Dina Boluarte apuesta por la intimidación
Por Tomás F. Ruiz.
La estrategia de aplastar las garantías democráticas del Perú con la ayuda de EEUU no cuenta con que, en la actualidad, las condiciones geopolíticas son muy diferentes de las que había en el siglo pasado
Perú: con el apoyo militar de EEUU
Ante la multitudinaria movilización que el pueblo peruano viene desarrollando desde que su presidente electo, Pedro Castillo, fue encarcelado, Dina Boluarte ha pedido ayuda a EEUU para reprimir las insurrecciones populares. Sin pensarlo un momento, el ejecutivo de Biden se ha comprometido a enviar militares de alto rango a Perú (marines y fuerzas especiales) con el propósito de entrenar a policías y miembros de las Fuerzas Armadas peruanas en técnicas de represión y tortura.
La ayuda militar se encuadra dentro de la estrategia de intimidación que Dina Boluarte viene practicando contra la población insumisa desde su ilegítima imposición como presidenta del Perú. El criminal objetivo de la cooperación militar con Estados Unidos no es otro que aplicar técnicas de represión para la desarticulación de los grupos de resistencia que actúan contra el régimen dictatorial impuesto. Deteniendo, torturando y asesinando a manifestantes y lideres políticos de la oposición, Dina Boluarte intenta consolidar su criminal e ilegítima dictadura. La intervención militar de Estados Unidos en el Perú no tendría otro objetivo que recrear la misma atmosfera de terror que instauraron en el Chile de Allende o en la Argentina de la Junta militar.
La respuesta más inmediata ha venido del Partido Comunista Peruano, que ha calificado la intervención estadounidense como una “afrenta a la soberanía nacional” y ha denunciado que esta intervención tiene como objetivo “masacrar a nuestros compatriotas frente al dolor de decenas de familias que lamentan sus pérdidas”. Las manifestaciones en las calles de Perú contra la intervención extranjera no se han hecho esperar. Todas las organizaciones revolucionarias y antiimperialistas de Perú se han agrupado para presentar un frente común a esta estrategia de intimidación.
Se espera igualmente una rápida movilización contra la presencia militar extranjera de los grupos armados revolucionarios que aún operan en las inaccesibles regiones andinas y en la selva peruana.
La petición de ayuda militar a Estados Unidos por parte de Dina Boluarte también ha sido duramente criticada por todos los países vecinos de Perú (Colombia y Venezuela principalmente) que han rechazado de forma tajante cualquier intervención extranjera de apoyo al ilegítimo y criminal régimen impuesto en Perú contra la voluntad popular expresada en las urnas. Una situación de injerencia extranjera tan pretenciosa como la que pretende llevar a cabo Dina Boluarte, ha galvanizado a todos los países del cono sur que cuentan en la actualidad con gobiernos de izquierdas.
Sus mandatarios han dejado bien claro que no están dispuestos a permitir que Norteamérica se convierta en un sanguinario cómplice de la grave situación de violación de derechos humanos que se da en el Perú; violación que ha sido denunciada incluso por la misma ONU, tan sumisa hasta ahora ante los criminales métodos de injerencia practicados por EEUU en el cono sudamericano. Varios mandatarios latinoamericanos se han comprometido a prestar ayuda a sus vecinos andinos si Estados Unidos interviene en el Perú a favor de la ilegítima Dina Boluarte.
La estrategia de aplastar las garantías democráticas del Perú con la ayuda de EEUU no cuenta con que, en la actualidad, las condiciones geopolíticas son muy diferentes de las que había en el siglo pasado. Hoy en día, una intervención militar norteamericana en Perú sería rechazada por todos los foros e instituciones internacionales y traería consigo una contundente oposición, tanto de la mayor parte del pueblo peruano como de los países limítrofes. El gobierno de Dina Boluarte quedaría aún más aislado internacionalmente de lo que ya lo está y sólo contaría con el apoyo criminal y la abyecta complicidad de Estados Unidos.
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