El Gran Debate
Patxi Ibarrondo*. LQSomos. Diciembre 2015
En estos momentos de la historia de España y de la campaña electoral, deberíamos preocuparnos de que no nos insulten o tomen el pelo desde arriba con tanto descaro. En las esferas donde andan los amos de la Comunicación se ha decidido y puesto en marcha el dispositivo denominado el Debate Decisivo. Todo lo demás que ha sucedido durante la desgraciada legislatura de presidencia de Rajoy queda proscrita por la rutilancia de los focos y cámaras. La parafernalia.
La corrupción a mansalva, el mangoneo con los jueces, los desahucios manu militari con patada en la puerta, el pringoso caso Gürtel, la Operación Púnica, el caso Emperador, los capitales sumergidos y los viajes a Suiza para evadir o blanquear la pasta del choriceo nacional, la Corona escandalosa que abdica sin que sepamos muy bien por qué y en qué medida, aunque lo podamos suponer fácilmente leyendo los chistes de los humoristas, los radicales recortes de la Sanidad y la Enseñanza públicos, para postrar las aulas y los quirófanos a los pies del Opus empresarial.
La televisión es poderosa. El Gran Debate es la Gran Sinfonía del Dinero.
Un plató donde los anunciantes pagarán millonadas por poner unos segundos su publicidad. Aquí en este circo no saldrá una idea nueva y beneficiosa para el común. Eso y la política es lo que menos importa. Lo que verdaderamente importa es el espectáculo. El morbo de ver a los gallos del corral político picotearse entre sí y agredirse con el espolón del adjetivo descalificativo. Los Partidos hacen sus apuestas a ganador. Nadie puede sustraerse salvo el presidente que ostenta el titulo. Los otros son los aspirantes y buscan eco. No importa lo que se diga sino quien grita alto y más rápido.