Gallardón y los pitos
Querido Gallardón:
Le escribo esta carta con la esperanza de que caiga en las manos de alguno de sus múltiples asesores y se la traduzcan. Es castellano, lo sé, pero al escucharle, me queda siempre la duda de si es usted realmente un bàrbaro o un hombrecillo de carne y hueso.
Iré al grano, su tiempo, cuesta muy caro, qué cosas, seguro que cuando le dan la paga no mira si los billetes tienen clítoris o si con ellos sus amigos pagaron en Londres algún embarazo. En fin.
Después de pensar mucho, sobre lo que quiere hacer con los abortos, o la interrupción de embarazo, o como quiera llamarlo en su idioma carcelario, he encontrado solución factible para este problema:
Hacer la vasectomía a los hombres zurdos, a todos aquellos que follan libertinamente, a aquellos que les falla el condón, a los que usted sospeche con su extraordinario criterio que pueden preñar a una mujer que luego no desee tener una criatura, pida investigaciones, averigüe quienes tienen sexo con demasiada frecuencia, quienes son los ateos, los libres, los insumisos, los empobrecidos, los endeudados, los enfermos…
Cuando tenga el inventario completo, lo envía a los hospitales y ordena sus vasectomías, con cualquier disculpa. Qué mas da lo que diga, usted es quien manda.
Con esto que le propongo evitará que las mujeres, tan torpes históricamente para manejar su cuerpo y dominar los placeres, tan inútiles para decidir, para pensar, para conducirse por el camino recto de dios y de la patria se vean obligadas a acudir a cualquier lugar para arrancarse de las entrañas un embarazo no deseado.
Así pues, termino, no sin antes pedir bendiciones para su pito, deseándole, cómo no, que tenga tantos hijos como esperma.
Un abrazo, casto, virginal, anorgàsmico.