Entrenando baloncesto
El Financiero de El Garaje. LQSomos. Marzo 2015
Un amigo, entrenador de baloncesto con licencia nacional, experimentado y ya con un buen curriculum a pesar de que todavía es joven, nos habla.
Nos dice que los jugadores de uno de sus equipos son aún más jóvenes que él (19, 20, 21 años de edad), y que ha tenido que convencerles de cuál era la mejor táctica para enfrentarse a un equipo de veteranos, resabiados, hábiles en hacer de esas faltas que los árbitros no saben ver, y que, además, iban primeros en la clasificación.
¿Objetivo?: perder.
Pero perder por poco, que la diferencia no sea mucha al final de los dos primeros cuartos. No rendirse y, luego, en la segunda mitad del partido, intentar imponer la juventud, el juego colectivo y la fuerza de sus jugadores frente a su contrincante, experimentado pero fatigado.
Me ha hecho pensar este entrenador. No sólo porque demuestra la inteligencia de quien sabe enfrentarse a una situación en la que, en principio, debería perder. Sino, sobre todo, porque sabe poner de su lado las probabilidades de las que dispone. Pocas o muchas, da igual. Pero las juega a fondo.
Estamos en una situación difícil. Los ataques de los poderosos son continuos. Sabíamos que este 2015 iba a ser un año convulso, y la actualidad nos está dando la razón. No pasa una semana sin que nuevos acontecimientos se precipiten. Hoy, la agresión en Yemen por parte de la Liga Árabe contra los aliados de Irán. Ayer, el crash del Airbus A320. Hace dos meses, el ataque contra Charlie Hebdo. ¿Mañana?… veremos.
Ese es el marco conceptual. Las élites, poderosas, han decidido no ya “tener más”, “explotar más”, sino “quedarse con todo”, al precio que sea.
Nos hablan de recuperación económica y nos prometen (elecciones obligan) la creación de nuevos puestos de trabajo, cuando la realidad es que el gran cambio está ya ahí, que el trabajo es menos necesario que nunca para crear riqueza y que, en lo individual y en lo colectivo, la gestión de la incertidumbre va a resultar una habilidad fundamental.
La acumulación de deuda, estatal -en aumento- y privada -a niveles históricamente altos-, no anuncia nada bueno. Las economías no acaban de arrancar pero los mercados vuelan. Los conflictos se multiplican.
La burbuja va a estallar. Se trata de que el estallido que viene nos alcance lo mejor preparados posible. Con “planes B” realistas, tanto a nivel personal como colectivo. Estamos todavía en los dos primeros cuartos del enfrentamiento, nos van a hacer muchas faltas y los árbitros están comprados.
¿El resultado del partido? El equipo de jóvenes que entrena mi amigo sufrió, pero ganó.
Aunque hubiese perdido, habría que agradecer su esfuerzo.
Gracias, entrenador.