Iberia, otro cambio a peor
El ultimo miércoles de marzo se daba a conocer la dimisión del Consejero Delegado de Iberia, Rafael Sánchez Lozano, cuya declaración ante su dimisión de Iberia e IAG, ha sido decir lo satisfecho que se encontraba del trabajo realizado desde el 2009 hasta hoy. Seguramente, si los trabajadores pudieran dar su opinión acerca de su gestión, se traduciría en una insatisfacción generalizada. Finalizada su abominable gestión en Iberia e IAG, lo único que interesa es conocer la talegada de millones que se llevará por su dimisión, que según las prebendas que se adjudicaron al crear IAG, entre despido, bonus, etc… será de algunos millones de €.
Pero el que lo sustituye en el puesto de consejero de Iberia e IAG, es un experimentado recortador de derechos laborales, por su paso por Airnostrum, Clikair, Iberia Express, hasta su nombramiento en el día de hoy de Consejero Delegado de Iberia e IAG. Es curioso que la presentación de su nombramiento la haya realizado Willie Walsh, mandamás de IAG, mientras que el Presidente de Iberia e IAG, Antonio Vazquez, sigue mudo e invisible, como en todos estos meses atrás.
Está claro que nombrar a Luis Gallego de Consejero Delegado de Iberia e IAG, es para que aplique su experiencias en recortes en Iberia. En este sentido, es curioso que en los más de 15 días que se firmará el “acuerdo del mediador”, no se haya empezado la aplicación de dicho acuerdo, pese a las aparentes prisas de Iberia e IAG, y nadie parezca saber que con la aplicación del acuerdo.
Los sindicatos firmantes del mismo, que firmaron en barbecho con tal de parar las movilizaciones de los trabajadores, ni siquiera se preocuparon en firmar una fecha de inicio de aplicación, ni una vigilancia de la aplicación, con moderador incluido. A ellos, como al Gobierno, lo único que les preocupaba era que se desconvocaran las huelgas, y que se rompiera la unidad de los trabajadores.
E Iberia, como viene siendo habitual en estos últimos años, es posible que intente recortar los acuerdos del ERE, e imponer condiciones draconianas a lo que ellos denominan “ampliar la productividad y mejorar la rentabilidad de la empresa”. Y para eso, quien mejor que un recortador como el susodicho Luis Gallego, con su experiencia en las empresas que se han ido quedando con parte de las líneas de Iberia, y tienen a sus trabajadores en condiciones de precariedad absoluta.
Lo que no han dicho es la pasta gansa que se va a llevar el recortador por sus nuevos puestos.
En resumen, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que este cambio de Iberia es otro cambio a peor, y que los trabajadores debemos estar alerta para movilizarnos de nuevo.
