¿Alguien sabe dónde está Israel?
Indagando, descubrí que la Euroliga depende de la Confederación Europea de Baloncesto (FIBA Europa) entidad integrada por 51 países, de los que 50 están geográficamente en Europa, siendo uno de ellos, Turquía, bicontinental al compartir territorio en Europa y Asia. Israel representa pues, una anomalía absoluta, ya que su situación en el mapa es Oriente Medio, indiscutiblemente situada en el continente asiático.
Mayor culpa tenemos nosotros, que permitimos la presencia en la Euroliga, en Eurovisión, en la Eurocopa, etc… de un país que practica el apartheid racista contra la población árabe dentro de sus fronteras y un estado de guerra permanente con Palestina, territorios ocupados o no.
Es como si a finales del siglo XX hubiéramos admitido a los racistas de Pretoria para que se desarrollaran deportiva y culturalmente alejados de su propia población negra. Cultura occidental, robo sudafricano. Puro cinismo racista elevado a la máxima potencia.
Este desatino tiene como finalidad la normalización, algo parecido al olvido en los casos de genocidio. Si se ve normal será aceptado, si se olvida no será juzgado. Admitiendo a un estado racista en nuestros espacios culturales y deportivos damos nuestro plácet al robo de tierras, a la ocupación, a los asesinatos extrajudiciales, a la deportación, a la tortura, al uso de fósforo blanco, a los bombardeos sobre población civil, … en definitiva, la aceptación del mal sobre otros seres humanos.
La normalización del crimen a nivel de estado es la banalización de la violencia como forma de política internacional, constituye la aceptación del horror institucionalizado. Haciéndolos nuestros iguales nos hacemos, a su vez, cómplices.
Cada gol, cada canción, cada canasta, son un tanto en la impunidad de un estado, como el israelí, que ni respeta ni pretende más ley que la del más fuerte, la suya.