El objetivo mundial “Hambre cero” sigue quedando muy lejos

El objetivo mundial “Hambre cero” sigue quedando muy lejos

Por Cecilia Remis

El mundo sigue muy lejos de cumplir el “Objetivo de Desarrollo Sostenible” de llegar a “Hambre cero” para 2030. Un informe de cinco agencias de la ONU revela que alrededor de 733 millones de personas pasaron hambre en 2023. Solo la región de América Latina presenta reducciones notables del número de personas desnutridas gracias a sus inversiones en programas de protección social

En 2023, el 28,9% de la población mundial, 2.330 millones de personas, sufrió inseguridad alimentaria moderada o grave, según el informe elaborado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, publicado el pasado miércoles 24 de julio.

Esa situación la padeció una de cada 11 personas en todo el mundo y una de cada cinco en África, donde el hambre aumentó en el último año. En Asia los números se mantuvieron sin cambios, mientras que en América Latina y el Caribe se registraron “progresos notables”.

Según la FAO, la subalimentación se disparó en el mundo a partir de la pandemia de covid-19 y alcanzó niveles en los que se mantuvo durante tres años consecutivos. Esto marca un estancamiento en el camino hacia objetivos globales en materia de alimentación.

“El mundo sigue muy lejos de cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2, Hambre cero”, señala el informe. “La falta de mejoras en la seguridad alimentaria y los progresos desiguales en el acceso asequible a dietas saludables arrojan dudas sobre la posibilidad de alcanzar el Hambre cero en el mundo cuando quedan seis años para que venza el plazo de 2030”, agrega.

“Las proyecciones indican que, a fines del decenio, padecerán subalimentación crónica 582 millones de personas, más de la mitad de ellas en África”, continúa.

Tampoco se avanzó en otras metas, más ambiciosas, como la de “garantizar a todos un acceso sistemático a una alimentación adecuada”. Según el informe, se estima que “más de un tercio de la población mundial (cerca de 2.800 millones de personas) no pudo permitirse una dieta saludable en 2022”.

Esas personas representan 71,5% de la población en países de ingresos bajos, 52,5% en los de ingresos “medianos bajos”, 21,5% en los de ingresos “medianos altos” y 6,3% en los de ingresos altos. Las “desigualdades son patentes”.

También aparece estancada la prevalencia del bajo peso al nacer y el sobrepeso infantil, al tiempo que aumentó la anemia entre las mujeres de 15 a 49 años.

Si se mantienen las tendencias actuales, unos 582 millones de personas sufrirán desnutrición crónica en 2030, la mitad de ellas en África, alertan la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La FAO considera necesario abordar las desigualdades y transformar con mayor rapidez los sistemas agroalimentarios “para fortalecer su resiliencia ante los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición”.

Señala que para cumplir las metas de terminar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición, “se necesita una financiación más cuantiosa y más eficaz en función de los costos”. Esto implica recursos públicos y privados, nacionales y extranjeros, que se destinen a facilitar la disponibilidad y acceso a alimentos nutritivos, a implementar políticas que promuevan dietas saludables, y a fortalecer los sistemas agroalimentarios, señala.

La FAO llamó a unificar con urgencia la definición de “financiación”, porque las diferencias que hoy existen de un país a otro, en particular en lo que respecta a aportes privados, dificultan la evaluación, el seguimiento y la rendición de cuentas.

Sin embargo, “independientemente de la cuantía exacta de la financiación que se precise para alcanzar los progresos necesarios hacia la consecución de las metas” más básicas de alimentación de los ODS, “el déficit de financiación podría ascender a varios billones de dólares”, señala el informe. Agrega que “no subsanar este déficit tendrá consecuencias sociales, económicas y medioambientales” que exigirán soluciones también billonarias.

El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo

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