El plan de Vivek Ramaswamy para poner fin a la guerra de poder entre la OTAN y Rusia en Ucrania

El plan de Vivek Ramaswamy para poner fin a la guerra de poder entre la OTAN y Rusia en Ucrania

Por Andrew Korybko*.

Aceptando la imposibilidad de que Rusia abandone su cooperación mutuamente beneficiosa con China y reconociendo que es probable que tampoco se levanten las sanciones, el resto de sus propuestas podrían constituir los parámetros de un posible acuerdo ruso-estadounidense para poner fin a su guerra por poderes en Ucrania

Un plan pragmático

La guerra de poder entre la OTAN y Rusia en Ucrania tiende a estancarse desde principios de año, después de que la creciente ventaja de Moscú en la “carrera de la logística”/”guerra de desgaste” garantizará que no seria derrotada. Sin embargo, tampoco es probable que la OTAN sea derrotada, ya que probablemente intervendrá directamente -ya sea en su conjunto o a través de una misión dirigida por Polonia que atraiga al bloque a través del Artículo 5- para congelar la Línea de Contacto en caso de que Rusia logre un avance y amenace con arrasar Ucrania.

El espectacular fracaso de la contraofensiva y el subsiguiente juego de acusaciones entre Estados Unidos y Ucrania hacen pensar que las conversaciones con Rusia se reanudarán a finales de año para congelar el conflicto. Antes de que eso ocurra, estos aliados de guerra están intentando frenéticamente convencer a sus respectivos pueblos de que el otro es responsable de esta debacle, al tiempo que formulan una atractiva visión del futuro tras el conflicto. Para lo primero se sirve de su vicioso juego de culpas, mientras que de lo segundo hablaremos a continuación.

El candidato presidencial de EEUU del partido republicano, Vivek Ramaswamy, tercero en las encuestas tras ganar el debate de la semana pasada y que había atraído la atención de los medios de comunicación por su franqueza en cuestiones delicadas, acaba de publicar su “Viable Realism & Revival Doctrine” en un artículo para The American Conservative, su relevante plan para poner fin a la guerra por poderes entre la OTAN y Rusia. Los responsables políticos liberal-globalistas y sus aliados mediáticos respondieron con furia, y no es difícil ver por qué.

Ramaswamy describe el conflicto como una “guerra sin salida” que ha agotado innecesariamente los arsenales occidentales en beneficio de China. Con vistas a contener más eficazmente a la República Popular en Asia-Pacífico, Ramaswamy sugiere que Estados Unidos se libere cuanto antes de su guerra por poderes con Rusia. Para ello, propone reconocer las nuevas realidades del terreno en Europa del Este, poner fin a la expansión de la OTAN, negarse a admitir a Ucrania en el bloque, levantar las sanciones y hacer que Europa asuma la carga de su propia seguridad.

El objetivo explícito es “conseguir que Putin abandone a Xi”, y por eso dice que la contrapartida es que “Rusia salga de su alianza militar con China”. Ramaswamy está convencido de que su plan “elevará a Rusia como control estratégico de los designios de China en Asia Oriental” si se lleva a la práctica, pero el problema es que no existe tal “alianza militar” entre ambos. Además, no es realista imaginar que Estados Unidos “conseguirá que Putin abandone a Xi”, ya que son buenos amigos y sus países son socios estratégicos.

Aclarado esto, este plan tiene sus méritos. Por parte rusa, garantiza los intereses objetivos de seguridad nacional de ese país y le da la oportunidad de apoyarse en la UE para evitar preventivamente una dependencia económica potencialmente desproporcionada de China tras el levantamiento de las sanciones. En el frente interno, el plan de Ramaswamy atrae a la facción pragmática de los responsables políticos, cuya influencia va en aumento, como demuestra el éxito durante el verano de su política hacia India que se detalló aquí.

El momento no podía ser mejor EEUU está buscando una forma de “salvar la cara” para reanudar las conversaciones de paz, como se explicó anteriormente, y la creciente influencia de los responsables políticos pragmáticos podría llevarles a anular las objeciones de los liberal-globalistas a esto, aunque sus rivales todavía podrían tratar de sabotearlo. La enorme atención mediática que ya ha generado Ramaswamy, por no hablar de la que está recibiendo ahora a raíz de su propuesta, podría remodelar el discurso nacional sobre el final de la guerra por poderes.

Los estadounidenses están cada vez más cansados de este conflicto, pero hasta ahora nadie había articulado una visión atractiva del futuro tras el conflicto. Independientemente del futuro político de Ramaswamy, su plan sirve para suscitar una conversación más amplia a todos los niveles sobre el pragmatismo de llegar a un compromiso con Rusia a fin de liberar a Estados Unidos para contener más eficazmente a China en Asia-Pacífico. Esto, a su vez, puede facilitar la reanudación de las conversaciones con Rusia, especialmente si envalentona a los pragmáticos responsables políticos estadounidenses.

El despiadado juego de acusaciones entre Estados Unidos y Ucrania por el fracaso de la contraofensiva conduce al inevitable juego de quién es responsable de perder esta guerra por poderes, y todo ello precede a la formulación por parte de Estados Unidos de una visión del futuro tras el conflicto que resulte atractiva tanto para su pueblo como para sus responsables políticos. La primera dinámica se está intensificando continuamente y cada día ocupa más titulares, mientras que la segunda también se está desarrollando en la actualidad, pero en su mayor parte en silencio, y es a esta dinámica a la que contribuye el plan de Ramaswamy.

Aceptando la imposibilidad de que Rusia abandone su cooperación mutuamente beneficiosa con China y reconociendo que es probable que tampoco se levanten las sanciones, el resto de sus propuestas podrían constituir los parámetros de un posible acuerdo ruso-estadounidense para poner fin a su guerra por poderes en Ucrania. Esa antigua república soviética no entraría en la OTAN, ni ese bloque seguiría expandiéndose, y Occidente reconocería de facto las nuevas realidades sobre el terreno en Europa del Este, mientras que la UE asumiría la carga de su seguridad.

Obviamente, Rusia también tendría que aceptar algunos compromisos regionales en ese escenario, como la relación privilegiada de Ucrania con la OTAN tras el conflicto y las garantías de seguridad duras que probablemente le proporcionará el Eje angloamericano, pero podrían ser aceptables si se satisfacen sus demás intereses. Si se produce algún movimiento en esta dirección, no debería interpretarse maliciosamente como una conspiración de Rusia para facilitar la contención de China por parte de Estados Unidos, sino como lo que realmente es: Rusia anteponiendo sus intereses.

– Traducido para LoQueSomos por Selodi Gasan Adie
– Nota original: SVivek Ramaswamy’s Plan For Ending The NATO-Russian Proxy War In Ukraine Is Pragmatic

* Andrew Korybko es un analista político estadounidense con sede en Moscú especializado en la relación entre la estrategia de EEUU en Afro-Eurasia, la visión global de China One Belt One Road de la conectividad New Silk Road y Hybrid Warfare. Otras notas del autor

Síguenos en redes sociales… Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es   Telegram: LoQueSomosWeb Twitter: @LQSomos Facebook: LoQueSomos Instagram: LoQueSomos

LQSomos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Nos obligan a molestarte con las "galletitas informáticas". Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar