Eric Clapton: “Blues, solo blues y nada más que blues”

Eric Clapton: “Blues, solo blues y nada más que blues”

Por Mariano Muniesa

¿Por qué decidió Eric Clapton en 1994 hacer un álbum de puro blues, que sería el telón de fondo de la que probablemente fue su gira más aplaudida, admirada y seguida en muchos años, sin tocar ni una sola canción del “Unplugged” y rescatando solamente por su naturaleza intrínsecamente blues el “Crossroads”, pero hecho al estilo Bob Dylan, es decir, casi irreconocible?

40 años de su gran homenaje a la cuna del blues

Eric Clapton, cuya brillante carrera tras el inicio de su trayectoria en solitario en los 70 tras la separación de Cream y Blind Faith sufrió un innegable declive en los años 80, inmerso en esa espiral de asimilación de una supuesta adopción de sonidos invadidos de sintetizadores artificiales – como sucedió en el 90 por ciento de las producciones de supuesta vanguardia de aquella década- que le llevó a hacer varios álbumes que además de ser sonoros fracasos comerciales, desvirtuaron su personalidad musical y difuminaron en gran parte su leyenda. Leyenda que ya de hecho había quedado muy ensombrecida por aquellas absurdas declaraciones de 1976 de carácter abiertamente racista inducidas por el alcohol y las drogas que tuvo que rectificar lógicamente años más tarde.

Clapton, alguien que siempre se nutrió musicalmente del blues, fue uno de sus principales valedores en la segunda mitad de los 60 a la hora de actualizarlo, crear lo que se conoció como el blues progresivo inglés, el “british blues”, que formó parte de proyectos más allá de Cream o Blind Faith con John Lennon y Yoko Ono así como con el grupo Delaney & Bonnie With Friends, si se analiza en profundidad su carrera en solitario, lo cierto es que siendo toda una estrella del Rythm’n’Blues, nunca a lo largo de su carrera había hecho un álbum de auténtico blues como el que por ejemplo había registrado Gary Moore en 1990 con su ‘Still Got The Blues’. El éxito de ese álbum muy probablemente le llevó a considerar la idea de hacer un disco en parámetros similares, con toda seguridad aprovechando la resaca del éxito que logró con su álbum ‘Unplugged’ grabado para las sesiones de la MTV y del que siempre se recuerda tanto su melancólica versión de “Layla” como de aquel emotivo corte dedicado a la memoria de su hijo pequeño fallecido en un accidente doméstico, “Tears In Heaven”.

Ese disco sería ‘From The Cradle’. Treinta años después de que entrase en la música reivindicando el lenguaje, el espíritu, la esencia del blues y tratando de incorporarlo al incipiente rock británico, Eric Clapton grabó y editó un disco que como diría unos meses más tarde en el concierto que ofreció en el Palau Sant Jordi de Barcelona en la primavera de 1995, era “blues, solo blues y nada más que blues”. Un álbum publicado en todo el mundo el 12 de septiembre de 1994, del que se han cumplido 30 años, y que merece la pena ser recordado y revisado, sobre todo porque al fin y a la postre, es hasta la fecha su único álbum número uno en el Reino Unido.

¿Por qué decidió Eric Clapton en 1994 hacer un álbum de puro blues, que sería el telón de fondo de la que probablemente fue su gira más aplaudida, admirada y seguida en muchos años, sin tocar ni una sola canción del “Unplugged” y rescatando solamente por su naturaleza intrínsecamente blues el “Crossroads”, pero hecho al estilo Bob Dylan, es decir, casi irreconocible? Sin lugar a dudas, porque sentía esa necesidad creativa, sentía esa deuda con su pasado y sus raíces, ese deseo de dejar para la historia un disco que inequívocamente dejara patente cual había sido la cuna, – “The Cradle”- de su carrera musical. Más todavía: este disco iniciaría una tendencia que le llevaría a reforzar más áun esa ligazón con el blues más puro grabando álbumes como ‘Riding With the King’ con B. B. King, ‘A Robert Johnson Tribute’, ‘Me and Mr. Johnson’ y una celebrada colaboración con J. J. Cale, ‘The Road To Escondido’.

Merece la pena detenerse en el excelente contenido musical de este disco de versiones de clásicos del blues a cargo de uno de ss más privilegiados alumnos. Se abre ‘From The Cradle’ con “Blues Before Sunrise”, que empieza con un sonido de guitarra eléctrica fuerte y un Eric Clapton cantando con un estilo de blues sorprendentemente agresivo. También hay un solo de guitarra slide en la parte intermedia que nos da muchas de las pistas por las cuales nos vamos a guiar para entender y disfrutar este álbum. Es agradable de escuchar, un buen comienzo para el álbum. “Third Degree” empieza con un piano y una guitarra suaves, muy sugerentes, con una emotiva letra en la que Eric Clapton narra una experiencia basada en la mala suerte y sobre lo que supone para un “outsider” en la América blanca acusado injustamente.

“Reconsider Baby” es una pieza tan sencilla como poderosa, a la cual no le va a la zaga esa maravillosa versión de “Hoochie Coochie Man”, muy fiel al espíritu original del blues clásico merced a la armónica y el precioso piano que la decora, envuelve y adorna. “Five Long Years” es la que contiene sin lugar a dudas los mejores solos de guitarra que Clapton grabaría en este disco y la que al menos a mi juicio, tras escuchar una y otra vez tanto la original como este cover, más proximidad en musicalidad, estilo y espíritu guarda con la original. No discutiría que fuera a criterio de muchos críticos y expertos la mejor versión de ‘From The Cradle’.

¿Quién dijo que el blues era solo música triste? Tal vez el propio Clapton, pero en este tema, “I´m Tore Down”, incurre en una hermosa contradicción que nos muestra un blues alegre, heredero de aquellas noche de sábado que bien fuera en cualquier sórdido club de cualquier localidad del sur de los Estados Unidos o en cualquier porsche o cobertizo de aquellas familias de campesinos negros que aquellas noches vísperas de día libre, bebían, cantaban, bailaban, tocaban y hacían el amor siempre con el blues como telón musical de fondo. Si “How Long Blues” tiene un piano a medio camino entre el blues y el jazz con una impagable guitarra acústica slide a juego, “Goin’ Away Baby” es una pieza basada en el groove que suena increíble. Suena fresca e inspirada, sobre todo por la armónica, que le proporciona un inequívoco aire rollingstoniano.

A continuación está “Blues Leave Me Alone”, que es un blues tradicional corto y genial que suena de fábula. Eric Clapton ofrece en este tema una maravillosa pieza cuyo ritmo está basado en el shuffle más tradicional. “Sinner´s Prayer” es un blues lento, intenso, de raíz clásica, que es una de las que más imprime a ‘From The Cradle’ ese carácter de obra definitiva y reivindicativa del blues-rock clásico. “Motherless Child” es no obstante de las más heterogéneas, una balada basada en una acústica perfectamente producida y que en mi opinión, esta muy por encima de cualquiera de las que Clapton grabó en el acústico de la MTV. Por lo demás, es estremecedora la slide de “It Hurts Me Too”, la cadencia entre triste y melancólica de “Someday After A While”, muy próxima a “Driftin’”, otra maravilla de blues acústico rural seco, duro, polvoriento, y que también estremece al escucharlo y el broche final que deja en el cierre del disco “Groaning The Blues”, seis minutos de blues prog que esta ya anunciando ese rock denso e intenso que está en la base del heavy metal.

Cuando hace unas semanas recordamos el legado de John Mayall al blues británico, era inevitable recordar el mítico álbum de 1966 ‘John Mayall & The Bluesbreakers Ft.Eric Clapton’. Hagan la prueba: escuchen ambos discos e imprégnense de ese blues puro y al mismo tiempo evolucionado, percibiendo y disfrutando de esa línea de continuidad que existe entre ambos discos. Verán como me lo agradecen.

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