Dime con quién andas y te diré quién eres
Por Simone Vögele. LQSomos.
Hace un año que Alemania y los gobiernos de la UE decidieron ser amigos (muy amigos) de un país anteriormente poco conocido que se llama Ucrania y de su presidente, Wolodymyr Zelensky.
Con el pretexto de “defender los valores occidentales” y rechazar la “injustificable ofensiva-ocupación rusa” de un país supuestamente democrático y supuestamente pacífico, esos gobiernos adiestraron a sus poblaciones en la “urgente defensa de Europa por todos los medios” y alimentaron una propaganda rusófoba que ponía en el punto de mira a Putin y la oligarquía rusa, silenciando cualquier reflexión matizada sobre las causas del conflicto y su larga historia y también sobre “las oligarquías” tan consolidadas desde hace siglos en occidente y que parecen un invento exclusivamente pos soviético.
Se estableció así esa amistad con Ucrania y su régimen por gobiernos de la UE que obviaron la defensa del bienestar de las poblaciones que les habían elegido, que tampoco midieron las consecuencias de la creciente crisis energética y alimentaria, la intensa inflación y el derroche en gastos armamentistas dado el incremento de presupuestos de defensa en toda la UE, un incremento en evidente beneficio de la OTAN y la industria armamentista estadounidense y en perjuicio de las poblaciones.
¿Todo eso para qué y para quién?
Para mí es claro:
– Para defender una Ucrania gobernada por neonazis, un gobierno que desde 2014 aterroriza a la etnia rusa, prohibiendo el uso de su lengua materna y bombardeando durante 8 años la región del Donbass, una parte de su propio país -Ucrania- hasta los recientes referéndums de independencia.
– Para hacer olvidar que defienden el país más corrupto de Europa y un gobierno que además de no cumplir sus promesas electorales, se afana en la destrucción sistemática de sus bienes culturales “de origen ruso” (incluída la iglesia ortodoxa rusa calificada como espía de Putin).
– Para ocultar que occidente defiende una dictadura que ha prohibido todos los partidos de oposición y que amenaza de muerte a sus personalidades más representativas, además de eliminar todo medio de comunicación disidente y asesinar a periodistas que investigan al margen de “la dirección obligatoria oficial”.
– Para justificar la instalación en Ucrania de más de medio centenar de biolaboratorios estadounidenses que se camuflaron como farmacéuticos y se defendieron como “ofertas de trabajo a investigadores ucranianos” para evitar su emigración… cuando eran simplemente laboratorios de producción de armas químicas y biológicas que no era ilícito establecer en EEUU.
– Para hacer olvidar la nefasta tradición de Ucrania en la trata de seres humanos y el tráfico de órganos… borradas de la historia del país por los nuevos intereses y la función estratégica de Ucrania en la política expansionista de EEUU (de la que la UE espera recoger algunas migajas).
– Para defender a un siervo como Zelensky, que ganó la presidencia con inmenso apoyo del gran oligarca Íhor Valériyovich Kolomoïsky, con quien compartió puesto en los Papeles de Pandora. Hoy no se habla de ninguno de los dos ni de su trayectoria mafiosa, porque son hombres funcionales a la lucha estadounidense por la hegemonía mundial mediante el acoso a Rusia y la expansión de la OTAN y su complejo militar industrial. Todo esto es un paso en la batalla por eliminar a China como gran competidor y sobre ello hay muchos estudios solventes.
– Para ocultar que Zelensky dio entrada en su aparato de estado a las diversas facciones del nazismo ucraniano, (las que celebran sin ninguna vergüenza al líder nazi-ucraniano S. Bandera) y que exportan a representantes de Azov a la reciente gira política por EEUU, siendo acogidos por políticos demócratas y republicanos, dando mítines y vendiendo emblemas de Azov propagados como “todos somos Azov” y otras barbaridades.
– Para ocultar que Zelensky además de títere es un estafador fiscal, corrupto, cocainómano, que gusta disfrazarse de guerrillero del capitalismo en sus presencias virtuales o presenciales ante los parlamentos de occidente, un hombre que preside un gobierno que emplea las donaciones económicas occidentes para “invertirlas” en la fraudulenta bolsa de criptomonedas FTX y otras y perder lo que no se queda entre las manos de él y sus afines, además de enmascarar el tráfico de armas recibidas para simplemente “hacer dinero”.
– Para “embellecer” la imagen de un sinvergüenza útil, que sacrifica a las gentes de su país en un combate inútil para su pueblo, pero útil para quienes mueven los hilos y que no duda en alentar la guerra atómica mintiendo, como cuando declaró que los cohetes que estallaron en Polonia eran rusos…hasta que se demostró lo contrario y el propio amo estadounidense, desmintió la noticia y la convocatoria a la guerra inmediata contra Rusia que exigía “el actor”.
– Para rentabilizar la venta de Ucrania a la agroindustria, sobre la que plataformas como loquesomos y sinpermiso, han publicado interesantes artículos. De modo que ya es imposible hablar de Ucrania sin acotar quienes son los auténticos dueños del suelo y sus riquezas, como es imposible hablar de economía ucraniana cuando el gigantesco fondo de inversiones BlackRocK ya ha sido incrustado en su Ministerio de Economía “para activarlo”. Un país adiestrado y oprimido, apto para que EXPERIMENTE el Foro Económico Mundial.
Las provocaciones se olvidan porque pronto desaparecen de los grandes medios (Bucha, Marioúpol, Donbass, bombardeos de colegios y hospitales, misiles con inscripciones en ruso de textos como “esto para vuestros niños” …).
Nunca las democracias occidentales habían enmascarado tanta falsificación. Nunca la persecución de opiniones contrarias había sido tan brutal como hoy en estas democracias (que ya no lo son) aunque fueron habituales en los regímenes fascistas.
Con estas políticas de encubrimiento, falsificación y apropiación militar y fiscal de recursos, todo el occidente está ucranianizándose y en primera línea la llamada aún cuna de la democracia, la Europa de la UE. Porque las sociedades europeas se están fragmentando, se hunden en la insolidaridad y mentira, en el lavado masivo de cerebros y la persecución de la libertad de pensamiento y de organización. En definitiva, las democracias están degenerando en formas políticas militaristas, autoritarias y fascistizantes.
Frenar esa deriva exige que la izquierda radical internacional, abandone las luchas de pequeñas trincheras, su fragmentación y su apego al debate considerado “intelectual” pero desenfocado respecto a los auténticos objetivos prioritarios en este momento.
Como decían Rosa Luxemburg y sus camaradas: Sozialismus oder Barbarei y es momento de evitar un mayor deslizamiento hacia una barbarie que destruirá lo más valioso de las conquistas humanas. Hay que intensificar la acción, porque hay que defender la vida en un planeta justo y en paz.
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Todas sabemos los motivos y de la podredumbre europea, pero lo que paraliza y crea impotencia es el gran silencio, ante la amenaza del castigo por decir la verdad. La prensa, el periodismo hacen de policía política. ¡El suicidio europeo!!!