Eurocentrismo catedralicio en París

Eurocentrismo catedralicio en París

Por Nònimo Lustre

La presentación en sociedad de la ‘nueva’ catedral de Notre Dame se escenificará en París con el obligatorio gran boato, el hoy, 07 XII 2024. Bueno, pues muy bien; el previsible chunda chunda me alegra por una sola razón: porque (supongo) que la millonada que se han gastado en su restauración/reconstrucción/reparación se ha retraído de los gastos militares -pero sólo lo supongo porque todos sabemos que el despilfarro castrense siempre se disimula en otros desgloses presupuestarios. Por ejemplo: en 2017, dos años antes del Pavoroso Incendio del 15 IV 2019, la laica Francia se gastó 150 M. de euros en un “exhaustivo programa de restauración” de Notre-Dame (en adelante, ND) Obviamente, muy exhaustivo no debió ser pero ahora sólo nos interesa saber: ¿quién pagó esos 150 millones? Espinosa pregunta que nos lleva directamente a ésta otra: ¿quién ha pagado y/o pagará la restauración que será inaugurada esta semana? Pregunta retórica puesto que nunca sabremos las cifras reales del dispendio estatal -ni en el caso de ND ni en ningún otro.

ND nunca tuvo Aguja pero sí desnudo bíblicos…

No había agujas en la ND del siglo XV (cf. Jean Fouquet, en La Main de Dieu protégeant les fidèles – Heures d’Étienne Chevalier, The Metropolitan Museum of Art, NYC)

Esculpido en piedra ca. 1260, este Adán lucía en un lugar destacado de ND… hasta que “para su mejor protección”, fue deportado al Museo de Cluny. Haber convertido al adánico pene en un pétreo manantial arbóreo fue una solución extravagante pero equilibradamente efectiva.

Eva. Exportada de ND pero no a un digno museo como lo fue su marido Adán, sino a un anodino barrio de País.

Siglo XIX: ND continúa sin aguja (Archivo Geoffroy-Dechaume, Museo Metropolitano de Arte, Nueva York)… hasta que, en 1859, se erige la Flecha que ahora quieren resucitar de sus cenizas.

Hasta que llegó Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc 

Viollet-le-Duc (VLD, 1814-1879) sigue siendo el mayor falsificador del Medievo europeo. Léase, el peor delincuente contra la verdad histórica de aquellos tiempos-no-tan-remotos. Gracias a esas infantiloides fantasías que tantísimo encandilaron a los Poderosos, sus dislates arquitectónicos siguen moldeando el imaginario popular de aquella llamada “Edad Negra, oscurantista, beatorra y cruel”. La arbitrariedad de los Poderosos unida al desbocado capricho de VLD inventaron desde los copetes de pizarra de Carcasonne (tan bellos como falsos) hasta las gárgolas (idem eadem idem) de ND. Por desgracia, VLD no limitó sus pastiches a su obra arquitectónica sino que también contaminó el mobiliario, la tecnología física, el arte, etc. De ahí que los tronos, escabeles, baldaquinos y vidrieras made in VLD no soporten su verificación en el Medievo. Más aún, es probable que, si los artesanos medievales hubieran trabajado con las herramientas violetianas, se hubieran exterminado entre ellos. Otrosí, en la actualidad, si los maestros de obra construyeran à la violetiana un castillo, una cárcel o un simple mercadillo dizque medieval, simplemente ningún promotor les contrataría -salvo Macron y los demás atornillados a las disneylandias.

Quizá horrorizado por la manifiesta fealdad de las torres desmochadas que dominan la fachada de ND, VLD propuso no sólo la aguja central que se quemó estrepitosamente en 2019 sino más aún: coronar las susodichas “torres gemelas” con enormes agujas -propuesta no materializada.

Tronchar torres es, en España, un fenómeno muy conocido puesto que hay multitud de pueblos y lugares que se llaman Torremocha. Es fama popular que los Reyes Católicos visitaban sus posesiones desmochando cuanta torre vieran -una advertencia a la levantisca nobleza castellano-aragonesa. Pero me preocupa que la obsesión medievalista de VLD llegara a México y, más exactamente, a Yucatán. Fue durante su visita (sólo fotográfica) a las tierras mayas donde manifestó descaradamente su ideología racista e imperialista. Como buen estómago agradecido, VLD fue un conspicuo admirador de Napoleón III y, en tal sentido, coadyuvó a justificar la agresión imperialista del dizque ‘emperador’ Maximiliano de Austria -hasta que el Habsburgo fue justamente fusilado en el Cerro de las Campanas por las tropas constitucionales del Benemérito Juárez. De ahí que, desde la perspectiva mexicana, se entienda mejor que las restauraciones violetianas, lejos de guiarse por los hechos históricos, fueran edulcoradas por sus acólitos como “modificaciones creativas”.

La (supuesta) creatividad de VLD hizo que husmeara indirectamente en la arqueología mexicana (sobre todo, en la de Palenque, donde, según VLS, triunfó la mezcla de sangre indígena joven con la “primera migración de sangre blanca, los Olmecas”) sobre lo que publicó dos trabajos por los que el finado Maximiliano le condecoró en 1863 con la Orden de Guadalupe. O, más probablemente, por sus esfuerzos intelectuales pronosticando que “una intervención europea en México, permitirá romper los velos que cubren aún la historia de aquella hermosa región”.

Según un historiador y crítico de arte, VLD padeció una manía biológico-estética según la cual era factible “identificar las “razas” de México con las obras arquitectónicas y artísticas. Es decir, que plantea que cada “raza” -blanca, amarilla, negra, etc.-, fue caracterizada por producir un único y particular tipo de construcciones, que esta tipología fue universal y constante a través del tiempo, y gracias a ella era posible reconstruir la prehistoria del continente americano. Obviamente esta concepción racista no estaba lejana de otras similares que caracterizaron la ideología europea del siglo XIX”. Perdonen esta gratuita inferencia: la inundación de Crucificados que ahoga Europa es debida a qué raza: ¿a la romana o a la judía? Hace pocos años, cuando los niños españoles coreábamos “Cuando llueve y luce el Sol /sale el Arco del Señor // Cuando llueve y hace frío / sale el Arco de los Judíos”. Hoy, dada la omnipresencia del antisemitismo, no podríamos constatar que semitas son los palestinos (y los árabes, los fenicios y hasta parte de los etíopes y los somalíes)

En su exquisito racismo ilustrado, VLA llegó a distinguir entre razas jóvenes (las mexicanas) y razas de verdad -las europeas. Sobre las primeras, opinó que los sacrificios humanos eran malos mientras que la escritura era buena. Ningún arqueólogo de su época analizó la frecuencia y el mito de los primeros y, en cuanto a la segunda, VLD tendría que haber leído la opinión contraria de don Claudio Lévi-Strauss. Fiel a su ignorantísimo tiempo eurocéntrico, VLD creyó que los Escitas eran proto-amerindios (¿porqué que no recurrió a ‘la tribu perdida de Israel’?), que los Nahuas venían de Florida (ahora van hacia allá) y que las susodichas razas jóvenes lo son porque no conocían la leche. Sin comentarios. Pero, paradójicamente, pese a su racismo, esbozó que las clases sociales configuraban una realidad -su corolario: que sólo hay obras de arte en donde los blancos arios han sojuzgados a los indígenas”.

Un maya (seguramente yucateco) dibujado por VLD de una fotografía

La Flecha o Aguja

La mayoría de los proyectos que participaron en el concurso público internacional para restaurar ND, se centraron en la recuperación de la dichosa Aguja decimonónica -no medieval. Dicho de otra forma: los arquitectos imaginativamente ultramodernos que concursaron, fueron poco/nada imaginativos puesto que besaron la mohosa huella de VLD. Véanse cuatro ejemplos:

No queremos saber quién fue el equipo firmante del proyecto ganador. ¿Para qué si seguramente fue del gusto de Macron, el Presidente de peor estética entre los mangantes europeos?

Finalmente, dejando aparte el estupendo espectáculo del incendio del año 2019, una nota optimista: durante muchos siglos, ND ha sido el lúgubre escenario de espectaculares ceremonias, desde la decapitación del arzobispo Jean-Baptiste Gobel en 1790, hasta la firma del Concordato de 1801 y la coronación en 1804 por el papa Pío VII de la pareja imperial Napoleón y Josefina. Por ahora, sólo recordamos una ceremonia humanitaria (cf. abajo, ilustración)18 II 1794, fiesta de la Abolición; discurso de Chaumette en ND, entonces convertida en Templo de la Razón

NB. He vivido a 300 mts. de ND pero sólo he entrado dos veces en ese mausoleo coronado por la terrorífica imagen de un reo ejecutado de la peor manera posible. La primera ocasión fue por las obligaciones impuestas por el turismo juvenil y, décadas después, la segunda fue por motivos que no hacen al caso. En ambas inspecciones, me sorprendió que el interior de ND fuera mucho más feo que las tropecientas catedrales que cualquier español ha visitado en su país. No sólo las vidrieras eran vulgares sino que todo, desde la grisalla de los muros -aunque ahora las pinten de blanco, monas se quedan- hasta la pesadez de sus naves, todo era lóbrego e inhóspito. Resumiendo: es la catedral más risible de Europa.

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