Ingenuidad crónica
Las calles de mi barrio son una inmensa terraza de bar que no tiene fin. Mi habitáculo es una delegación de la empresa en la que -tele- trabajo sin gesticular. Un doctor emite su diagnostico por teléfono, y me receta… No es que todo fuera a ser mejor, es que ni si quiera ha vuelto la (A)normalidad cotidiana. Iñaki Alrui
Sí, la A(normalidad) pero además con una vuelta de tuerca, la de la “digitalización” que se repite como mantra y se adora sin criterios.
Además de lo escrito (consultas médicas telefónicas o “mediante foto” como yo mismo espero de un dermatólogo) ya vamos conociendo de qué va la digitalización:
-La Banca digitalizada reduce plantillas y exige al usuario colaborar voluntariamente con la patronal respectiva (¡creatividad! y complemento del trabajo de quienes van a la calle).
-Los Transportes públicos (privados) presionan en la España Vacía para que los billetes de viaje se saquen por internet…y se cierran taquillas en los pocos lugares en que existen.
-Y sí, se tele-trabaja y la fuerza de trabajo se atomiza; y se dirige por internet a los sindicatos correspondientes para resolver problemillas.
(etc. etc. etc.)
La digitalización-mala se extiende al servicio del capital.
La digitalización buena no contrarresta los perniciosos efectos destructivos de “la mala”.