Insostenible
El Financiero de El Garaje. LQSomos. Octubre 2014
El verdadero problema del Reino de España no son sus (incalificables) gobernantes ni si son posibles o no “otras políticas” ni si hay que pagar o no la deuda.
¿Y la corrupción?, me dirán. Pues tampoco. La corrupción no es más que un síntoma más (putrefacto, eso sí) de un Estado en descomposición. La corrupción es la forma en que se ha logrado consolidar una nueva clase media (media/alta), llenando el vacío que en otros países ocupan clases medias productivas e ilustradas y que aquí, como es tradición nuestra, brillaban por su ausencia. ¿Cómo extrañarse pues que la casta política recoja lo peor de nuestra sociedad?
No. El principal problema del Reino de España es que, en su estructura actual, se maquille esta o no, y tal y como venimos diciendo aquí, es inviable.
La situación se resume en un billón de euros de deuda estatal (casi cuatro si contamos la privada), una estructura productiva muy atrasada y la total incapacidad de emplear a su población. Con lo que se produce, tal y como se produce y con esas “clases medias” que en lugar de aportar, extraen gran parte de la riqueza producida por los pocos que trabajan, es imposible salir adelante.
En el mundo globalizado de hoy, donde la productividad manda, no hay lugar para un país así.
Como decía Santiago Niño Becerra en un reciente artículo:
“La suma de las valoraciones en Bolsa de las tres principales compañías tecnológicas del mundo supera el PIB de España…. La cotización de Facebook supera el PIB de Catalunya, la de Oracle el de Madrid (Oracle vale más que lo que genera Madrid en un año), la de Tencent el de Andalucía, La de Amazon es mayor que la suma de los de Aragón, Asturias, Extremadura, Murcia, Cantabria, Castilla la Mancha y la Rioja”.
No se trata de si se es independentista o no. Pero, ¿cómo extrañarse de que Catalunya quiera irse y que otros estén esperando? Hasta Canarias empieza a comprenderlo.
Unos y otros se retuercen en la búsqueda de “alternativas” que, resumiendo, permitan –aumentando la deuda- seguir manteniendo el tinglado. Que si crédito barato, que si el BCE debería prestarnos (al Estado, se entiende) directamente y cosas así. En el fondo, cada vez pesa más la sombra/amenaza de una realidad, capitalista y todo lo que se quiera, pero realidad al fin y al cabo, que acabe por colocarnos en nuestro sitio.
Porque en eso si que somos campeones del mundo. En negar la realidad. Todavía no hemos comprendido que esta siempre, siempre, acaba imponiéndose. Y si no, miren lo que ha pasado en Madrid (y lo que queda) con la infección por el virus del Ébola.
Y es que como decía el filósofo: “toda realidad ignorada es una realidad que prepara su venganza”.