Indígenas polares en riesgo de estatalizarse
Por Nònimo Lustre
Es posible y, quizá, hasta probable que Groenlandia se convierta en un Estado con mandato indígena. De llegar a tan rarísimo estatus, será porque haya transitado a la estatalidad desde la amplia autonomía que (¿graciosamente?) en 1979 le concedió Dinamarca, su potencia colonial. Como indigenista, me alegraría que los esfuerzos de los Inuit -indígenas groenlandeses con abrumadora mayoría demográfica-, esquivaran los infinitos problemas que acarrea esa lábil estatalidad porque, si entendemos al Estado como la máxima autonomía posible y si el actual proceso autonómico indígena es controlado por USA, Groenlandia (en adelante GRO), se convertiría en un bantustán -efímera forma de seudo-Estado propagandeada por la Sudáfrica (y Namibia) del apartheid.
Si los USA dominan el proceso de hipotética independencia de GRO, es harto probable que se configure un Estado cuyo Presidente et bla-bla-bla, sea un Inuit (hoy, el primer ministro de GRO es el inuit Múte Egede) y su tren de gobierno tenga ostentosa mayoría ‘étnica’. Muy bonito para los fotógrafos pero, a lo sumo, seguiría siendo un bantustán al estilo de los 20 que conformó la racista Pretoria, donde cuatro llegaron a ser “países independientes” (Transkei, Bophuthatswana, Venda y Ciskei) mientras que los 16 restantes fueron ‘galardonados’ con grados variables de autonomía. Incluso GRO podría no catalogarse históricamente como bantustán sino ‘reino’ sudafricano como Esuatini (nuevo nombre de Suazilandia), fronterizo con Mozambique y plagado de sida, famoso mediáticamente por la Reed Dance en la que miles de vírgenes desfilaban pechos desnudos (bare-breasted) ante el rey.
Las ‘vírgenes’ suazis desfilaban ante su rey, primero semidesnudas y luego progresivamente semitapadas.
Hasta que, hoy, tras prohibir algunas partes de la anatomía femenina, la censura mediático-electrónica adopta una peculiar corrección política (esa que borra pezones pero no matanzas) y, simplemente, tacha en blanco los senos de las suazis.
La diferencia térmica entre Suazilandia y GRO hace imposible que los pechos de las Inuit sean objeto mediático; sin embargo, hasta hace pocos años, se vendían este tipo de postales.
¿Un colonialismo edulcorado?
Hasta que los Inuit consiguieron que GRO fuera propiamente conocida como Kalaallit Nunaat, los Inuit (antes, esquimales, eskimo en inglés) tuvieron motivos para sentirse ‘autonómicos’ pero también colonizados -al menos desde que, en 1814, pasaron a ser propiedad de Dinamarca. Por citar sólo algunos casos contemporáneos de abusos colonialistas, en primer lugar debemos subrayar a los niños robados -necesariamente menos numerosos que los más conocidos casos multitudinarios en Canadá, USA y Australia. Seguramente, el caso más asequible en internet es el de Helene Thiesen, vecina, no de una aldea remota sino de la capital Nuuk, quien fuera secuestrada en 1951, deportada a Dinamarca con otros 22 niños/as y devuelta a GRO para ser confinada por la Cruz Roja danesa hasta que demostró su conversión a Occidente (cf. Stephen James Minton; Helene Thiesen (2022) Greenland’s Stolen Indigenous Children: A Personal Testimony; Routledge, 1)
La reina de Dinamarca visitó GRO y, junto con otros infantes, Thiesen la vió. En el citado libro comenta que “no entendí nada pero yo estaba muy furiosa y muy seria”. Nótese en esta foto que los niños inuit no sonríen.
Otrosí, entre 1966 y la década de 1970, médicos daneses insertaron dispositivos intrauterinos (DIU) a unas 4.500 niñas y mujeres de Groenlandia. Estos dispositivos se utilizaron incluso en niñas de 12 años, y la mayoría de las veces sin consulta ni consentimiento libre, previo e informado de las mujeres, las niñas o sus padres. Circa 2022, el Inuit Pisinnaatitaaffii pillugit Siunnersuisoqatigiit (Consejo de Derechos Humanos de Groenlandia) exigió al Estado danés que emprendiera una investigación imparcial y exhaustiva sobre este abuso colonial -fue famoso el caso Ivaraaq sobre una mujer inuit a un ‘embarazo clandestino’.
Hoy, quién sabe si espoleada por la amenaza de Trump, Dinamarca acaba de anunciar que ‘abandona’ el test de competencia parental (parenting competency), el infame cuestionario FKU (forældrekompetenceundersøgelse) que, durante los siglos XX-XXI, sirvió para robar bebés argumentando que los progenitores indígenas no estaban preparados para criar a sus hijos -huelga añadir que semejante test ignoraba adrede todas las características propias de la cultura inuit (cf. 20.I. 2025, The Guardian) Este eurocéntrico FKU comenzó a cuestionarse en fecha tan reciente como noviembre de 2024, a raíz del caso de K.A. Kronvold, una señora a la que robaron a su niña ¡dos horas después de dar a luz!.
USA y GRO
Como todos sabemos, los USA han intentado comprar GRO en cuatro ocasiones: concretamente en 1867, 1910, 1946 y 2019. ¿Habrá que añadir la quinta intentona de Trump en 2025 y ss? Probablemente pero, mientras ésta se materialice o se disuelva en el limbo, observemos qué ocurrió en aquellas pasadas tentativas:
En 1867, el secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) W.H. Seward, ensoberbecido por haber comprado Alaska a los rusos, comenzó a intentarlo con Islandia y con GRO pero no concretó cantidades numismáticas así que, de sus gestiones sólo queda su Informe A report on the resources of Iceland and Greenland.
En 1910, el segundo intento tuvo más actores y, además, unas cuantas extravagancias. Resulta que, en 1905, Dinamarca se independizó de Suecia quien reclamó sus (supuestos) derechos sobre GRO. Automáticamente, el embajador USA ante el reino danés, aprovechó la ocasión y presentó una insólita permuta: cambiar a GRO por las Antillas holandesas ¡y por la isla filipina de Mindanao! En realidad, Washington no maquinaba comprar GRO ni tampoco aposentarse en las otras dos alternativas sino en que los daneses permutaran GRO por aquella isla asiática que, al parecer, era codiciada por la Kaiserliche Marine.
En 1946, el secretario de Estado Jame Byrnes hizo llegar al gobierno danés la tercera oferta de compra: cien millones de dólares en lingotes de oro. Pero los daneses nunca se enteraron de sus pormenores.
En cuanto a la cuarta oferta (Trump 1.0, 2019) no comment porque todo el mundo la conoció.
[Item más, en 1941, Dinamarca firmó con el presidente Roosevelt un tratado por el que autorizaba a USA a instalar bases militares en GRO. Pero, para que veamos la distancia entre la diplomacia y la realidad, baste saber que, el año anterior (1940) los USA ya habían asumido ser los Protectores de GRO puesto que Dinamarca había caído en manos nazis. ¿Cómo entiende los gringos esto de los protectorados?: protegiendo sus propios cuarteles]
1955: cazabombarderos de USA en la base aérea de Thule, la más septentrional de la USAF.
Gringos y vikingos
Hace siglos, los Inuit supieron lo que significaba ser invadidos. Seguramente, algunos lo recordarán -en buena medida por su historia oral. Pero, teniendo en cuenta la progresiva occidentalización actual, quizá no sean conscientes de lo que, en el resto del mundo, sabemos por los libros. Por ejemplo, algo, muy poco, conocemos la peripecia de la invasión vikinga contra GRO. Pues bien, nuestra modesta opinión es que los acechantes y acezantes gringos se comportarán en GRO como los vikingos se comportaron hace siglos. Sabemos de sobra que los tiempos han cambiado mucho pero la avaricia extractiva de las potencias hegemónicas (USA, Canadá, Rusia, China e incluso la subalterna Dinamarca) no cambia nunca. Valgan dos ilustraciones para paliar tan atrevida opinión:
Con Erik el Rojo, los vikingos llegaron a GRO ca. 985. Erik, estaba condenado por asesinato y, para escapar, organizó una expedición de 25 naves (de las que sólo llegaron 14) a lo que llamó Greenland (tierra verde) engañoso nombre que perdura en GRO. Pero, entre los años 1100 y 1300, el pueblo Thule (proto-inuit) contraatacó asentándose en unas 500 granjas -5000 personas. Grabado alusivo a aquella guerra.
En el siglo XV, los Thule-Inuit expulsaron a todos los vikingos. Pero no del todo: monumento al vikingo Erik el Rojo en Qassiarsuk, GRO.
Continuará con alusiones a Melanesia sobre la existencia de Estados dirigidos por indígenas, con brevísima constancia de las andanzas de españoles en el hielo -y con Inuit expuestos en Madrid 1900-, y, finalmente, con el espinoso cuadro del suicidio entre los Inuit. Todo ello trufado con las imprescindibles notas etnográficas sobre el pueblo ex esquimal.
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