménez, al igual que religiosas, dio un carácter diferente al grupo armado.
El año en el cual fue ordenado sacerdote Manuel Pérez en Roma por el papa Paulo VI, cae en combate Camilo Torres, quien se convertiría en la bandera para muchos religiosos y religiosas que deseaban juntar el marxismo y el evangelio.
Los tres sacerdotes no conocían el movimiento guerrillero en Colombia y poco les importaba a que organización sumarían sus convicciones de justicia: querían engrosar las filas de la sigla donde hubiese estado el ya legendario Camilo, el cura guerrillero.
Los aires de cambio se dan a nivel mundial. El Concilio Vaticano II impulsa reformas y en la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano surgen las Comunidades Eclesiales de Base, de las que en Colombia un buen número apoyaron o sumaron a las filas del ELN.
En ese momento de euforia para los revolucionarios en el marco de la Guerra Fría, llegó la propuesta de un sector del catolicismo, la Teología de la Liberación, el grupo Golconda con su grupo de clérigos que apostaron por una transformación en Colombia.
Nacen otras organizaciones en el mundo y en Colombia, el movimiento sindical se fortalece, el feminismo se adentra en todos los espacios, los campesinos hacen marcha por la tierra en todo el país…Llegaron los 80 con nuevas propuestas, negociaciones y acuerdos con el gobierno.
De acuerdo a la línea de tiempo que realizó Luis Eduardo Celis en el epílogo del libro “Manuel Pérez, un cura español en la guerrilla colombiana” de Editorial Acracia, en 1991 el ELN dio a conocer la Declaración de Caracas; en febrero de 1998, la Declaración de Viana, España; y el 15 de julio, el Acuerdo de Puerta del Cielo, luego y hasta hoy una serie de acercamientos con los gobiernos de turno hasta el proceso en el que hoy se encuentra.
Desde el preacuerdo del Palacio de Viana, la organización ha enfatizado que “Conscientes de que la solución político social armado de Colombia requiere de un proceso amplio de diálogo que involucre a todos los sectores de la sociedad colombiana para fundamentar las transformaciones del país y de sus instituciones encaminadas a alcanzar la paz con democracia y justicia social…”.
¿Tendrá que decir algo El Vaticano?
Por este Estado como en todos, han pasado personajes con convicciones políticas que se acercan a uno u otro pensamiento. En Colombia, la cúpula de la institución religiosa estuvo por décadas al lado de una rancia oligarquía que desencadenó La Violencia en los 50 (nunca ha pedido perdón por los 300.000 muertos) y no tuvo voluntad política para resolver el naciente conflicto armado de ese entonces.
Los tiempos cambian, las personas cambian, las responsabilidades corresponden a otras personas y las políticas también (aunque nos sean cambios profundos), y esto ha pasado en El Vaticano. Los llamados a paz en el mundo por el actual papa son constantes y en Colombia han hecho acompañamiento a diferentes procesos. Esto es distinto a permitir una ronda de diálogo en la casa, en la sede. Se habían hecho conversaciones en países europeos, pero no en El Vaticano.
El ELN necesita dar respuestas frente al secuestro. No es posible que en medio de un proceso de negociación se siga pensando en esta práctica como una salida a su situación económica y, aunque a muchos les parezca una herejía, el gobierno también debe dar respuesta para el sostenimiento de unos combatientes que esperarán la orden no sólo para un alto al fuego sino el de un cese definitivo o un abandono de armas junto al qué hacer en la vida civil.
Bienvenida una ronda en El Vaticano, bienvenida la paz. Esta guerra hay que pararla.
* Doctora en Ciencias Políticas y Sociología, periodista, poeta, escritora de la Red Colombiana Periodistas Visión de Género.
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