El imposible futuro de Carlos Mazón
Por Domingo Sanz
Imagine usted que vive en la provincia de Valencia y que, ante la inestabilidad anunciada, está viendo la televisión a las 13 horas del día 29 de octubre para decidir si podrá salir o no de casa por la tarde
Miles de personas estaban haciendo lo mismo que usted en ese momento cuando, de repente, apareció el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, informando que “el temporal se desplaza hacia la Serranía de Cuenca en estos momentos por lo que se espera que en torno a las 18:00 horas disminuya su intensidad en todo el resto de la Comunidad Valenciana”. Y lo dijo tan seguro de sí que al poco esa misma secuencia apareció en su X, antes su Twitter.
Aunque se trataba de una noticia sobre el tiempo, ni a usted ni a casi nadie le llamó la atención el hecho de que fuera un político, y además el presidente, quien diera un parte meteorológico optimista pues, a fin de cuentas, se suelen reservar las buenas noticias para que parezca que se producen gracias a ellos. Cualquier oportunidad es buena para clavar un buen recuerdo en millones de memorias, pues antes o después habrá nuevas elecciones.
Por otra parte, tampoco tenía sentido pensar que Mazón hubiera decidido jugarse a cara o cruz lo de que amainara el temporal, aunque, pensándolo bien, a los políticos no les obligan a vacunarse contra la ludopatía antes de elegirlos para liderar candidaturas.
Pero a cualquier persona con dos dedos de frente el riesgo, propio y ajeno, de no acertar le hubiera parecido demasiado.
Mientras tanto, su pareja y usted tomaron la decisión de que fuera ella quien saliera de casa para ir a buscar a los hijos de ambos…
Han pasado las semanas y, gracias a las personas que le quieren de verdad, va usted comenzando a encontrarse de nuevo a sí mismo, aunque dominado por una soledad que nunca habría sido capaz ni de imaginar.
Entonces, alguien le informa que varias personas con familiares que fallecieron por confiar en la previsión anunciada por Mazón han iniciado una acción judicial para determinar el grado de responsabilidad que pudiera tener en la infinita desgracia de ustedes y decide sumarse al grupo porque también fue su caso.
Aunque es sabido que ciertos políticos disfrutan de tal protección en muchos tribunales que les permite esquivar condenas que caerían sobre las personas normales, están absolutamente convencidos de que tomaron aquella decisión de salir de casa solo gracias a lo que dijo Mazón y necesitan hacer algo. Más que engañados, se siguen sintiendo abusados por el impulso que llevó al poderoso a comparecer transmitiendo a la sociedad un plus interesado de confianza, tras despreciar conscientemente la prudencia basada en ese lugar tan común de que el “hombre del tiempo también se puede equivocar”.
El aún presidente de la Com. Valenciana alegará que lo que hizo fue repetir la información que le dieron otros organismos y, en particular, los vinculados al Gobierno de Sánchez, y rápidamente han acudido en su auxilio desde Feijóo hasta los ultras de Manos Limpias, acusando estos a la AEMET de homicidio imprudente.
Intentará Mazón cualquier argumento, sea cierto o embustero y aunque a los pocos meses de entrar en la Generalitat decidiera suprimir una Unidad Valenciana de Emergencias creada en la anterior legislatura. Un organismo que, muy probablemente, al obstinarse en salir por la tele le habrían indicado por escrito que dijera cosas como “permanezcan ustedes en sus domicilios y sigan atentos a las informaciones y alertas emitidas por los organismos competentes”. Sin la menor duda, los muertos y desaparecidos (202 y 1.900 en este momento) habrían sido menos.
Ustedes aportarán contra Mazón una prueba decisiva, pues el borrado del tuit en el que repetía que el temporal se estaba desplazando al norte de Cuenca constituye el intento de destrucción de una prueba de su propia responsabilidad y una acción grave contra la libertad de información, pues pretende ocultar un hecho protagonizado por un cargo público.
Mazón no dimitirá porque sabe que solo permaneciendo en la presidencia de la Generalitat Valenciana dispondrá de privilegios y recursos para poner todas las trabas posibles a la acción de la justicia. Pero también sabe que está políticamente muerto, pues se ha convertido en “veneno para la taquilla” de la política.
Y aunque al final del calvario que tiene por delante no sea condenado sus entornos más cercanos, y quizás no solo los del ambiente político, llevarán mucho tiempo enfriando las confianzas habituales, olvidando los gestos de complicidad y dejando que mueran los intereses compartidos.
Nadie quiere parecer amigo de un perdedor y Mazón ni siquiera estará en condiciones de ofrecer su dimisión a cambio de un acuerdo. Por eso, debería estar buscando ya un futuro personal alejado de la política, sea el que sea, y si la legislación valenciana lo permite, mejor disolver esas Cortes y convocar nuevas elecciones. A fin de cuentas, es consciente de que sin la ayuda de otra gran desgracia de las que siempre castigan a quien gobierna, la del COVID en este caso, lo más probable es que él no fuera presidente. De rebote, habría podido criticar la gestión de este temporal desde la oposición.
Si Mazón no dimite y convoca elecciones se iniciará un nuevo capítulo en el imparable proceso de degeneración de la democracia española, corrupta de arriba abajo y vigilada sin descanso por los autoritarios, que están esperando su turno.
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