Greta Van Fleet: ‘Starcatcher’

Greta Van Fleet: ‘Starcatcher’

Por Mariano Muniesa.

‘Starcatcher’ es un disco que sí, en muchas de sus canciones evoca esencias, guiños y sonoridades indiscutiblemente zeppelianas. y que al tiempo nos muestra a un grupo de rock indiscutiblemente retro, cuyo lenguaje, estética y propuesta reproduce y reactualiza el sonido y el estilo de la música de los años 60 y 70, pero con un frescor y una energía propia

El nuevo álbum de Greta Van Fleet: caza de estrellas con guitarras zeppelianas

Se dice en una de las revistas de referencia del periodismo contemporáneo, el mítico magazine norteamericano Rolling Stone lo siguiente acerca del nuevo disco de Greta Van Fleet, ‘Starcatcher’: “Mucho se ha hablado del amor de Greta Van Fleet por la música de los 70 y especialmente por Led Zeppelin, cuyas canciones más peso tienen en el bagaje de esta banda. Probablemente, eso no va a cambiar mucho con ‘Starcatcher’, su tercer álbum de rock ‘n’ roll cósmico y deportivo. Alcanzando las estrellas, Greta Van Fleet van a encontrar que pisar la tierra es tan difícil como inútil”.

Sí, tenemos ya en nuestras manos el nuevo disco de una excelente banda estadounidense de la que me enorgullezco, aun con toda la modestia del mundo de afirmar que quien suscribe estas líneas fui de los primeros periodistas musicales que escribió sobre ellos en España, y de los primeros que pinché su música en mi programa de radio “Rock Star” en www.mariskalrock.com. Por ese motivo, me despertaba una especial curiosidad escuchar, desmenuzar y analizar en profundidad su nuevo disco, que me ha sorprendido muy positivamente y debo decir que con algún matiz, me ha gustado y puedo recomendar su escucha.

De entrada, hay que decir que es un disco de rock en el estilo de lo que se conoce actualmente como “retro”, pero marcando una distancia en lo musical importante con su, por otra parte, no menos atractivo y adictivo ‘The Battle At Garden´s Gate’. La tendencia hacia temas de blues-rock progresivo largos, elaborados y que entroncaban con su inspiración de finales de los 60 y primeros 70 ha dejado paso a un rock más directo, más crudo si cabe y que si valiera pese a los tópicos, la comparación con la evolución de Led Zeppelin, podría decirse que es más ‘Led Zeppelin II’ que ‘Led Zeppelin III’ o ‘Physical Graffiti’.

Siempre he puesto muy en valor a la hora de comentar o criticar un disco la labor del productor, y creo que una vez más, esa labor es de capital importancia. El productor Dave Cobb ha ayudado sobremanera a prosperar dentro de sus zonas de confort al grupo, sin alejarles de sus musas y su sonido. “The Falling Sky” y “Sacred The Thread” canalizan la influencia tan innegable como asimilada y aceptada de Zeppelin –solo hay que escuchar la batería, que bien podría haber estado grabada por el mismísimo John Bonham-, mientras que “Meeting the Master” apunta a una epopeya de Rush al estilo ‘2112’, lo cual nos muestra que el grupo no renuncia del todo a su vena progresiva. Un agradable e intenso viaje nostálgico que desenterrando sus raíces se postula para mantener vivo el rock ‘n’ roll en 2023. Greta Van Fleet sigue mirando hacia el futuro mirando al pasado, una fórmula que yo considero válida, inteligente y creíble cuando como es el caso de este grupo, transmite honestidad, sinceridad y autenticidad.

“Fate of the Faithful” ya muestra que el rock más directo, fuerte y agresivo dentro de su estilo marca gran parte del contenido de este disco, sin perjuicio de que la banda se toma un respiro para la segunda canción, “Waited All Your Life”, antes de reanudar el modo de avance completo en “The Falling Sky”, un rock adictivo con una armónica maravillosa que nos lleva a “Sacred The Thread” y “Farewell For Now”, dos de los cuatro cortes presentados antes del lanzamiento oficial de ‘Starcatcher’, que funcionan a velocidades más lentas, pero presentan el tipo de estructura y voces que recuerdan a los Rival Sons de la era más primigenia. Entre las dos está la pista más corta de ‘Starcatcher’, la acertadamente titulada “Runway Blues”, en la que Greta Van Fleet parece divertirse acelerando a través de la carrera de 77 segundos de la canción.

Si bien la primera mitad del álbum parece ser la más fuerte, la penúltima canción, “Meeting The Master” se siente y se percibe como el espacio musical donde Greta Van Fleet encontraron el nuevo universo que estaban buscando. La voz de Josh Kiszka es suave cuando comienza “Meeting the Master”, pero estalla en un vibrato desgarrador y electrizante cuando Wagner y los hermanos Kiszka construyen un crescendo colectivo que nos devuelve a los tiempos de inicio del hard rock de 1970

Si bien Greta Van Fleet han mencionado bandas como Cream y Bad Company – su guitarrista principal me dijo en una entrevista que les pude hacer en 2019 que Paul Kossoff de Free era para él mucho más influyente que Jimmy Page- junto con grupos más actuales como The Black Keys y Rival Sons como influencias fundamentales en su sonido, no sé sinceramrnte si de manera deliberada o no, el tratamiento de la voz en temas como “Fate of the Faithful”, traen al líder de Led Zeppelin, Robert Plant, a la evocación de un rock fuerte, crudo y al tiempo sensible que de hecho, caracterizaba también a los Zep de su mejor momento.

Lo dije en su momento y lo repito ahora: Bien ¿debe eso ser criticado? En mi opinión, no. Si estuviéramos hablando de un grupo sin personalidad propia, sin un bagaje musical construido en torno a unas canciones que funcionen, un estilo propio y sin una actitud rockera creíble y solvente, la crítica sería pertinente.

Pero no es este el caso. ‘Starcatcher’ es un disco que sí, en muchas de sus canciones evoca esencias, guiños y sonoridades indiscutiblemente zeppelianas –y yo pienso que será algo de lo que ya no se desprenderán, independientemente de las críticas más o menos duras o malintencionadas- y que al tiempo nos muestra a un grupo de rock indiscutiblemente retro, cuyo lenguaje, estética y propuesta reproduce y reactualiza el sonido y el estilo de la música de los años 60 y 70, pero con un frescor y una energía propia de un grupo que sigue más cerca de los 20 que de los 30.

Incluso en sus letras y su tratamiento vocal, Greta Van Fleet rompen moldes, haciendo que en más de una canción Jon Anderson de Yes parezca haber sido un invitado más a la grabación. Dureza y fortaleza sonora hábilmente combinadas con una sensibilidad especial y unas ensoñaciones envueltas en una inspiración tan luminosa como embriagadora. Un disco que despertará conciencias, provocará miradas sonoras nostálgicas y afán de correr hacia el horizonte sin miedo en ahogarse en el mar. Rock clásico futurista, sincero, genuino y cargado de aquello que en los años 60 se denominaba “buenas vibraciones”. Compruébenlo.

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