¡Manos arriba: esto es un rescate!
Nada mejor que el fútbol para tapar las vergüenzas de un gobierno que no gobierna y cuyo presidente se jacta de leer fundamentalmente prensa deportiva. Así, mientras el Banco Central Europeo decidía insuflar la cantidad de cien mil millones de euros en concepto de rescate al sector bancario español, Mariano Rajoy decidía viajar a Polonia a disfrutar de una tarde-noche de fútbol europeo. Nada podría detener al presidente en su afán de presenciar en directo el choque entre las selecciones nacionales de Italia y España. Para justificarse, subrayó que las explicaciones técnicas del considerado un buen préstamo de sus aliados europeos, las dejaba en manos del ministro de economía, Luis de Guindos, una lumbrera de las finanzas. De tal forma que su presencia era innecesaria. Lo único que apostilló fue su tristeza deportiva, pues no podría presenciar en directo la final de Roland Garros en París, que enfrentaría a Novak Djokovic y Rafael Nadal. Ese era su verdadero drama. Y no tuvo empacho en decirlo: me voy porque es la campeona del mundo y de Europa, porque me invitó el primer ministro de Polonia… la selección española lo merece…
Sin mediar palabra, el ministro De Guindos tomó la batuta para justificar el rescate, el cual siempre adjetivó como un préstamo. Los desatinos a partir de ese instante son propios de un país de chiste y pandereta. Los malabares para hacer creer al pueblo español que los cien mil millones de euros son un maná caído del cielo, obtenido gracias al tesón del mismísimo Mariano Rajoy, el cual, antes de tomar el avión que lo conduciría a Varsovia, había logrado obtener en condiciones favorables, que no costarían un euro al ya castigado ciudadano. Para dejar el camino allanado, Mariano Rajoy soltó unas cuantas perlas informativas. Según dijo, y consta en acta: el préstamo no afectaría al déficit público ni tendría condicionalidad alguna. Asimismo, con un aire de campeón mundial de los pesos pesados, sacó pecho, se envalentonó y les dijo a los periodistas que fueran desechando la idea de que había sufrido presiones; al contrario, puntualizó: … presiones, a mí nadie me ha presionado, el que he presionado he sido yo, lo hemos resuelto a satisfacción…. Sin sonrojarse, y pletórico de aznaridad, soltó frases como: Este año será malo…, no hay que decirle a la gente mentiras… y nadie puede creer que vamos a resolver el problema en pocos meses. Por consiguiente, pensando que había cumplido con su deber y tranquilizado a la población, que no daba crédito a lo sucedido, puso pie en polvorosa. Pero, no lo hizo solo. En tiempos de austeridad y recortes, nada mejor que mostrar su desprecio al pueblo. Las restricciones no afectan a una clase política corrupta y falta de moralidad ética. Así, se apuntaron al viaje, total pagan los de siempre, sus altezas reales, el príncipe Felipe y doña Letizia, y un séquito de guardaespaldas de unos y otros, amén de sus familiares cercanos y consejeros encabezados por Jorge Moragas, diputado y su mano derecha.
Lamentablemente, la realidad es bien diferente de la presentada por el partido popular y su gobierno. El vicepresidente de la Comisión Europea y comisario europeo de la competencia, Joaquín Almunia, no tardó en lanzar un jarro de agua fría a los ingenuos que habían creído en las palabras de Rajoy. ¡Claro que habrá condiciones! dijo, y para no dejar dudas, afectarán al déficit público. El fantasma de más reformas, subida del IVA, recortes sociales y bajada de salarios, hizo acto de presencia. Y si alguien aún no despertaba de la pesadilla, agregó: Quien da dinero nunca lo da gratis, pone condiciones y quiere saber que se hace con su dinero. La cosa estaba clara, el rescate del Eurogrupo para recapitalizar la banca española, traerá consecuencias y no son precisamente halagüeñas. El propio Almunia no se rasgó las vestiduras diciendo que sí habrá una hoja de ruta y que la Troika vigilará que se cumplan los acuerdos firmados. Los hombres de negro se personarán en Madrid y harán sus cuentas. Penosamente, nadie sabe en qué consisten. La falta de transparencia y el mareo de la perdiz es la estrategia acuñada por el gobierno para despistar y seguir erre que erre con su discusión semántica. Hablan de línea de crédito, asistencia financiera o préstamo. No hay intención de aceptar que se trata de un rescate en toda regla. Si se quiere estar informado hay que leer la prensa extranjera. España sufre un déficit de libertad de prensa. Unos y otros, a pesar del debate nominativo, creen que el rescate es la solución.
De la misma manera que Zapatero no reconoció, hasta que se dio con la crisis en las narices, que vivía en ella, Rajoy continúa por la misma senda. Prefiere mentir al pueblo, en la convicción de que los ciudadanos son tontos y no se enteran. Entre dimes y diretes, el ministro De Guindos, ese hacha de la economía, desautoriza a su presidente y reconoce que el préstamo tendrá consecuencias en el déficit público y los intereses computados al debe del Estado. Aunque De Guindos es de poco fiar. Como dato, si usted en 2007 hubiese seguido sus consejos y hubiese invertido mil euros en acciones del Royal Bank of Scotland, hoy tendría 29 euros. Y si no le convencía, podía invertir, también según De Guindos, otros mil euros en Fortis, sus fondos serían 39 euros. Sin obviar que podría haberle comprado directamente, acciones de Lehman Brothers por valor de otros mil euros, hoy tendría cero euros. ¡¡Ese es nuestro ministro de economía!!
Ahora bien, en medio del desastre, de un gobierno y una clase política de la cual debemos ser rescatados, España gana cuatro cero a Irlanda y nuevamente el optimismo se adueña del presidente y la alegría empodera al españolito de a pie. Qué más se puede pedir. Sólo falta que gane la Eurocopa y todos contentos. Es para estar pletóricos y sentirse apoyados por la acción del gobierno, tan responsable que protege a los banqueros, a los especuladores y les da como premio, por defraudar, evadir capitales y no cotizar a la seguridad social, cien mil millones de euros para sanear sus arcas. Vamos un pellizco de nada. ¡¡¡Y no se olvide, si le llaman pidiéndole un rescate: dígale a los secuestradores que mejor hablen de un préstamo favorable, así no tendrá problemas en aceptar sus condiciones y pagarlo!!!