Historia popular de Burzaco
Redacción. LQSomos. Enero 2015
A todo el pueblo, y cuando digo pueblo, es pueblo –en serio– de Burzaco que, sin su concurso, esta humilde colección de recuerdos hubiera sido imposible de recopilar. Recordemos que la nostalgia es la que hizo escribir a Homero Manzi sus imperecederas páginas poéticas, porque él no era un hombre de Letras sino que escribía letras para los Hombres.
“El profe Daniel”
Un trabajo del profesor Daniel A. Chiarenza, que tenemos el gustazo poner a tu disposición, para su libre uso… ¡cultura libre!
Porque la historia la hacen los pueblos a través de sus principales protagonistas: trabajadores, artistas, deportistas, vecinos… y no solo los fundadores.
La historia la escriben los pueblos, sus verdaderos protagonistas. Esos anónimos cotidianos que organizan, razonan, dan respuestas, crean universos en el que establecen pautas que los identifican.
Esos universos amplios contienen otros más acotados, vinculados a lo local, porque en ese intento van forjando lugares de pertenencia, legitimando espacios y perfiles tras los que se encolumnan identificándose más o menos sólidamente, dependiendo del mayor o menor conocimiento y vinculación alcanzado.
La mayoría de los pueblos que dieron origen más tarde a ciudades, a partir de la ciudad de Buenos Aires, fueron extendiéndose hacia el Norte, Sur y Oeste reconociéndose varias etapas no exentas de contradicciones, que fueron espejo de la realidad del país. Las primeras concesiones de tierras a españoles, luego el asentamiento de criollos. Sobre esta base se sumarían inmigrantes llegados al compás de las leyes que propiciaron la provisión de mano de obra necesaria para el proyecto político-económico de la etapa de la inserción de Argentina en el mercado internacional.
Burzaco fue uno de aquellos focos de población que cumplió con las etapas: se repartieron las tierras a españoles que llegaron junto con los conquistadores, sobre las que se asentarían criollos e inmigrantes. Así , desde el 14 de agosto de 1865 nació como pueblo. El aporte inmigratorio significó una intensa transculturación que le dio un perfil que la diferenciaba de otras ciudades, a la vez que dialécticamente, transformó sus instituciones concretando un universo que fijó a su suelo entrañablemente a tantos hombres y mujeres que siguieron escribiendo una historia, que hoy el profesor Daniel Alberto Chiarenza pone en papel habiendo contado con el inapreciable testimonio de sus vidas en una tarea que resulta inconclusa por lo complejo de su entramado y que ameritará, a no dudarlo, una nueva edición ampliada.
La Historia Popular de Burzaco nace del enamoramiento del autor por la vida barrial y casi pueblerina de Burzaco. Sobre ello nos cuenta “Empecé a quererla bajo la influencia de mis afectos familiares y encontré mi vínculo de pertenencia. Sí, es mi lugar en el mundo, donde si bien no tengo mis raíces por nacimiento, ahora fui trasplantado y está mi arboladura en firme marcha a las alturas, mis cinco hijos y mis tres nietos. Ese es mi anclaje y mi compromiso con la comunidad”. Si bien el autor reconoce que “en este ejemplar faltaron un montón de testimonios y material fotográfico que, sé que existe y ya estoy recopilando, sobre todo de personajes populares, pueblerinos y que pertenecen al mundo del trabajo y de las comunidades de base al mejor estilo de las aldeas europeas o americanas”, que no faltarán en un próximo ejemplar a publicarse. Una nueva apertura a la literatura histórica se nos presenta con este ejemplar, en donde, además de los toques “de barrio”, se recopila la historia de una ciudad, y se enfoca a una comunidad.
El objeto de esta obra es describir la aldea donde uno “pasa sus días” –como diría Martín Fierro– y demostrar que es comparable con la descripción de cualquier pueblo del mundo que, poco a poco, se fue transformando en ciudad. Sabemos –quienes habitamos, gozamos y padecemos este mágico rincón del Conurbano bonaerense– que hubo un antecesor que tuvo el mérito de escribirle la Historia a este misterioso Burzaco. Ese primer erudito recopilador no pudo prever que con el tiempo la historia –y sobre todo la lugareña, la local– pondría más el acento y el objeto mismo de ella en el hombre común. Es decir los trabajadores, lo popular, lo anecdótico, que completa el panorama que singulariza, pero también universaliza, a una comunidad cualquiera, sea Burzaco o sea Roma . Y hasta crea un clima de identificación que sería aplicable –igual que en los seres humanos que en definitiva somos el resultado de un proceso– a las distintas etapas por las que va atravesando y que son equiparables por las transitadas por otras comunidades, aunque en tiempos históricos diferentes, pero no por ello menos inexorables e inevitables. Una vez que vea la luz este sencillo aporte será indefectiblemente refutado en el todo, en alguna de sus partes o en mínimos detalles, pero es casi una imposición lícitamente pueblerina que así sea.
* Miembro del colectivo de redacción de LQSomos
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