El artista social, influyente e Investigador
Desde los comienzos de la vida, el hombre se caracteriza por esa búsqueda de auto-conocimiento, vivir rodeados de inquietudes y ambicionar el progreso. Y precisamente la primera válvula de escape utilizada para manifestar estas inquietudes fue el arte -aunque en su momento no fuera considerado como tal-. De tal modo que aquel primer arte, para empezar, nos abría las puertas del entendimiento de aquella época y nos mostraba igualmente el perfil del hombre de entonces. Así como ejercía de referente para apreciar la evolución de la expresión artística ligada a la conciencia humana.
Por ejemplo las cuevas de Altamira en España (1), nos muestran que el ser humano desarrolló una predilección por la naturaleza y una habilidad destacada en representar las formas animales en sus momentos tempranos de desarrollo conocidos como la prehistoria. Está claro que la naturaleza cíclica de la vida, nos demuestra generación a generación el comportamiento del ser humano y la relatividad de los hechos. Donde hoy un artista puede ser ignorado y mañana representar un icono histórico. Ya encontramos ejemplos de artistas que vivieron una marginación o rechazo en su propia época. Pasaron relativamente desapercibidos en su momento de vida.
En cambio, tiempo después de su muerte, los tenemos subrayados como genios. Vincent Van Gogh (Paises Bajos 1853-1980), verdaderamente pedía una suma minúscula por sus cuadros durante su vida por su escasa demanda y curiosamente, hoy en día valen millones, e incluso pertenece a la lista de los artistas modernos más caros de nuestro tiempo. Por lo tanto hablamos de una dinámica social en cuanto al arte y al artista, donde en un primer momento es incomprendido, ignorado o incluso atacado, para más adelante convertirse en referente del progreso, la innovación y la fama. Podemos decir entonces, que el artista va por delante de su tiempo, y si es así ¿siempre estará cuestionado y apartado en su época? ¿Viviremos continuamente con una mirada puesta en el pasado y ciegos ante lo actual? En realidad quizá todo dependa del valor social y el impulso educativo en relación al arte de la sociedad.
Aquí nos interesa poner de relieve que los artistas nunca por norma general han sido considerados ni respaldados por ser ellos mismos. Es con el paso del tiempo, cuando tras la evolución se ha entendido su discurso y/o sus aportaciones artísticas cuando ya se les ha puesto en lo más alto. Tras todo el bagaje que tenemos ¿por qué aún en la actualidad el artista da sus primeros pasos solo? ¿Por qué seguimos esperando a que sea famoso? No existe un interés en respaldar los comienzos de estos artistas. Porque ¿es el arte el que construye nuestra época o la época la que define nuestro arte? Existe en la actualidad un gran debate entre un artista que tiene la obligación de ser político-social y aquel que trabaja de dentro para fuera, es decir, paralelamente a la novedad o los acontecimientos que investiga en inquietudes humanas, artísticas, estéticas, etc. Pero en realidad ¿se debe plantear cual es la opción correcta cuando ambos están aportando a la sociedad y a la historia de arte? Cuando en realidad ambos desarrollan un trabajo de investigación.
Si consideramos investigación como un acto de carácter científico, el artista siempre queda fuera de esta concepción y por extensión el arte queda valorado como algo subjetivo y aleatorio. Pero en realidad, aunque estas cualidades les puedan pertenecer, un artista también lleva a cabo un trabajo científico, teórico y concreto. Estamos de acuerdo en que el principal objetivo del investigador es indagar y ampliar el conocimiento de lo real, a través del conocimiento de las leyes que rigen la realidad. Para llegar a estos resultados, el artista lo que construye es un nuevo simbolismo a través de su obra, no a modificar el ya existente. De tal manera que crea nuevos discursos, nuevas tendencias y nuevas culturas, además de establecer una metodología –concreta- durante la trayectoria. La intención artística ambiciona y encuentra una nueva percepción de lo real. Así Nicole Evereart-Desmedt concluye: “El artista debe construir su propia red simbólica, y por eso tiene que deshacer, más o menos, el simbolismo preexistente” (2). Por lo tanto podemos afirmar, que el artista es más que un productor de iconos o un referente cultural, también es un creador de sistemas simbólicos -mediante el proceso de la creatividad artística- que se traduce a la sociedad en innovadores discursos y lenguajes hasta ahora no planteados. La investigación informa al arte; se crean modelos de adopción de disciplinas externas para aportar, formar y enriquecer a la propia investigación del arte. Por lo que podemos considerar el arte y la investigación cómo equivalentes; que tienen un valor similar. Provoca la posibilidad de una cierta independencia de asociación y por otra parte fomenta y posibilitan los cruces multidisciplinarios y tras-disciplinarios. Dificultades de adecuación entre disciplinas, pero aún así, enriquecedor.
La comprensión del arte consiste en:
1. Entender que es la experiencia del arte y que implica. Se necesita disciplina, conocimiento e implicación del sujeto. Recursividad subjetual.
2. En la elaboración artística surgen diferentes factores, como en ningún otro campo, que implican un grado de complejidad. Factores de lo real, lo imaginario, saberes, principios culturales, etc. Que la hacen más compleja pero mucho más interesante y singular.
3. Carácter adiscursivo; no tiene un carácter que busque entender, como si intentáramos entender la novena sinfonía. Funcionalidad integral; dicen que cuando algo no sirve para nada es arte, y lo que no sirve para nada es funcional. Paradoja de términos de poder, controlas más cuantos menos factores tienes sobre la mesa.
4. Carácter aductivo.
5. Carácter Locucional; tipo de elaboración preformativo, algo pasa simplemente por el hecho de formularse. Transforma un acto del decir en algo, en un acto en sí.
6. Carácter interdisciplinar; esta dimensión es la que hace que seamos tan deseados en elementos tan distintos, estamos en la frontera de todo. Y el arte es un fenómeno para-cultural.
En definitiva, la propuesta de que toda teoría artística que busque ayudar a artistas a desarrollar mejor su trabajo y proporcionarles la posibilidad de expresarse, por un medio considerado racional y científico, debería abarcar los conceptos aquí planteados. No se está proponiendo la necesidad de ofrecerle a la investigación artística una nueva metodología específica, que indirectamente –como hasta el momento- la mantenga apartada de los ámbitos considerados científicos y objetivos. Como conclusión podremos, afirmar que el arte no tiene que ser una ciencia, porque por sí solo puede construir su propia disciplina. Solamente debe abarcar una combinación del sistema de investigación normativa científica y de creación artística. Por supuesto, tal unión requiere el ajuste de ambos a estos procedimientos para mejorar el intercambio del conocimiento. Pero sería un primer paso para que el artista y la creación artística también fuera considerado y valorado en la vía científica, por extensión en la visión social del artista como profesional, investigador y referente cultural.
Notas:
(1) La cueva de Altamira, ubicada en la provincia de Santander contiene en una caverna de aproximadamente catorce metros una serie de pinturas prehistóricas que datan de 12.000 años a. C, siendo una de las pinturas rupestres mejor elaboradas que existen.
(2) La Comunicación artística; una interpretación Peirceana. ¿Qué hace una obra de arte? Un modelo peirceano de la creatividad artística (en línea). Nicole Everaert Desmedt. Bélgica: Facultad Universitaria de Saint-Louis, Bruselas, 2006. Signos en Rotación, Año III, n° 181, (n.d.). <www.unav.es> (Consulta: 19 febr. 2009).