El creador de la nueva Afro-poesía colombiana
Por Javier Sáenz Munilla*
Un día, ya ancianos, sintieron que a altas horas de la noche alguien tocó a la puerta. Al abrirla vieron a un hombre con una luz cansada en los ojos. Estaba distinto, curtido de tanto hacer milagros, de reprender a gente que no hacía caso. Había escapado de su cárcel y no quería saber nada del mundo ni de sus habitantes.
Uriel Cassiani. Donde nacen los prodigios
El palenque en Colombia es un lugar poblado por negros cimarrones, esclavizados africanos fugados del régimen esclavista durante el periodo colonial. Un lugar de libertad, donde cualquiera que llegara allí se convertía ya en un ser libre.
El poeta, escritor, columnista, abogado y defensor de los derechos humanos Uriel Cassiani nació en un palenque muy especial: el Palenque de San Basilio, considerado el primer pueblo libre de América.
Entre sus obras se destacan Ceremonias para criaturas de agua dulce (Prosa poética), Alguna vez fuimos árboles o pájaros o sombras (Poesía) y la novela Música para bandidos. Y estos días ha pasado por Madrid y hemos tenido la satisfacción de asistir a un acto, en una salita del Instituto Cervantes, en el que hemos podido escuchar de su voz algunos de sus poemas y de charlar con él, en un acto íntimo, con algunos amigos.
La importancia de las palabras
Dice Uriel que las palabras son importantes. “Yo soy poeta y trabajo con las palabras. No es lo mismo esclavo que esclavizado, esclavista que esclavizador. Lo correcto es esclavizado y esclavizador, porque nos esclavizaban a la fuerza, no por propia voluntad”
Palenque de San Basilio, está a tan solo 30 kilómetros de Cartagena de Indias, muy cerca del Canal del Dique, tierra de ciénagas, propicia, como lo fue, para que los negros cimarrones se escondieran y fundaran su poblado. Un poblado africano en América. El espacio cultural de Palenque de San Basilio fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, por sus valiosas prácticas sociales, médicas, gastronomía, religión bantú y por las ricas tradiciones musicales y orales de raíz africana. Un elemento esencial es su lengua palenquera, la única lengua criolla de América que combina la base léxica española con las características gramaticales de las lenguas bantúes.
En este Palenque puede verse la estatua que recuerda a Benkos Biojó, nacido en la actual Guinea Bissau y que esclavizado y trasladado a lo que hoy es Colombia, fue el líder que comandó la rebelión de los esclavos cimarrones en el siglo XVII. Él y sus compañeros fueron los fundadores del Palenque de San Basilio y tras posteriores combates y revueltas, bajo el mando de Benkos, esta población se convirtió en el primer pueblo libre de América en 1656. Años antes, tras un acuerdo firmado por los colonizadores españoles en 1619, los cimarrones lograron el derecho a caminar libres por su Palenque. Pero este acuerdo fue violado por las fuerzas realistas españolas. Benkos Biojó fue detenido, ahorcado y descuartizado el 16 de marzo de 1621. Y luego dicen que la Corona española no tiene que pedir perdón por nada. ¡Tremenda caradura!
Ritmos, cultos, tradiciones y duro trabajo
Uriel Cassini vino al mundo en esta población de tanta historia y orgullo para los afrodescendientes colombianos. Dice él, poeta, que la función del campesino es “preñar la tierra”, con su duro trabajo, pero también alegrar la vida con sus danzas. Aquí, en San Basilio, nació el bullerengue, ritmo de pura esencia africana, pero en la que pueden seguirse también los acentos españoles e indígenas, pues esa es la cultura criolla. Y entre sus más ricas tradiciones está también el Lumbalú, el ritual funerario de la cultura palenquera a base de danzas, cantos, música y actuaciones que son originarias de Angola y que se ejecuta durante las nueve noches siguientes al fallecimiento para honrar el alma del difunto.
El poeta palenquero nos cuenta que la poesía tradicional afro-latinoamericana, la del momposino (de Mompox, cerca de Cartagena) Candelario Obeso trabajaba más sobre elementos materiales como la palmera, el río, etcétera, que defendía la negritud, que buscaba convencer al blanco de que el negro también merece un lugar. Pero su poética, dice el propio Uriel Cassini, es más universal, con elementos de esa tradición pero que, “tras matar al padre, digo en lenguaje figurado”, toma la poesía de otros poetas, latinos, de los Estados Unidos, de Europa, “que dialoga con esos poetas, pero también con otras artes, como la pintura o la escultura de Pablo Picasso que llega al cubismo a través de elementos de la cultura de África, dialoga con Bob Marley, con el jazz, con el soul. Una poesía en la que convergen muchos ríos” Y añade Uriel, “porque yo transmito, pero no pido nada. Exijo lo que es mío. Lo nuestro”.
Y entonces surge entre quienes rodeamos a Uriel en esta tertulia, una voz, de una mujer negra bailarina profesional, que dice: “Es que tú, Uriel eres el creador de la Nueva Poesía Negra. ¡Que ya está Bien!”, apunta como para señalar que Uriel Cassini ha sido capaz de hacer poesía afro sin tópicos ni folclorismos vacuos. “Cuando escribo, intento hacer música”, nos dice.
El poeta debe decir la verdad
“Como decía Faulkner, el poeta tiene la obligación de decir la verdad. Yo no tengo nada nuevo que decir, sólo recojo lo que he recibido y recibo y lo cuento“. Y en este punto, Uriel se pone serio y comienza a declarar su apuesta completa por el actual gobierno del Presidente Gustavo Petro. “Porque ustedes acá seguramente no sabrán, porque los medios de comunicación, mentirosos y bajo el poder de los dueños poderosos no lo cuentan…” Y desgrana los logros que, a duras penas y frente a la tramposa oposición de la oligarquía colombiana, “El Gobierno del Gran Cambio”, como le llama, ha entregado ya a los campesinos miles de héctáreas, “que les fueron robadas por los terratenientes”. Y menciona los subsidios, “que no son caridad, que la gente necesita y es de ellos”, los planes de paz, la reforestación en el Amazonas, la limpieza de los ríos contaminados por el mercurio de las minas de oro…Y habla de la Vicepresidenta Francia Helena Márquez, negra también “ella misma lavadora de oro en el río minero”, que, dice Uriel, “da el gran salto y es un referente para los niños y niñas negras y la Vicecanciller Obeso, que es palenquera. Y en este gobierno hay también indígenas y romas (gitanos); es un gobierno representativo de la población colombiana”.
Uriel pasa por Madrid, de regreso de Senegal, donde ha acudido como miembro de la delegación colombiana en el XIV Simposio Internacional Jorge Isaacs titulado en esta ocasión “Manuel Zapata Olivella vuelve a África”. y en el que han participado poetas, escritores y estudiosos de todo el mundo, en homenaje a Manuel Zapata, en palabras de Uriel, poeta, antropólogo, caminante, autor de grandes obras para luchar contra el racismo y la discriminación. Zapata Olivella fue maestro y mentor de Gabriel García Márquez, a quien condujo hasta el diario de Barranquilla en el que Gabo publicó sus primeras letras y en cuya obra se encuentran muchas de las claves de 100 años de Soledad.
Concluye esta sabrosa tertulia, con un agradecido Uriel Cassini, quien se despide de nosotros con un “Gracias a Dios y sobre todo a nuestros muertos. ¡Lumbalú!”
* Miembro del Colectivo LoQueSomos. En Twitter: @pepitorias
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