El Concilio se celebró bajo el culo de Dios
El concilio, cónclave o aquelarre se celebró en la Sixtina, bajo los impresionantes frescos de Miguel Ángel. Pocas mujeres figuran en ellos, los hombres son jóvenes y bien formados, muy aptos para alegrar el encierro de los cardenales allí reunidos que se distraerán mirándolos y pensando tal vez en las saunas gays que son propiedad del Vaticano y en las redes de jóvenes prostitutos que en el independiente estado proliferan, siempre al servicio de la curia.
Allí estaban los doce de la vergüenza, acusados de encubrir actos de pedofilia y negar auxilio a las víctimas. Las protestas –de cristianos sobre todo– pidiendo que quedaran fuera de la elección no han servido de nada, están habilitados para elegir el nuevo sátrapa que dirigirá los destinos de la secta. Los papas anteriores siguieron siempre la misma pauta: hacer callar a los niños, niñas y sus familiares, con amenazas, dinero o echando sobre ellos, las víctimas, el oprobio, diciendo que los niños les provocaban. Recordemos que algunos de estos provocadores tenía 5 años. Al parecer, los cardenales, jerarcas de la Iglesia, sacerdotes y otros curas consideran que los tiernos infantes son un don de dios para sus servidores, y pueden usar de ellos como quieran. Así lo han dicho.
El benemérito Benedicto tuvo que dimitir del cargo que ocupaba, después de tantos trabajos para ser elegido, siguiendo siempre al anterior papa del que fue fiel consejero. El uno y el otro trabajaron para terminar con la teología de la liberación que pretendía mejorar el triste estado de los pueblos en América Latina. De ello se vanagloriaba en sus viajes al continente riéndose con los periodistas. Toda esperanza de mejora social ha desaparecido, al menos la que quería apoyar la Iglesia de los teólogos. Los pobres deben seguir trabajando como esclavos para el capital. Dios les recompensará en los cielos, si llegan al paraíso habiendo obedecido siempre las órdenes de sus pastores. Si no, a pesar de su pobreza y su trabajo, no tendrán derecho más que a las tinieblas y el crujir de dientes. Sumisión, eso es lo que cuenta.
Benedicto se marchó ahogado por la basura que pasó toda su vida intentando esconder. Los documentos que llegaron a sus manos mostraban que la corrupción era cada vez mas difícil de negar. Los videos de las orgías cardenalicias, vestidos de mujer, maquillados como mujeres y alternando con prostitutos eran ya casi del dominio público. Las cuentas del banco de dios, en el que la mafia tenía tanta parte, eran perseguidas y denunciadas. Durante años todo se tapó a fuerza de crímenes y presiones. Recordemos a Calvi, banquero de dios colgado de un puente en Londres, el puente de los monjes; su secretaria fue defenestrada; el escándalo de la niña raptada y desaparecida, que tanto gustaba a algunos jerarcas, también pudo ser acallado con más crímenes: hasta la misteriosa muerte de Juan Pablo I que se tapó con la elección de un sucesor dispuesto a controlar todo, y así fue.
Los cardenales buscaban un papa que continuara garantizándoles la impunidad a sus crímenes y delitos, que garantizara también su vida de lujo y poder. Lo han encontrado. El cardenal Bergoglio ha sido el feliz elegido. Esperemos que la palomita que se posó en su espalda no lleve las alas manchadas de sangre al volver a volar, ya que este papa argentino fue colaborador de la sangrienta junta de Videla, cubrió crímenes, quitó protección a sacerdotes que protestaban y que fueron inmediatamente asesinados, participó en el robo de bebés que aún hoy en día siguen buscando las Madres de mayo. Los vuelos de la muerte y las torturas no tenían secretos para él, Toda la Iglesia bajo sus ordenes colaboraba para acallar las voces de protesta. Su colaboración fue decisiva para que la Junta fuese aceptada por muchos países prolongando así los sufrimientos de tantos.
Muchos han querido ver en la elección de un papa latinoamericano un guiño al continente donde pasta la mayoría de su rebaño. Si lo perdieran se quedarían en cuadro. Sólo la incultura programada y la miseria del continente les aseguran el poder y no consentirán en perderlo. Pero, ahora, un viento de rebeldía circula por América Latina: Fidel, nuestro Chávez que nunca desaparecerá, Evo Morales, Correa y otros dirigentes se atreven a plantar cara al imperialismo. Incluso en la patria del papa Francisco alegre –alegre a causa de su elección– tiene en Cristina una dirigente que no se rinde al dictamen del FMI. La enfermedad que la aquejó no ha mucho puede venir de esta rebeldía. El papa tal vez la curará con alguna estampita que esperemos no sea radioactiva.
El nuevo papa intentará acallar a los rebeldes, pero sobre todo encarna la continuidad de la Iglesia en su apoyo a las dictaduras sangrientas. Juan Pablo II fue el papa que luchó contra el comunismo ayudando a la CIA y no dudando en cometer toda clase de fechorías para procurarse el dinero que necesitaba para su cruzada. El proclive Benedicto fue el papa de la aceptación del nazismo, él lo fue y eso no le impidió ser elegido; así el fascismo es presentable, bien visto de la sociedad y puede crecer esperando el momento en que el capitalismo lo necesite para acabar con los pocos derechos que nos van dejando; las huestes negras siempre están dispuestas a pegar fuerte a los trabajadores o demócratas que protesten contra sus amos.
El cardenal sangriento ha sido elegido para que todo el mundo sepa que la Iglesia está siempre dispuesta a apoyar a todas las dictaduras que la favorezcan, que son eficaces y dispuestos a todo, como Bergoglio. La sangre, la carne quemada, la tortura siempre ha sido su negocio, contrario a las mujeres, al aborto, al matrimonio gay, a todo progreso, su misión, la que ha aceptado, es intentar llevar a los países hacia la Edad Media. De lo que desea la Iglesia tenemos una muestra en España, y estoy segura a que el nuevo elegido contribuirá aun más a llevarnos al oscurantismo.
El concilio se celebró en la Sixtina, bajo la vigilancia del ojo de dios, el ojo del culo, ya vemos el resultado.