Guatemala, Arévalo y el gobierno de la nueva primavera
Por Victoria Korn*.
El sociólogo y diplomático Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, obtuvo el 58% de los votos frente al 37,2% de la ex primera dama Sandra Torres para consagrarse como próximo presidente de Guatemala desde el 14 de enero próximo. El vencedor es un adalid de la lucha contra la corrupción
Venció en el balotaje a la conservadora Sandra Torres, quien lograra un 15,7% de los votos en la primera ronda, superando entonces a Arévalo, hijo del expresidente Juan José Arévalo, que logró el segundo lugar con el 11,8%, sorprendiendo a la prensa hegemónica. Más de 9,3 millones de guatemaltecos estaban llamados a las urnas pero la participación ciudadana se situó en algo más del 45% del padrón electoral.
“Hoy aceptamos con mucha humildad la victoria que nos ha dado el pueblo de Guatemala. Las urnas se han expresado […] y lo que el pueblo grita es ‘basta ya de tanta corrupción”, dijo Arévalo en sus primeras declaraciones como presidente electo, mientras la multitud coreaba “¡Sí, se pudo!”.
Las celebraciones por la victoria de Arévalo llegaron también desde el exterior, donde varios exfiscales y exjueces tuvieron que exiliarse en los últimos años ante la persecución a quienes habían combatido la corrupción. El exfiscal Francisco Sandoval publicó un tuit: “¡Felices de la victoria, la victoria del pueblo de Guatemala. Nos verán volver!”, escribió en un mensaje junto con la exfiscal general Thelma Aldana, y las exjuezas Erika Aifán y Claudia Escobar.
La persecución contra ellos se desató cuando la fiscal Consuelo Porras tomó el mando del Ministerio Público bajo la presidencia de Alejandro Giammattei.
Arévalo ganó con con la promesa de recuperar las instituciones guatemaltecas, asfixiadas por la corrupción, para, a partir de ahí, poner a funcionar el Estado al servicio de la población, sin prometer milagros para Guatemala, un país de 17,6 millones de habitantes, en el que cerca del 60% de la población vive bajo la línea de la pobreza, y con grandes carencias de salud, educación o infraestructuras.
Nosotros siempre decimos: ‘No tenemos varita mágica’. Los problemas del país no se van a resolver en cuatro años, pero podemos empezar a hacerlo y eso es lo que tenemos que demostrar”,añadió.
Semilla florecida
El surgimiento de este partido antisistema nacido al calor las protestas anticorrupción de 2015 y que desafía las formas tradicionales de hacer política ha ilusionado a la mayoría de los votantes guatemaltecos en esta elección histórica, ya que confiaron que se podía frenar al auge del autoritarismo que ha visto el país en los últimos años.
El sistema prevaleciente en Guatemala, construido por una élite cleptómana compuesta por grupos de empresarios fosilizados, militares enriquecidos por las ventajas que les dio la guerra que sufrió el país durante más de 30 años y crimen organizado que tiene al Estado como su botín, fue sorprendido por una marea subterránea que no vieron venir por su prepotencia ciega, que se expresó en el posicionamiento del partido Semilla en la segunda vuelta electoral y su triunfo en el balotaje del domingo 20 de agosto.
Semilla, pese a ser un partido pequeño y nuevo, se convirtió en el catalizador del enojo ciudadano ante los atropellos en los que esa élite cleptómana ha incurrido cada vez más arbitraria e impunemente contra todo aquel que se atreva a poner en evidencia los crímenes y corruptelas que le caracterizan. Nació a raíz de la necesidad de dar continuidad orgánica al movimiento espontáneo que logró la renuncia del presidente Otto Pérez Molina en 2015.
El camino a la segunda ronda introdujo permanentes arremetidas desde el Poder Judicial para intentar inhabilitar al Movimiento Semilla (de Arévalo), de fuerte discurso anticorrupción, en un país donde el 48 por ciento de los niños sufre desnutrición crónica. Ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta en primera vuelta, por lo que se realizó un balotaje con exprimera dama y abanderada de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
El binomio presidencial de Semilla denunció a escasos días de las elecciones una “sucia”campaña de desinformación en su contra. “Ya basta de desinformación. Estamos viendo una campaña que no solo es sucia, sino que tiene como principal vocera a una candidata presidencial”, señaló Arévalo ante contenidos que han sido difundidos en diferentes formatos digitales, así como “insultos que la candidata Sandra Torres esparce en sus mítines”.
“Es impresentable que Sandra Torres sea el principal rostro de las mentiras, de la desinformación y de los mensajes de odio que hoy estamos viendo”, expresó Arévalo y añadió que se trata de “un daño directo y dirigido al desarrollo libre del proceso electoral (…). Busca estafarlos para que voten por miedo o por información que no es verídica”.
Como quedó demostrado en el debate del pasado 14 de agosto, el liderazgo de Bernardo Arévalo está asentado en una conducta sobria y serena y en un conocimiento del país, así como en una idea clara de cómo gobernarlos. Allí, Torres mostró un discurso mendaz, xenófobo, homofóbico y repitió los lugares comunes de la propaganda del Pacto de Corruptos.
Semilla sumó una fuerza rural -la Plataforma de Organizaciones Indigenas y Campesinas- en una experiencia y valiosa,sobre todo para los jóvenes del partido, que descubrieron a esa Guatemala con la que coexisten y que muchas veces ignoran, sepultando el imaginario de que es un partido urbano de carácter pequeñoburgués. El voto rural fue fundamental sobre todo en las areas de mayoría indígena.
Nada será fácil
El presidente electo deberá gobernar con un Congreso en contra y donde tienen mayoría dos partidos de la política tradicional contra los que se ha pronunciado de manera firme: el oficialista Vamos, de Alejandro Giammattei, y la UNE, de Sandra Torres.
Arévalo y Semilla tkienen el reto de determinar sus prioridades en la lucha anticorrupción: si perseguir penalmente a los actores que han cometido actos de corrupción, como hizo la extinta Comisión Internacional contra la Impunidad (Cicig), o establecer los mecanismos necesarios “para evitar que estos actores continúen haciendo esos actos de corrupción”.
“Lo que vemos hoy es que la cabeza del cuerpo, que es Alejandro Giammattei, está podrida. Eso también incentiva a que otros actores de otras instituciones actúen de manera podrida”, afirmó la politóloga Marielos Chang. “Será interesante saber qué va a pasar cuando esa cabeza es sana, cuál va a ser el mensaje y cuál va a ser la acción y los incentivos de los actores de otras instituciones para trabajar en ese rumbo”, añadió.
«Lo que el pueblo grita es ‘basta ya de tanta corrupción’ (…). Trabajaremos por garantizar instituciones que ganen su confianza (…). Esta victoria es del pueblo y ahora, unidos como pueblo de Guatemala, lucharemos contra la corrupción», dijo Arévalo en su primera comparecencia tras su victoria y señaló que su futuro mandato será «el gobierno de la nueva primavera». Habrá que esperar hasta el 14 enero.
* Periodista venezolana, analista de temas de Centroamérica y el Caribe, asociada al CLAE.
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