El Instituto San Isidro: Una joya desconocida en el Madrid de los Austrias

El Instituto San Isidro: Una joya desconocida en el Madrid de los Austrias

Por Mikel Castrillo Urrejola*

En el centro de Madrid hay innumerables lugares y edificios que en muchos casos pasan desapercibidos para la inmensa mayoría de los viandantes, quizá sea porque su fachada exterior no llama la atención lo suficiente al viandante para que se detenga un momento a observarlo y a pensar la riqueza que puede atesorar en su interior

En el caso que hoy me ocupa, creo que es un auténtico desconocido para muchísimas de las personas que frecuentan ese entorno, entre otros motivos, debido al proceso de gentrificación que están sufriendo todos los barrios de su entorno. En mi caso particular, no puedo olvidar los años en los que cursé mis estudios de enseñanza media y los recuerdos que guardo de aquella etapa de mi vida.En pleno centro de Madrid, a unos pocos metros de la plaza Mayor y junto a “El Rastro”, en lo que se conoce como el Madrid de los Austrias, se encuentra el edificio que alberga el Instituto San Isidro. Es colindante a la colegiata que lleva el mismo nombre y para adentrarse en su historia hay que remontarse al final del siglo XVI y principio del siglo XVII. Me he encontrado algunas diferencias en lo referente a las fechas de creación de este centro en función de las fuentes consultas, por lo que voy a tomar como referencia las que aporta Enrique Avilés Arroyo (1) en un artículo que realizó sobre la historia de este centro.

La creación data del año 1566, pero hasta 1572 no se empezó a impartir clases. En 1963 pasó a llamarse Colegio Imperial gracias a la ayuda económica que recibió de la emperatriz María de Austria. Posteriormente ha tenido diferentes denominaciones, como Reales Estudios de San Isidro. El Plan Pidal dio lugar a la creación 1845 del Instituto de Segunda Enseñanza, “San Isidro”, llegando así hasta nuestros días.El edificio tiene un gran valor arquitectónico. El actual fue construido entre 1622 y 1644, obra de los arquitectos Francisco Bautista y Melchor de Bueras, discípulos de Juan de Herrera, arquitecto del monasterio de El Escorial. Es por ello, que el estilo del edificio es barroco herreriano. Construido en piedra de granito, hay que destacar su fachada principal, que consta de dos puertas; en ambos casos están flanqueadas por dos escudos a cada uno de sus lados y sobre lo que volveré con posterioridad. A través de ellas se tiene acceso al claustro que hay en el interior, que se encuentra en un óptimo estado de conservación. Conserva en un lateral del claustro la escalera imperial de estilo barroco. También en un edifico anejo, situado en un patio junto a la Escuela de Artes y Oficios, se encuentra la capilla del Instituto de un importante valor arquitectónico. El resto de las dependencias son modernas, pues en el siglo XX se realizó una importante remodelación interior en el lugar donde se estaban ubicadas las aulas.

Es considerado en la actualidad el centro educativo no universitario más antiguo del Estado de los que se sigue impartiendo clase y cuando se habla de este centro educativo suelen destacar la lista de personas del mundo de las letras y de la política que pasaron por sus aulas. Obviando la lista de políticos, algunos, que no todos, de los escritores que pasaron por sus aulas fueron Francisco de Quevedo, Antonio Machado, Pio Baroja, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre. En el caso de Pio Baroja, le dedicó a este instituto alguno de los pasajes de la novela El árbol de la ciencia. En ella recoge una descripción de la capilla del instituto, lugar donde hubo una época en la que se impartieron clases.

Si alguien tiene interés en conocerlo, todos los viernes por la tarde hay visitas guiadas a cargo de los alumnos del centro, donde se puede ver el claustro y el museo situado en la escalera imperial de estilo barroco.

Como dato tremendamente negativo, denunciar que todavía no ha sido retirado de su fachada uno de los escudos que hay en la parte superior de una de sus dos puertas, me refiero al escudo franquista, responsabilidad que, si bien recae sobre la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, no tiene nombre la pasividad de un gobierno que se define como progresista y que no haya sido capaz de obligar a que se cumpla la Ley de Memoria Democrática para que sea retirado de forma inmediata.

Nota:
1.- Enrique Avilés Arroyo: Profesor de lengua y literatura, siendo director del centro el año que cursé los estudios de COU.
*.- Miembro del colectivo editorial LoQueSomos
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https://mikelcastrillourrejola.loquesomos.org/

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