El Diablo Cojuelo, la buena canalla por Madrid
Iñaki AlRui. LQS. Julio 2020
“Fui el primero de los que se levantaron en la rebelión celestial, y de los que cayeron y todo; y como los demás dieron sobre mí, me estropearon, y así quedé más que todos señalado de la mano de Dios y de los pies de todos los diablos, y con este sobrenombre”
No me lo pierdo. Me apunto. Yo voy. Estaré… Por fin se estrena en Madrid El Diablo Cojuelo, en la versión para escena de Aitana Galán y Jesús Gómez Gutiérrez, presentada en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro en 2019.
Dicen que El Diablo Cojuelo se representará en Madrid, dentro del ciclo de “Los Veranos de la Villa”, del 6 al 8 de agosto, en el Patio Central del cuartel del Conde-Duque, edificio de estilo barroco churrigueresco para más señas, y que será a las 10 horas post meridiem, cuando entra la noche, como debe de ser.
Dicen que El Diablo Cojuelo fue uno de los favoritos de las brujas y hechiceras del siglo XVII, a él invocaban en sus conjuros amorosos y como mensajero y así aparece reflejado en los numerosos procesos inquisitoriales que se realizaron a las mujeres acusadas de “superstición de vana observancia”.
Dicen que El Diablo Cojuelo es un clásico de la literatura española de comienzos del siglo XVII, y se lo atribuyen a un tal Luis Vélez de Guevara, casi desaparecido en libros de texto y caído en el infinito pozo del olvido ¿cultural? español, con más de cien textos escritos en eso que llamamos el Siglo de Oro.
Dicen que en 1637 se celebró en el Palacio del Buen Retiro una academia burlesca dedicada a Philippo IV el Grande, que tuvo por secretario a Alfonso de Batres, por fiscal a Francisco de Rojas y por presidente, a Luis Vélez de Guevara. Los jolgorios de la academia burlesca, que precedieron a la Cuaresma, duraron diez días, y se realizaron todo tipo de actividades caballerescas, cortesanas y literarias: entremeses, mojigangas, comedias, etc.
“Pero vuelve allí los ojos, verás cómo se va desnudando aquel hidalgo que ha rondado toda la noche, pues quitándose una cabellera, queda calvo; y las narices de carátula, chato; y unos bigotes postizos, lampiño; y un brazo de palo, estropeado; que pudiera irse más camino de la sepultura que de la cama”.
Dicen que Luis Vélez de Guevara pudo disfrutar en vida de un notable reconocimiento, obteniendo el engrandecimiento y elogio de escritores como Francisco de Quevedo, Lope de Vega o Miguel de Cervantes entre otros literatos de la época. Autor del que sabemos que estuvo “casado tres veces con grande acierto” y que palmó “de unas calenturas maliciosas y un aprieto de orina a 10 de noviembre, año de 1644”.
Dicen que la obra fue tan bien valorada que se tradujo al francés en 1707, y que está traducción un siglo después llegó a los ojos de Goethe, que quedó tan encantado con ella, que fue el inicio para su Fausto… Mefistófeles-Diablo Cojuelo, Fausto-Cleofás… y después del Fausto de Goethe vino el Lobo Estepario de Hermann Hesse…
Dicen que El Diablo Cojuelo nos muestra desde el cielo de Madrid, junto al estudiante que lo liberó del cautiverio, la realidad irónica, picante, sarcástica de las desvergüenzas, degeneraciones e hipocresías de la época. A través de sus ojos levanta la tapa de los tejados para mostrarnos la grandeza de la vida y la profundidad de las miserias, una diatriba satírica, burlesca.
“Y haciéndose los demás pobres y pobras de su parte, y apagando las luces, comenzaron con los asientos y con las muletas y bordones a zamarrearle a él y a sus corchetes a oscuras, tocándoles los ciegos la gaita zamorana y los demás instrumentos a cuyo son no se oían los unos a los otros, acabando la culebra con el día y con desaparecerse los apaleados…”
Digo “dicen”, porque así es y lo afirmo, digo “dicen” porque así lo cuentan y lo datan, “dicen” digo porque la bienhechora canalla, la de la vida, la golfa y libertina, la contracorriente se hará real por el arte teatral del 6 al 8 de agosto en Madrid para volver a recargar a los espíritus refugiados en la rebeldía de esta ciudad.
Y digo que magna ha de ser esta puesta en escena, pues un texto de esa enjundia, con la adaptación escénica en manos de Aitana Galán y de Jesús Gómez Gutiérrez, ya lo convierte en marchamo de lindura y goce.
Aitana Galán tiene mucho teatro a sus espaldas, estilo y disidencia, buen gusto y rebeldía, busquen y lean.
A Jesús Gómez le copiamos y pegamos todo lo que escribe en esta misma web, su estilo contundente y cristalino nos hace a muches ser fieles seguidores de su pluma, y sobre este pequeño demonio ya nos dejó el escrito De poetas y diablos.
Con estos mimbres, poco más tiene un servidor que decir para saber que lo que invita a acudir y ver, seguro ha de ser.
La obra se presenta como “Una suerte de road-movie en los paisajes de la España del XVII, donde Madrid, Toledo y Sevilla juegan a ser el telón de fondo de una historia de huidas y persecuciones en un mundo en el que conviven el cielo, la tierra y el infierno, y donde las alegorías —Locura, Narciso o Fortuna— se pasean con sus séquitos fingiendo ser más humanas que los humanos que las inventan”.
Pláceme esta definición tan actual de road-movie, que antes fue un viaje iniciático en la literatura, y en los inicios de las letras la Odisea homérica, siempre un relato en continuo desplazamiento espacio-tiempo que se imbuye en la búsqueda entre la ficción de nuestra vida y la realidad que son los sueños, ya sea en el siglo XVII o en el XXI.
Y digo que allí estaré, el primero, a la puerta, para ver teatro, esa interpretación combinada de palabras, mímicas, tramoyas, en armonía, que te saca de la vida para luego dejarte caer en tu propia interpretación de la realidad y la traducción de sueños, y siempre para reírte de ti mismo, que aunque no te lo hayan contado todes somos parte de un inmenso elenco teatral.
“Estos son potentados, príncipes y grandes señores del mundo, que van acompañando a la Fortuna, de quien han recibido los estados y las riquezas que tienen, y, con ser tan poderosos y ricos, son los más necios y miserables de la tierra.”
¡Siempre hubo antisistemas!
Recuerden: El Diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara, por La Radical Teatro. Jueves 6, Viernes 7 y sábado 8 de agosto, a las 22:00 horas. Patio Central del Centro Cultura Conde Duque. Madrid
Entradas aquí: Veranos de la Villa
Sinopsis
Cleofás Leandro Pérez Zambullo, estudiante e hidalgo del Madrid del XVII, escapa de la justicia que le acusa de haber cometido estupro con una falsa doncella de la sociedad madrileña. Perseguido y huyendo como gato por los tejados de la ciudad, da con sus huesos en el desván de un astrólogo invadido por objetos mágicos, planos celestes y manuales de estudio.
En su curiosear se ve sorprendido por una voz que, proveniente de una redoma, le invita a liberarle y se presenta como Cojuelo, el diablo más famoso de las tierras de Castilla y de la ciudad de Madrid.
La “ficha”
Autor: Luis Vélez de Guevara
Versión: Jesús Gómez Gutiérrez y Aitana Galán
Dirección: Aitana Galán
Elenco: Silvia Espigado, Críspulo Cabezas, Juan Alberto López, Agnes Kiraly, Gloria Albalate, Pablo Hernández y Álex Huelves
Escenografía y vestuario: Silvia de Marta
Iluminación y videoescena: Alfonso Pazos
Una producción de La Radical Teatro y UDA Teatro y Cine S.L con la colaboración de Crea SGR e INAEM – Ministerio de Cultura y Deporte
Para curioses y canallas:
– El Diablo Cojuelo. La Radical Teatro
– Luis Vélez de Guevara en Écija: su entorno familiar, liberal y cultural. Marina Martín Ojeda, C. George Peale. Juan de la Cuesta Hispanic Monographs, 2017
– El diablo cojuelo. Libre acceso, libre lectura
– Breve historia del Siglo de Oro. Miguel Zorita Bayón. Ediciones Nowtilus
– Academia Burlesca en Buen Retiro a la Magestad de Philippo Quarto el Grande: Manuscrito. María Teresa Julio. Universidad de Navarra.
Más artículos del autor. Miembro del Colectivo LoQueSomos. En Twitter: @IkaiAlo
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