Héroe de la resistencia, héroe de la democracia: Cipriano Martos
Por Iñaki Alrui.
“Hasta que la historia sea contada por un león,
la caza glorificará al cazador”
(Proverbio africano)
Ha tenido que pasar medio siglo para que los restos de Cipriano Martos llegaran a su tierra de origen, un deseo de sus familiares a quienes nunca se permitió tener un duelo digno. Los restos de Cipriano fueron arrojados a una fosa común en el cementerio de Reus y ahí han permanecido durante cincuenta años, cubiertos por toneladas de tierra y, lo que es peor, de intencionado olvido.
Un granadino catalán
Cipriano Martos Jiménez era un obrero y sindicalista andaluz, nació en 1942 dentro del término municipal de Loja, adyacente a Huétor-Tájar (Granada), en el seno de una familia de campesinos pobres. En 1969 emigró, buscando mejor vida, a Morón de la Frontera y después a Teruel, Sabadell, Terrassa y Reus, pasando a formar parte de los miles de andaluces que desarrollaron la industria y las ciudades de Catalunya. Tuvo diversos oficios: jornalero, minero, trabajador del textil y, finalmente, albañil. Se afilió al sindicato OSO (Oposición Sindical Obrera), fue militante del PCE M-L (Partido Comunista Español Marxista-Leninista) y miembro del FRAP.
Cipriano no cayó del andamio
La Guardia Civil lo detuvo el 25 de agosto de 1973, tras repartir panfletos en Igualada, y lo llevó al cuartel de Reus, acusado de propaganda ilegal y de pertenecer al FRAP. Lo interrogaron y torturaron y, dos días después, el 27 de agosto —tras obligarle a ingerir un cóctel Molotov, combinación de ácido sulfúrico y gasolina—, tuvieron que trasladarle al Hospital de Sant Joan de Reus (actual Hospital Universitari Sant Joan). El 29 de agosto, a pesar de su pésimo estado de salud, el juez le tomó declaración.
A la familia le dijeron que se había caído de un andamio, pero la Guardia Civil no les permitió visitarlo, ni siquiera despedirse. El 17 de septiembre de 1973, después de veintidós días de agonía con el esófago y aparato digestivo abrasados, muere a consecuencia de una hemorragia interna. La defunción se registró el 19 de septiembre en el Registro Civil de Reus y los restos fueron inhumados en secreto el 20 de septiembre de 1973, en un servicio de beneficencia propiedad del Ajuntament de Reus, en la fosa 11-67 norte del Cementiri de Reus. Cipriano Martos no se cayó de un andamio, a Cipriano lo asesinaron en el cuartel de la guardia civil de Reus.
Romper el silencio, vuelta a casa
Afortunadamente, ni la familia ni sus camaradas olvidaron nunca este inhumano asesinato de Estado perpetrado por la Guardia Civil.
Y este sábado 3 de junio se cerraba parte de un círculo sobre la vida de un resistente a la dictadura franquista, perteneciente a esa larga lista de personas luchadoras que se enfrentaron al franquismo de cara, una lucha desigual que Cipriano pagó con su vida.
Varias ceremonias acogieron la vuelta de Cipriano a Huétor Tájar, Granada.
A la mañana, que prometía tormenta, lucía un radiante sol que invitaba a estar de calle. La Casa de la Cultura de la localidad acogía a las diez de la mañana un acto, sentido y emotivo, como todo lo que seguiría después, al que concurrieron en armonía instituciones, familia, amistades y camaradas. Una imagen nada más entrar en el salón resume aquellos años de olvidos intencionados y de luchas por la memoria: sobre el escenario un caballete con gran foto a color de Cipriano Martos, congelado en el tiempo, junto a una pequeña caja con los restos recuperados, cubierta con las banderas que enarboló nuestro querido luchador antifranquista, una roja y otra tricolor, al lado la bandera andaluza.
El cortejo fúnebre de más de doscientas personas partimos hacia el cementerio municipal, a la cabeza hermanos y hermanas con el féretro entre sus manos. Cipriano muerto, asesinado, pero al fin libre, recorre de la mano de sus hermanos el camino al cementerio por la vega de Granada, regando de dignidad el recorrido. En el cementerio de Huétor Tájar no volverán a faltar las palabras solidarias, de amistad y recuerdo para uno de los padres de la democracia, peor o mejor, que tenemos, que no la regaló nadie ni llegó por las supuestas bondades de siniestros personajes: llegó por las luchas de personas como Cipriano. Un estado democrático que se precie debería de homenajear periódicamente a figuras como Cipriano Martos, héroe de la resistencia antifranquista. Los restos de Cipriano descansan por fin junto a los de su madre y su padre, y no se trata solo de huesos, se trata de recuperar la dignidad de la persona y de su familia. A pie de fosa, todas juntas cantamos el hermoso himno de Andalucía: ¡Andaluces, levantaos! ¡Pedid tierra y libertad!
Catalunya en Granada y una familia con los brazos abiertos
Invitadas por la familia para seguir compartiendo un día tan importante, al calor de unas mesas con mantel, compartimos gratitudes, intercambio de recuerdos y reencuentros con veteranas y veteranos militantes que compartieron vida y lucha al lado de Cipriano. También pudimos conocer más detalles del proceso de exhumación y ver la prenda que llevaba puesta en su muerte, recuperada cuando los arqueólogos desenterraron los restos arrojados secretamente a la fosa de Reus: una camisa blanca de tergal, que la Generalitat, responsable de la exhumación, entregó a la familia y que lleva las marcas del sufrimiento de la víctima: rasgada, hecha jirones, y la tela que aún conserva unas espeluznantes manchas de sangre.
Gracias a todas las gentes de Catalunya que ayer estaban presentes, y a las que no, pero que entre todas han hecho posible este acto. Obligada mención para Mª José y Felipón. Ayer la solidaridad entre pueblos de diferentes puntos del estado nos unió, tal como es y será siempre, bajo la misma patria común de la Verdad, la Justicia y la Reparación.
Gracias a toda la familia Martos, que nos hicieron sentir en casa, en esa casa en la que entramos todas.
Y gracias, muchas gracias, porque podría seguir narrando detalles, conversaciones, y no sé si lo hago desde la razón o la emoción de haber vivido un día tan intenso como lleno de cariño, de afectuosos abrazos de esos que nos llenan de energía en estas pequeñas victorias que podemos celebrar entre tantas luchas de resitencia(s).
El tiempo vuela cuando se vive el momento, feliz de participar en este acto de restablecimiento de la justicia, y también de sentirse parte de la historia que suma para la transformación social: los pequeños pasos son imprescindibles para ese mundo mejor que queremos y que seguimos defendiendo al lado de Cipriano Martos, por lo que él luchó, por lo que le arrebataron cruelmente su vida.
Cipriano sigue vivo entre nosotras, y así seguirá mientras mantengamos viva su memoria y legado, porque solo mueren los olvidados.
¡Gracias!
“Le robaron 50 años de vida,
porque él podía vivir igual que yo,
que soy el mayor”
Antonio Martos, hermano
PS: El crimen contra Cipriano Martos está incluido, desde 2014, en la Querella Argentina por crímenes del franquismo, cuya instrucción sigue abierta.
– Cipriano Martos ¡no olvidamos! –
#Verdad #Justicia #Reparación #NoRepetición #ResistenciaAntifranquista
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Buenas tardes quisiera saber a qué entidad debo meter dinero para que siugáis en la lucha,atent. r. bielsa
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Imprescindible gratitud para todos los que, en consecuente ejercicio del deber de memoria lo han hecho posible. Cipriano Martos y tantos todavía olvidados, sobradamente lo merecen. Seguro que, a través de sus conspicuos gabinetes de prensa, “ministros y ministras”, por supuesto, habrán tenido cumplida información de los hechos. Bien podría esperarse un mínimo gesto del “gobierno en funciones más progresista”. Evidentemente, qué ingenuidad. Tienen otras prioridades; eso sí, que no falte mentar cotidianamente la “democracia” y las amenazas que acechan. Por cierto, se acuerdan de aquellos que, indignados, gritando aquello de “la llaman democracia” contestaban ” .. y no lo es”… Sí, ésos. Ésos que hoy también han olvidado el omnipresente sustantivo entonces tan en boga: sí, naturalmente, “la casta”. Curioso.
Sólo por este cruel asesinato, y las circunstancias que lo rodearon, la Guardia Civil tendría que haber sido disuelta.