¿Es sólo en Francia?
Tomás F. Ruiz. LQS. Diciembre 2020
¿Vamos camino de un nuevo régimen al estilo del Reichstag nazi? En esa peligrosa senda involucionista, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quiere erigirse también como pionero del nuevo orden, aprobando una ley que blinde judicialmente la impunidad para sus policías
No sin una espeluznante estupefacción, todos los ciudadanos europeos hemos visto la brutal paliza que la policía francesa propina a un ciudadano negro por cometer el abominable delito de no llevar puesta la mascarilla obligatoria. Los ciudadanos blancos que han participado en manifestaciones pacíficas en Paris, también se han llevado palos y han sufrido malos tratos por parte de los despiadados cuerpos policiales antidisturbios.
Francia es, históricamente hablando, la pionera en Europa de todas las revoluciones sociales e impulsora de todo movimiento en defensa de los derechos humanos. Cuando la policía francesa, sus cuerpos antidisturbios, actúan como bestias salvajes, apaleando ciudadanos pacíficos, deteniéndolos y torturándolos brutalmente, en todos los países europeos se enciende una luz de alarma.
¿Vamos camino de un nuevo régimen al estilo del Reichstag nazi? En esa peligrosa senda involucionista, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quiere erigirse también como pionero del nuevo orden, aprobando una ley que blinde judicialmente la impunidad para sus policías y que les impida responder ante la justicia por todas las torturas y crímenes que cometen en las calles de Francia…. ¿Estamos hablando de una “ley Corcuera” en Francia?
¿Y si no fuera sólo Francia? ¿Y si la clase dirigente del Viejo Continente al pleno se hubiera puesto de acuerdo y estuviera imponiendo clandestinamente ese nuevo orden social con el que quieren convertirnos a todos en víctimas de un nuevo y aberrante fascismo? ¿Y si estuviéramos volviendo al Ancien Regime absolutista que quedó abolido en Europa tras la revolución francesa? ¿Y si apareciera un nuevo Hitler en Europa y, con la complicidad de todos los medios de comunicación -tal y como Joseph Goebbels hizo en la Europa de los años 30-, convenciera a esta clase política europea sin escrúpulos de que lo mejor es “tirar por la calle del medio” y reimplantar la política de los campos de concentración, del exterminio de los disidentes en crematorios, del holocausto que los nazis llamaron la “endgültige Lösung”? (final solution).
¿Alguien se atreve a negar que en España también caminamos hacia ese régimen del nuevo orden mundial donde el exterminio de disidentes se convierta en un protocolo, donde jueces y magistrados amparen todos los crímenes cometidos por la policía en sus polémicas actuaciones?
En mi caso particular, en el año 2008, mientras trabajaba como periodista de investigación en un caso de corrupción institucional de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, fui atacado por un sicario en plena calle. Al poco tiempo se presentaron en el lugar de los hechos dos agentes de la policía nacional de Cuenca; los números aún encontraron a mi agresor agarrándome por el cuello, con mis manos y mis rodillas sangrantes a causa de la paliza que acababa de propinarme; pero ni lo detuvieron ni tomaron sus datos. Recriminé a los agentes su complicidad con el sicario y les pedí sus números de placa.
-Caballero -fue su respuesta- esos datos vaya a pedirlos a la comisaria. Nosotros no tenemos obligación de confirmárselos.
Declarando inocente al sicario que me atacó, los jueces de Cuenca ampararon posteriormente con su sentencia esa impunidad de que dispone la policía nacional para proteger sicarios en sus escarmientos a periodistas disidentes.
Ahora, doce años más tarde, los policías nacionales cómplices del sicario que me atacó siguen actuando impunemente; todas mis apelaciones y recursos por aquella actuación cómplice de la policía nacional de Cuenca con una organización criminal organizada se han estrellado contra el imbatible muro de la corrupta justicia española… ¿Tan lejanos estamos del nuevo orden mundial donde la policía de cualquier país europeo esté protegida por ley para garantizar su impunidad ante los abusos y crímenes que cometen sus agentes contra el ciudadano? ¿Será posible que sobrevivamos, aunque sólo fuera como testigos mudos, a este aberrante y escalofriante futuro que nos han diseñado los nuevos fhürers europeos?… E pur si muove.
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