Excepcional
Jesús Gómez Gutiérrez*. LQS0mos. Mayo 2015
I
Es el sol de la mañana, haciendo un siete a lo que antes se llamaba el estado de las cosas. Dice que salgas y hagas algo con tu vida, no eso, no esto y no aquello. Algo excepcional. Concretamente, ALGO. De su carácter, directo y sin contemplaciones, y de su porte, mito que se encarama a una cúpula, se disfraza de piedra y alza un vermut. Mira que lo pone difícil.
II
Si se piensa, es imposible; luego no se piensa, se hace. Y no debe de ser ningún secreto, porque cualquiera de los que están en contacto con él (los marchantes africanos de cine, las camatas del bar, el que pide junto a la glorieta, el que pide en la glorieta, la que pide en la entrada del Eroski, la cuadrilla que está arreglando el antiguo club y la gran mayoría de los jóvenes y mayores que buscan pisos compartidos, empleos, academias, posibles empleos y sobre todo empleos) lo hace sin despeinarse y sin dejar de hacer lo que tiene que hacer. Como van pegados a la realidad, llevan el sol de la mañana. No se puede decir lo mismo de los otros, básicamente rentistas.
III
Que le den a los otros.
IV
Estos no andan por aquí, pero sus caras adornan todo el distrito, todos de colorines, todos presuntamente afables, todos tan de todos que hasta sus más abyectos seguidores los ningunean. Al parecer, es publicidad electoral. Yo niego la mayor: que tenga efecto electoral, si es que pretenden el voto. Uno se ha caído de una farola y, en lugar de mirar la esperanza, el futuro, la utopía, los pajaritos del cielo o lo que se suponga que esté mirando, mira un cartel de la tienda de variantes: «Aceitunas aderezadas. Mejillón, anchoa, cebolleta».
V
Cuenta Vonnegut —no recuerdo la versión del protagonista— que, cuando la Ciudad de Londres ofreció a George Bernard Shaw la Orden del Mérito, la rechazó con el argumento de que él ya se la había concedido. Pues bien, así los del sol de la mañana, por lo de la cúpula y el vermut. Se los conceden haciendo, y ése es un algo muy pero que muy ALGO.