Efimeriada
A pesar de todo lo conquistado, seguimos siendo relativos. Cada día fenecemos exactamente un día. Sin embargo, la constatación del tópico fundamental no debería impedir la intensidad de la existencia. Correr desbocados en el hipódromo previsto es calzarle las herraduras al error de lo inmutable. No es imprescindible correr tascando banalidades. Hay que aprender a andar antes de galopar. Apresurarse a conjurar el pánico a nuestra levedad no es la mejor ni más intensa manera de vivir en el interior de los calendarios.