“Escuelas de ensueño”: la verdad sobre Ángel Llorca, gran pedagogo institucionista
Todo comienza cuando el pasado 4 de noviembre asistí a la presentación del documental de la Fundación Ángel Llorca, sobre la vida del gran pedagogo, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Entre los que participaron en el acto estaban Santiago Carrillo, presidente honorario de la Fundación y Mª del Mar del Pozo, catedrática de la Universidad de Alcalá de Henares y vocal de la citada Fundación.
En las presentaciones sobre don Ángel ya me llamó la atención que la profesora Del Pozo dijera que el sr. Llorca murió en su casa. Lo menciono porque la defunción ocurrió en casa del Dr. Calandre, mi abuelo, rodeado del cariño de mi familia.
Yo había tenido ocasión, en el año 2008, de conocer a la profesora en la presentación de un precioso libro sobre don Ángel y las Comunidades Familiares de Educación en el Perelló y que ella había escrito con mucha información, en gran parte recibida del testimonio de mi tía Josefina Calandre, hija mayor del Dr. Luis Calandre Ibañez, mi abuelo, dado que ella había sido una de las profesoras en dichas colonias escolares durante la Guerra Civil Española.
En dicho libro queda manifiesta la gran relación de la familia Calandre con el Sr. Llorca, habiéndose conocido ambos en la Institución Libre de Enseñanza (ILE) y la Junta para Ampliación de Estudios (JAE), la Residencia de Estudiantes donde vivía el pedagogo, siendo mi abuelo el médico que dirigía uno de los laboratorios científicos y llegando a ser subdelegado de la JAE en Madrid durante los años 1938-39 (claro que esto no lo pone ella, sino que lo he descubierto yo posteriormente).
Incluso en la cariñosa dedicatoria que escribió la profesora Del Pozo en su libro me felicitaba por sacar adelante la memoria de mi abuelo Calandre. Sin esta familia no se puede entender la vida del gran pedagogo institucionista, lo cual es totalmente cierto y así se demuestra, ya que mi abuelo, al morir Llorca (que vivió, con todo el cariño de la familia, sus últimos años en nuestro piso de la calle Castellana, 30 de Madrid) publicó, como homenaje a su viejo amigo, un pequeño folleto titulado “Escuelas de ensueño”, de 11 páginas.
El documental, de 60 minutos de duración y dirigido por Víctor M. Guerra, no menciona a los Calandre ni una sola vez. Al final aparece la foto del pedagogo Llorca del brazo de mi tía Josefina Calandre, pero no se dice quién es la bella señorita, que ciertamente le adoraba.
Santiago Carrillo, que sólo tuvo el mérito de ser alumno de niño en el Colegio Cervantes que dirigía don Ángel, acapara y se apropia del espacio que le hubiera correspondido a la familia Calandre, interviniendo excesivas veces en dicha película contando sus “recuerdos”. A esto lo llamo yo manipulación y apropiación de la verdad histórica y, en este caso concreto, de la de don Ángel Llorca.
Para los que les interese conocer al auténtico Ángel Llorca, les sugiero lean la semblanza que escribe sobre él en los años 60 Pablo de Andrés Cobos, gran maestro institucionista, dentro del libro titulado “Juicios y figuras”, en el que se escribe:
“Cuando terminó la guerra, don Ángel se acogió al calor del hogar del doctor Calandre. Se sentía muy a gusto en aquel ambiente familiar, sencillo y cómodo a la vez. Yo le recuerdo felicísimo con alguna de las hijas de don Luis en las rodillas, Josefina, Julita o Elena, echándole los brazos al cuello. Era la egoísta ternura del abuelo que llega hasta la mala educación, don Ángel mimaba a las hijas de Calandre como a nietas.”
Pero para agravar aún más la apropiación de Llorca por parte de Santiago Carrillo, con la complicidad de las personas e instituciones que han colaborado en el documental, me dijo mi prima Beatriz Moles Calandre que habían estado haciendo una entrevista a su madre, Josefina Calandre, de 95 años, habiéndose desplazado un equipo a Zaragoza donde vive, tomando dicha entrevista en video para incluirla en el documental, lo cual no han cumplido.
¿Qué ocurrió?
Seguramente “censura” pura y dura, que es lo que le comenté a mi prima (también nieta de dos grandes científicos republicanos represaliados de la Junta para Ampliación de Estudios: Enrique Moles y Luis Calandre).
Parece que desde las alturas (Opus Dei-monarquía) llegó la “orden” a última hora de no insertar dicho video después de haberlo grabado, ya que el apellido Calandre está “maldito” desde que hace 6 años vengo sacando a la luz la vida y obra de mi abuelo, con todo lo que ello conlleva de escándalo y que desagrada sumamente a dichos poderes en las alturas.
Pero no es ni mucho menos la más grave ocultación a la verdad historica de Calandre, ya que con motivo del Centenario de la Residencia de Estudiantes se viene “ninguneando “ constantemente a mi abuelo y su gran obra, como por ejemplo el dossier “La Residencia de Estudiantes (1910-2010)”, publicado el verano pasado por la revista “Madrid Histórico” y escrito por Alberto Sánchez Álvarez-Insúa (recientemente fallecido), director de la revista del CSIC “Arbor”, muy vinculada al Opus Dei. En la página 43 escribe:
“… Durante la guerra, la “Resi” se convirtió en un centro de actividad militar y fue incluso un hospital de sangre…”.
Con ello se minimiza la importantísima labor llevada a cabo por mi abuelo durante la GCE y en el Hospital de Carabineros, situado en dicha Residencia. Si hubo un hilo conductor en dicha “Resi” desde su creación, en el año 1910, hasta el final de la guerra, en 1939, fue el Dr. Calandre y a través de él se mantuvo el “espíritu” institucionista de tan emblemático lugar, primero por la actividad científico-médica realizada en los laboratorios y luego por ser un Hospital modélico. Pero claro, para la solicitud del galardón “Sello Patrimonio Europeo” que tienen los de la Residencia, todo esto no tenía importancia y lo ocultaron. Así como el refugio antiaéreo que existe por debajo, construido durante la II República y que ha sido destruido parcialmente.
Opino que el que debería tener el citado galardón europeo es mi abuelo Luís, que sí se preocupó de cuidar de dicho patrimonio.
Si quieren hacerse una idea de lo que digo, pueden visitar la página que acabo de colgar en internet (www.luiscalandre.com) en donde doy buena cuenta de todo ello. Además, se pueden ver fotos, cartas y tarjetas de Ángel Llorca, así como el folleto que da título a este artículo, editado por mi abuelo a la muerte del gran pedagogo, “Escuelas de ensueño”.