ICTUS, ruptura de la “rete mirabile”

ICTUS, ruptura de la “rete mirabile”

Por Tania Pasca Parrilla.

La incapacidad transitoria o permanente tras sufrir un accidente cerebral sobrevenido es un fenómeno que va en aumento, del que podemos ser presa cualquiera, y para la que hay entre pocas y ningunas ayudas públicas inmediatas

Sufrir un ICTUS o ACV (accidente cerebro vascular) grave, supone la ruptura total con la vida anterior al daño cerebral, las secuelas pueden ser múltiples; inmovilidad, parálisis de miembros superiores o inferiores, pudiéndose producir además con el ICTUS, hemiplejia, afasia, disfagia, déficit del campo visual, o importantes trastornos cognitivos, la lista de secuelas es larga y dependiendo del daño al que se ve expuesta la persona, su recuperación será completa o nula. El ICTUS es la segunda causa de muerte en España (la primera en mujeres), y la primera causante de discapacidad adquirida en el adulto.

La cuestión es que cuando un ICTUS cercena la vida de un superviviente a ese daño cerebral sobrevenido, no existe una respuesta social inmediata para afrontar su nueva vida. Es la propia familia del afectado, en el caso de tenerla, quien debe solucionar todo el trámite burocrático en la búsqueda de ayudas públicas (grado de discapacidad y grado de dependencia), centros de rehabilitación especializados, herramientas de ayuda para la vida diaria, etc. Se pone de manifiesto con crueldad, el sesgo de clase de la persona enferma: si es pobre, con un trabajo precarizado, con una vivienda sin acondicionar, tal vez sin ascensor ni baño accesible, no digamos si la vivienda es alquilada y el propietario no quiere implicarse en el acondicionamiento, entonces además de sufrir una enfermedad paralizante pasará a vivir en una “casa-prisión”. Las resoluciones de discapacidad y dependencia para paliar esta situación tardan en llegar en el mejor de los casos, unos seis meses, y en ese tiempo la persona enferma y su familia tienen que acudir al ingenio para sobrevivir el día a día.

En nuestra sociedad individualista del deseo personal y la inmediatez, no hay espacio para eliminar trámites burocráticos y atender las necesidades básicas de los seres humanos no productivos. Por lo general, no son muy conocidas las funciones de las trabajadoras sociales y la cartera de servicios públicos de los que deben informar y tramitar, tal vez porque los recursos humanos en Servicios Sociales también están bajo mínimos. Lo triste es, que después de solicitado, su desarrollo es lento y, la calidad vida de la persona que ha sufrido un ICTUS puede verse drásticamente disminuida, no siendo lo suficientemente lamentable padecer una hemiplejia, sino que además se hacen inabordables las actividades de la vida diaria. En la mayoría de los casos es la propia familia (especialmente las mujeres) quien asume los cuidados de la persona que de forma abrupta adquiere una dependencia severa, condicionando la vida sobre todo del/la cuidadora principal que debe abandonar su actividad laboral y social, porque los cuidados consumen las veinticuatro horas del día, siendo las entidades públicas quienes debieran asumir y facilitar esa labor.

¿Es que no son suficientes los informes médicos, la valoración objetiva de expertos, la visita in situ de profesionales de servicios sociales, para poner al servicio de afectados y afectadas de una discapacidad tan grave todos los medios disponibles a su alcance de forma inmediata?

Las comunidades autónomas, que son quienes tienen asumidas las competencias en materia de servicios sociales, no abordan este problema, ni destinan partidas presupuestarias extraordinarias, ni se responsabilizan como corresponderían a un problema de salud y bienestar social de primer orden. Por otro lado, con el “gobierno más progresista de la historia”, recientemente se ha aumentado el gasto en 4000 millones de euros para armamento, a los que se han de sumar los más de 16000 millones aprobados en enero de este año, para cumplir con los mandatos de la OTAN y seguir teniendo fuelle en Ucrania y ahora en Israel. Una vez más, se pone la muerte por encima de la vida, y los intereses capitalistas por encima de las necesidades humanas.

Para una sociedad más saludable, este 29 de octubre, día internacional del ICTUS, menos inmovilismo y más cabreo social.

* Autora del relato gráfico “Un auxiliar ante el coronavirus. Kuaderno de bitáKora”
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– Ilustración de J.Kalvellido

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