Tal día como este pasado 28-F, hace 27 años tan sólo, si miramos el tiempo como un hilo continuo, era asesinado Olof Pälme, entonces primer ministro de Suecia. Olof era socialista como político, y como hombre no escondía su homosexualidad, pero tampoco la exhibía.
Como siempre en estos casos, el asesino fue un "loco incontrolado". Los "locos incontrolados" son un recurso muy socorrido para el fascismo y otras fuerzas retrógradas de la historia. Constituyen una herramienta muy oportuna y eficaz para los enemigos de la libertad.
Un loco sin control y con oportuna pistola en mano asesinó a John Lennon, los Kennedy, Martin Lüther King… y tantos otros.
A Olof Pälme le tenían en el punto de mira los "fácticos" porque era un activista desafiante por los derechos humanos. A la tenebrosa España de la noche franquista aterrizó hucha en mano mendigando limosna "por la libertad de los españoles". La santa cólera que se levantó en el régimen fue de órdago a la grande. Automáticamente asomaron sus belfos el victimismo vociferante y la consiguiente retórica patriotera. Un burro aburrimiento de siglos: la grandeza de España, Gibraltar español, somos los más machos, por el imperio hacia dios, España un destino en lo universal, la reserva espiritual de Occidente. No se cansan nunca ¿Qué hemos hecho para merecer esto?
Tal y como siempre y ahora mismo, la propaganda atacó con sus eternas obsesiones, en este caso obsexiones. La lástima es que ayer, como también hoy, haya quien se deje arrastrar por el enanismo de la mala baba de “cerrado y sacristía”… Por eso hubo más de un españolito y más de dos a los que no le pareció mal o les resultó indiferente entonces el asesinato de Pälme. Al fin y al cabo era maricón. Insultó a España. El se lo buscó.