Honduras. Tres décadas rescatando la dignidad y la memoria de un pueblo
Cofadeh celebró su 30 aniversario.
Durante mis reiterados viajes a Honduras para cubrir la crisis originada por el golpe cívico-militar de 2009, y tratar de dar rostro y voz a la capacidad de resistencia, organización y movilización del pueblo hondureño, he podido compenetrarme más con el incansable trabajo del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), en cuanto a la defensa de los derechos humanos, la búsqueda de la verdad y la justicia, la recuperación de la memoria histórica y el combate contra la impunidad.
El pasado 30 de noviembre, el Cofadeh cumplió 30 años y Sirel conversó con su coordinadora general Bertha Oliva.
-¿Cómo se siente el Cofadeh al llegar a este 30 aniversario?
-Sin proponérnoslo, nacimos, aprendimos a caminar, crecimos y luchamos tenazmente. Después de 30 años tenemos un balance de victorias y derrotas. Venimos de las calles, con nuestros gritos que nadie podía controlar, reclamando el paradero de nuestros seres queridos.
El pueblo hondureño se empoderó de nuestro slogan “Vivos los llevaron, vivos los queremos”, y fuimos tan tercas que, con un esfuerzo regional, logramos que Honduras fuera el primer Estado condenado por desaparición forzada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (1988-1989).
En los 90, juntas con el Comisionado Nacional de Derechos Humanos, logramos oficializar la práctica de la desaparición forzada a nivel interno. Además, teníamos mucha información sobre cárceles y cementerios clandestinos. Nos preparamos sicológica y emocionalmente, pero también militantemente, para la exhumación de nuestros seres queridos.
Fue una experiencia dolorosa y liberatoria al mismo tiempo, porque la vida de los familiares de las víctimas cambió. Ya tenían un lugar donde depositar sus lágrimas.
-Y continuó la búsqueda y la demanda de justicia…
-Nuestro fin era el “NUNCA MÁS” y sabíamos que lo podíamos lograr solamente fortaleciendo el estado de derecho. Durante todos los 80 nos habían negado la posibilidad de hacer acciones legales en procura de justicia. Ahora habíamos identificado a nuestros desaparecidos e íbamos por la justicia.
Exigimos que se impulsaran juicios en contra de los culpables y logramos órdenes de captura, pero también chocamos contra lo duro que es la implementación de la justicia en Honduras. Finalmente, logramos que los más de 300 desaparecidos no pasaran al olvido y los situamos en el pedestal que les corresponde.
-¿Cómo continuó el trabajo del Cofadeh en el nuevo siglo?
-Entramos a la etapa de educar a favor de la memoria, con el testimonio y la propia vivencia, haciéndoles un reconocimiento permanente a nuestros seres queridos e impulsando sus mismo valores. Cuando acompañamos a las víctimas de hoy, siempre pensamos en las víctimas de ayer. Ellos y ellas siempre trabajan con nosotros.
Nos ha tocado vivir cosas muy difíciles, sorteando nuestra libertad y nuestra vida, pero hemos sabido salir adelante. A este 30 aniversario estamos llegando con la frente en alto, porque no nos hemos apartado del camino y hemos golpeado a los represores, sin temor.
-Y después vino el golpe de 2009
-Es un contexto que tiene muchas similitudes con el pasado, y que reafirma el hecho de que la lucha por los derechos humanos es una lucha de clase. Ahí tenemos que estar, dándonos a la tarea no sólo de comprender la dimensión del dolor, sino también las dimensiones históricas y políticas.
-La desaparición forzada ea una práctica cuya dimensión es muy difícil percebir para quienes no la han sufrido…
-Ni las propias familias podemos lograr describir la magnitud del impacto. Todavía estamos sufriendo y no sólo por la ausencia de nuestros seres queridos, sino también por la indignación ante la corta memoria que le han querido imponer al pueblo.
Quieren que nos olvidemos para así poder repetir el pasado. Pero no podemos vivir sin memoria. Recordar es un derecho y educar en la memoria es una responsabilidad ética.
* Rel-UITA