El aumento del costo de los alimentos: una mirada hacia los próximos años

El aumento del costo de los alimentos: una mirada hacia los próximos años

Por Bertin Acosta*.

La alta inflación de los últimos años se puede comparar con la década de 1970, aunque era una economía muy diferente. Los bancos centrales subieron las tasas de interés en ambos períodos para contener la tasa general. A diferencia del pasado, la inflación de los alimentos no ha cedido esta vez. Este artículo abordará los motivos subyacentes

Existen varias razones por las cuales los precios de los alimentos muestran una mayor resistencia a la política monetaria en comparación con otros bienes y servicios. Los alimentos representan una necesidad básica; los consumidores los adquieren incluso cuando sus costos se elevan. Además, están sujetos a influencias provenientes de las políticas comerciales, las cadenas de suministro y, cada vez más, a los efectos del cambio climático y sus fenómenos extremos.

El conflicto entre Rusia y Ucrania generó una interrupción en las exportaciones de alimentos, lo cual a su vez provocó un aumento en los precios de fertilizantes, trigo, maíz y aceite de girasol a nivel global. Esto expuso la concentración existente en la producción de productos básicos, dado que ambos países son dos de los mayores exportadores mundiales de estos elementos. En la escala global, Brasil lidera la producción de café, soya, maíz, azúcar y aves de corral, todos con una tendencia al incremento en los próximos años, a costa de la Amazonia.

Por otro lado, en términos de demanda, China ha experimentado un crecimiento acelerado en la importación de productos agrícolas, posicionándose como uno de los principales importadores a nivel mundial. No obstante, los insumos químicos utilizados en el procesamiento de alimentos han experimentado una reducción en sus costos debido al aumento de su producción en China continental a lo largo del tiempo.

La utilización de los productos agrícolas en sector energético e industrial, como en la fabricación de aceites no comestibles, alcoholes y biodiesel aumenta rápidamente, lo cual presiona el precio de los granos y los aceites vegetales.

El efecto del clima en la economía ha sido escasamente considerado, más allá de las pérdidas que resultan de los desastres naturales. Hasta ahora, el comercio internacional ha servido para contrarrestar las malas cosechas y mitigar el impacto del clima en los precios.

Frente a fenómenos naturales como inundaciones o incendios forestales, el impacto económico tiende a ser local, generando pérdidas en el lugar donde se encuentran el ganado y los cultivos. Si la frecuencia e intensidad de estos eventos siguen aumentando, las importaciones no serán suficientes para enfrentar estas dificultades.

Las sequías prolongadas, como la que comenzó en 2017 y se acentuó con fenómenos de gran envergadura como El Niño, provocan sequías generalizadas que afectan múltiples regiones y países. Estas reducen la disponibilidad de agua para riego y consumo humano, teniendo un impacto directo en cultivos y ganado. La falta de agua impide el desarrollo de los cultivos, reduciendo rendimientos y, en muchos casos, causando la pérdida total de cosechas. Si persisten, pueden resultar en desplazamientos de población, abandono de tierras agrícolas, su posterior desertificación y la merma de tierras cultivables.

La producción agrícola ha decrecido en varias regiones simultáneamente debido a estas sequías generalizadas, lo que afectó la oferta global de alimentos y condujo a un aumento en los precios.

A medida que las temperaturas aumenten, los patrones climáticos se tornarán más impredecibles, aumentando la probabilidad y gravedad de eventos climáticos extremos como sequías. Esto conlleva una creciente inestabilidad en los mercados agrícolas nacionales y globales, dificultando la labor de los productores. También incrementa el riesgo de pérdidas económicas, problemas para entregar las cosechas a tiempo y una disminución de inversiones en el sector, lo que podría llevar a una mayor concentración de la propiedad de la tierra.

El impacto de la sequía en la calidad y los precios de estos productos perdurará en los próximos meses. La producción de vino y aceite de oliva, según un artículo citado, requerirá varios años para recuperarse de la sequía. Mientras tanto, el café sufre los efectos del cambio climático en los patrones de crecimiento de los granos, agravados por la transición a la tercera ola del café.

Los gobiernos están empezando a implementar medidas para atenuar el impacto del alza en los precios de los alimentos. Estas acciones incluyen subsidios alimentarios, programas de asistencia alimentaria y transferencias de ingresos. Además, será crucial invertir en investigación y desarrollo agrícola para cultivar especies más resistentes al cambio climático, mejorar la infraestructura agrícola para hacerla menos vulnerable a eventos climáticos extremos y proporcionar respaldo financiero a los agricultores para ayudarlos a adaptarse al cambio climático.

* En OBELA.

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