El odio a la ciencia se paga caro (4ª parte, historia)

El odio a la ciencia se paga caro (4ª parte, historia)
Deportación de los moriscos. Los cerros del fondo no son los del barranco del Pollo (o Poyo) pero el verdor de las tierras moriscas representa el desastre hídrico que resulta cuando es sustituido por el amarillo erial

Por Nònimo Lustre

Escribimos en el artº anterior (El Odio a la ciencia…, Tercera Parte, Chiva) que el Duque de Lerma, valido de Felipe III, vendió las tierras de los moriscos a ‘sus amiguetes’. Uno de los principales beneficiarios del sádico saqueo fue el marqués de Aytona. En aquel fatídico año 1609, el marquesado de Aytona estaba regido por su Segundo Cabecilla: Gastón de Moncada y Gralla (1594-1626), II marqués de Aytona, X conde de Osona, vizconde de Cabrera, vizconde de Villamur, V conde de Marmilla, en Sicilia. Fue embajador en Roma, gobernador de los Países Bajos, miembro del Consejo de Estado y Guerra, y virrey de Cerdeña y de Aragón.

La Real Academia de la Historia (RAH) publica en su pág.web una hagiografía disfrazada de biografía del tal Gastón de Moncada -una de las biografías más aduladoras (es decir, mentirosa) de ese pútrido centón neofranquista. Lo poco que sacamos en limpio es que Gastón, “de noble raigambre catalana, se distinguió por el servicio a la Monarquía en distintos virreinatos… que era de “fuerte personalidad… y que durante su virreinato se produjo la expulsión de los moriscos”.

Recordemos que Gastón fue gobernador de los Países Bajos. La RAH se equivoca cuando insinúa en sordina que tuvo ‘algo que ver’ con el armisticio de 1609, llamado la Tregua de los Doce Años (o Tregua de Amberes), un tratado de paz entre España y las Provincias Unidas de los Países Bajos, que supuso un receso pacífico en la guerra de los Ochenta Años que los neerlandeses mantenían contra el Imperio español desde 1568 para conseguir su independencia. Aytona tuvo ‘mucho que ver’, si no en Nederlandia, sí en Valencia porque, evidentemente, Gastón aprovechó esa Tregua para trasladar a España a sus mesnadas -los sanguinarios Tercios de Flandes. Fue un conspirador principal en los planes de expulsión de la morisma y, para demostrarlo, no es necesario buscar apoyaturas bibliográficas: basta con saber que, en su calidad de marqués de Aytona, se llevó buena parte del pastel morisco. Que, cuatro siglos después, sus aristocráticos parientes y sus herederos posean todavía parte de las zonas inundadas por la dana es la aleatoria enseñanza de estas notas.

El marqués de ‘Attona’, después de lucrarse durante medio año del expolio armado contra los moriscos valencianos, publica un Discurso Militar, en Valencia 1653.

Los franceses

Entre los colonos enviados por los Señores a quienes el duque de Lerma les entregó las tierras moriscas, los italianos fueron los más numerosos pero es de los segundos, los franceses -mayormente de Auvernia-, de quienes hemos obtenido más noticias. Algunas, son generales y de Cataluña donde, en 1576-1625, en el 23,1 % de los matrimonios celebrados en la parroquia de Sant Just, en Barcelona, al menos uno de los dos intervinientes era de origen francés. Mientras que, en la Valencia del siglo XVI, los expatriados galos ascendían a un 7 % – 31 %. Poco más tarde, a primeros del siglo XVII, “los inmigrantes, en buena parte franceses, y desconocedores de las técnicas de cultivo más apropiadas eran incapaces de mejorar la situación” (cf. supra, biografía del II marqués de Aytona, RAH)

En los años inmediatamente anteriores a la deportación de los moriscos, la Inquisición vigilaba a los súbditos de la Cristianísima Dulce Francia. Gracias a la tesis de Mª Teresa Pérez Villalba (PV, cf. infra), sabemos que eran ‘demasiado’ amigos de los moriscos -hasta adoptaban su método halal (kosher para los judíos) y otros tabúes gastronómicos. En 1574, las disputas doctrinales que incendiaban a los familiares del Santo Oficio giraban alrededor de facciones enfrentadas por un mayor o menor rigor religioso. Por ejemplo, ¿se debía considerar herejía el afirmar que la simple fornicación no era pecado mortal? (PV, p.814) Por su parte, el poderosísimo Santo Oficio seguía haciendo de las suyas. Más allá del pecaminoso fornicio, PV nos ofrece una frondosa lista de los Franceses encartados por otros delitos, 1566-1600. Para la Inquisición, “Muy por detrás figuran los delitos siguientes: favorecer actos de moriscos o llevar a cabo prácticas islámicas (6), bigamia (5), bestialidad (4), agresión a testigos de cargo (3), renegar en tierra de infieles (3), sodomía (2), atentar contra objetos sagrados (2), amenazar a un miembro del tribunal (2) y finalmente, comer queso en Cuaresma (1)” –por cierto, sabíamos que doña Cuaresma era intolerante en general pero no sabíamos que fuera específicamente intolerante a la lactosa y que por ello aborrecía los lácteos. Entre los penitenciados de diversas penas, sólo vamos a citar aquellos que tienen más elación con ‘la causa morisca’. Entre ellos:

El caso de un francés claramente ateo, único de los casos siguientes que no es carnicero: Guillén Berta, françés de officio guantero, vecino de Valencia de edad de veynte años. Fue testificado por dos testigos contestes de haber dicho que no creya en el rosario y que sacavan las almas del purgatorio de que se les dixesen paternostres, y de haber dicho que no quería yr al cielo ni quería ganar un jubileo porque cada vez que se confesava le llevaban un real… Visto por la consulta botó fuese puesto a questión de tormento. Vençiole. Buelto a ver. Que hoyga una misa en la sala de la audiencia, abjure de levi, desterrado por un año de todo el districto de esta ynquisicion.

Entre los cristianos viejos más proclives a la convivencia con la morisma, el caso más relevante es el de Antonio Soler, de naçión françés, avitante en Alcodar, se difirió que siendo carniçero avía encubierto a çiertos moriscos siendo carniçero. Para que degollasen reses a la morisca y causado su proceso. Perseveró en sus confisiones, cien açotes, privado de offiçio de carniçero perpetuamente y en contravençión seys años de galeras” -en la jerga inquisitorial, vela, soga, açotes”.

Otros casos: “Guillén Borgoñón, cristiano viejo, natural de Bearne en Francia y vecino de Chiva, de edad de treynta años. Fue testificado por tres testigos contestes de haver consentido que cierto morisco degollase las reses que en la carniçería se matavan conforme a la çeremonia de la secta de los moros. Con esta testificaçión fue mandado prender y en la primera audiencia que con él se tuvo confesó que era verdad lo que los testigos contra él deçían y este respondió a las demás audiencias que con él se tuvieron. Y con acuerdo y parescer de su letrado concluyó difinitivamente. Visto por la consulta se votó que saliese al auto, abjurase de levi, le fueren dados cien açotes y sea prohibido del officio de carnicero perpetuamente en lugares de moriscos -auto, vela, abjuraçión de levi, açotes

Beltrán Cobet, francés christiano viejo carnicero vecino de Cárçel de edad de quarenta años. Vino a diferirse de haber consentido degollar a muchos […]según la ceremonia de los moros el tiempo que había sido carnicero fue mandado llamar y el […] […] su proceso y visto por la consulta. Botó oyga una misa en la sala de la audiença, abjure de levi. Privado perpetuamente de officio de carnicero en lugares de moriscos y en contravención tres años de galeras -Cárçel”

Pedro Deuca, carniçero françés vezino de la villa de Chelva de hedad de sesenta años, christiano viejo. Fue testificado por quatro testigos contestes de haver degollado muchas reses como los moriscos suelen degollarlas. Con esta testificación fue mandado prender y en la primera audiencia que con el se tuvo, dixo que avía degollado como se lo avían mostrado, mas que nunca avía tenido intención de moro, y esto mismo dixo en todas las audiencias que con él se tuvieron. Y diciendo ésto con acuerdo e pareçer de su letrado concluyó definitivamente. Visto por la consulta, auto y abjuración de levi, cien açotes por las calles públicas de Valencia. Privado perpetuamente de cortar carne en lugares de moriscos y desterrado desta ciudad y de Chelva y cinco leguas alderredor por cinco años y en contravención tres años de galeras al remo sin sueldo -auto, soga, açotes, destierro”

Gaspar Agustín, carnicero, de nación françés, vezino del lugar de Corvera de edad de cinquanta años fue testificado por un testigo que abía consentido diversas vezes que los moriscos del dicho lugar y de otros donde él hera carnicero degollasen las reses a la morisca dándoles el cuchillo y hacerlos […]quellos los quales hacyan a la usanza de moros dejando la nuez a la parte de la cabeza atravesando el cuchillo de oreja a oreja […] […] reses […] A esta testificación fue mandado llamar. Y en la primera audiencia que con él su tuvo, dixo que abía quatro años que siendo carnicero del dicho lugar un día que no se acordava e que era le abían imbiado llamar del lugar de Lauri para que fuese a degollar una baca y allo que tenía […]los quatro pies y porque viéndola él degollar se llegó allí un morisco que […] y tomó el cuchillo que estava en tierra[…] para matarla, el dicho morisco la degolló con su cuchillo atravesando la garganta de oreja a oreja, a la morisca, dejando la nuez a la parte de la cabeza, puesta hacia donde sale el sol, y que él había temido por ello, y el dicho morisco respondió que si no la degollara de aquella manera que no la comieran los cristianos nuevos e ansí mesmo que abía quatro o cinco años quen el lugar de Corvera, queriendo degollar una oveja en la carnicería, otro morisco le tomó el cuchillo y degolló otra res a la morisca puesta al alquible y él le abía reprehendido que si no la degollara de aquella manera su muger no comería della. Y que otro […]degüello se hicieron de la mesma manera en el lugar de Corvera con las cerimonias de moros […]y que él lo consitió por vivir entre ellos y que nunca abía tenido intención de moro y que pedía misericordia si abía herrado y ésto 664 mesmo dixo en todo el discurso de su causa y con parecer de su letrado concluyó definitivamente. Visto por la consulta, auto, abjuración de levi, privado de officio de carnicero en lugares de moriscos perpetuamente y desterrado de Corvera Lauri […] por dos años -vela, destierro” (cf. María Teresa Pérez Villalba. Franceses en Valencia durante el siglo XVI. Tesis doctoral; Valencia, abril de 2017)

Vemos que los condenados a galeras, cárcel, azotes, etc., lo fueron sólo por degollar a las bestias según lo prescrito por el modelo árabe-judío -signo de la inhumana represión que los moriscos o sus vecinos sufrieron por parte de la Religión y del Estado. Pese a tan inicua persecución, en 1674 todavía quedaban franceses en Chiva; por ejemplo, Pierres Viniarta, residente en el caserío Mas de Mira.

“No pises a los ciervos que son del marqués”

En Última hora, el parágrafo final del anterior artº, informamos del tan elitesco como grotesco incidente ocurrido cerca de Chiva cuando unos refugiados de la dana intentaron llegar a sus domicilios y/o tierras y los aristocráticos propietarios de unas fincas les impidieron el paso. Véase: el Coto del Reatillo es un coto privado de caza englobado en la finca Casa Vieja (empresa Borcier SA), propiedad (entre otras muchas de la zona) de la marquesa Mª de Borbón y Rojas, prima del rey Emérito -¿heredera directa o indirecta del antes mencionado marqués de Aytona?. En la posguerra, la aldea del Reatillo fue campamento del maquis… La dana derribó el puente que la unía con la carretera CV-395 y los damnificados del área se han visto obligados a atravesar una esquina de la finca de la marquesa para salir de su aislamiento -léase, para sobrevivir. Pues bien, Ramón José de la Cierva García-Bermúdez (descendiente de de la Cierva, aviador santificado por Franco), socio, administrador o lo-que-sea de las innumerables propiedades de la sra. marquesa, ha protestado para que los damnificados no vuelvan a interrumpir el descanso de sus bestezuelas. Y ha cometido un error: expresar en el punto 5 de su denuncia “Que la vía destruida no nos corresponde a nosotros su reparación.” Es decir: que la marquesa evita el pago de bienhechurías en su coto porque esa es tarea del Estado”.

María Anunciada José de Borbón y Rojas, Marquesa del Bosch de Ares y dueña del Retortillo y fincas anejas.

Divulgación cinegética firmada (firmar no es redactar) por Ramón José de la Cierva García-Bermúdez, Marqués del Bosch de Ares

Salvo recordar que semejante barbarie ha ocurrido en el siglo XXI y no en alguna satrapía asiática o en los EEUU, ¿es preciso algún comentario? Bueno, sí, todo se aclara leyendo el último parágrafo:

Las dos ramas receptoras, en la boda real

El 21-22 mayo 2004, Felipe, Príncipe de Asturias, casó con Letizia Ortiz Rocasolano. Dos de las ramas cortesanas que más se beneficiaron y se siguen beneficiando de la expulsión de los moriscos del barranco de Poyo (de Chiva y de Paiporta), la antigua de los Aytona y la moderna de los Borbón-de la Cierva (ésta, ha salido en los medios y no precisamente oliendo a rosas), se reunieron como invitados de alcurnia en aquella Boda Regia, no demasiado fastuosa porque se celebró en Madrid, en la catedral de La Almudena, la más nueva y la más grotesca de todas las catedrales europeas. Y sabemos dónde se sentaron en el banquete:

Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, duquesa de Medinaceli y XIV marquesa de Aytona, en Mesa/Fila 27, asiento 4 (en 2013, dejó su cargo; y, cinco años después, fue sustituida por la XV marquesa de Aytona, la joven Victoria Elisabeth von Hohenlohe-Langenburg, nacida en 1997)

Y, en la Mesa/fila 23, se sentaron María Anunciada José de Borbón y Rojas, Marquesa del Bosch de Ares -silla nº1- y, en la silla nº2, su esposo Ramón José de la Cierva García-Bermúdez, Marqués del Bosch de Ares.

Desde la deportación de los moriscos en 1609, hay comarcas tetra-centenarias de España que siguen dominadas por el ancien régime -el régimen político antes de la Revolución francesa.  Y estas comarcas de la España vaciada, desertificada, erosionada y seca, son su responsabilidad. El problema estriba en que la nobleza (es un decir) receptadora (perista, en jerga) de algunas zonas inundables nunca es responsable de nada. Peor aún, esta casta históricamente perista es devoradora de tierra, su desprecio por la Historia Natural es conspicuo y exhiben una peligrosa complicidad con la especulación inmobiliaria que ya se manifestó, por ejemplo, cuando dos de los mayores puticlubs de Madrid funcionaban en dos edificios sitos en el Paseo de las Delicias propiedad de Mariola, una nieta de Franco. De los puticlubs a los fondos buitres no hay ni un paso. Lejos de la capital, esos carroñeros, aliados de los cuévanos ocultos de la monarquía, planean edificar en cuanta zona inundable tengan a mano. Por ende, es obvio que su odio a la Ciencia no se limita a su cánida obediencia al Vaticano sino que llega hasta la Meteorología -demostrado en la dana- y hasta la Historia y la Geografía.

Ver primera parte

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