Francisco: un Papa franquista y antisemita
El Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, nuevo Papa con el nombre de Francisco I, es miembro de honor de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg (1), fundación privada con sede en Argentina, EEUU e Israel. Lleva el nombre de un diplomático sueco que salvó vidas de judíos durante el Holocausto (Shoah) y luego desapareció en la URSS.
En la página web de esta Fundación, en 2004, entre otras actividades, se citan homenajes a católicos “salvadores de judíos”, como son los diplomáticos españoles (2): Propper de Callejón, Bernardo Rolland, Ángel Sanz Briz, Romero Radigales, Julio Palencia y José Rojas Moreno, Conde de Casas Rojas, entre otros. Todos ellos franquistas, diplomáticos traidores a la II República española, que se pasaron al bando rebelde de Franco. Los podemos ver en la lista del Anexo del libro “Al servicio de la República” coordinado por el prestigioso historiador Ángel Viñas, con prólogo del Ministro de Asuntos Exteriores, Moratinos, y publicado por el mismo Ministerio y Marcial Pons en el año 2010.
El Conde de Casas Rojas fue copartícipe en la redacción, publicación y aplicación de una norma antisemita, nada más finalizar la Guerra Civil española, en mayo de 1939, desde su negociado en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Dicha norma, que ya hemos comentado en otras ocasiones, le fue aplicada a mi abuela Rosa Hoenigsfeld, judía polaca, al volver a España en agosto de 1939, así que sé de lo que estoy hablando.
Este conde es el bisabuelo del actual Ministro de Justicia de España, Alberto Ruiz Gallardón, que estudió en el colegio de los jesuítas de Madrid “Nuestra Señora de los Recuerdos”, situado en Chamartín. Otros conocidos políticos españoles provienen de dicho colegio, como Rodrigo Rato, Arias Cañete, etc.
La Fundación Raoul Wallemberg no sólo tiene al Arzobispo de Buenos Aires, ahora Papa, en su Fundación. Hay también otros arzobispos, como el de la iglesia anglicana de Canadá, el Presidente del Consejo Pontificio para la cultura –del Vaticano–, el Obispo de Zárate –Argentina– y los rabinos jefes de Europa-Francia, Roma-Italia y Génova-Suiza.
Es, pues, un contubernio rabínico-católico el que participa en esta Fundación. La Iglesia Católica, desde su activa participación en el Holocausto, con la figura de Pio XII a la cabeza, ha intentado “redimir” su pecado original mediante la colaboración con la jerarquía judía.
Como nos dice Daniel Jonah Goldhagen en su ya clásico libro La Iglesia católica y el Holocausto: “La Iglesia, que fue cómplice del Holocausto, tiene que reparar su culpa”.
La Fundación Wallenberg es claramente un ejemplo de ese intento de reparación de culpa, y digo intento, pues homenajear a personajes como Rojas Moreno, va en el sentido contrario. Y lo mismo con los demás diplomáticos franquistas que, si bien “salvaron a judíos” en el Holocausto, pertenecían a un Régimen, el franquista, ilegal e ilegítimo, que luego dio cobijo en su territorio a criminales nazis como el belga Degrelle, de las SS, y que aplicó al menos dos normas antisemitas (paso de fronteras y depuración de médicos), participando así activamente en el Holocausto.
Hace poco, se ha dado el nombre de Raoul Wallenberg a una sala del Parlamento Europeo y tal vez tenga algo que ver en ello el que Durao Barroso, actual Presidente de la Comisión Europea, haya sido miembro de dicha fundación.
Tampoco parece casual que el “United States Holocaust Memorial Museum” de Washington D.C., el segundo en importancia sobre el Holocausto tras el de Yad Vashem en Israel, esté situado en la siguiente dirección: “100 Raoul Wallenberg Place”.
Notas: