Italia. Los invisibles de las plantaciones
En los últimos años, la Federación Trabajadores Agroindustria (FLAI-CGIL) de Italia, organización afiliada a la UITA, ha desarrollado una intensa campaña para visibilizar la dramática situación en que viven y trabajan decenas de miles de obreros agrícolas, en su mayoría inmigrantes, sometidos a condiciones de esclavitud.
El proyecto nacional “Los invisibles de las plantaciones” (1) ha contribuido, de manera decidida, a evidenciar y denunciar la grave situación de explotación y violación a los más elementales derechos laborales que sufren unos 80 mil trabajadores agrícolas estacionales e itinerantes, durante el período de las grandes cosechas hortofrutícolas.
“Comenzamos por visitar en camper a varias plantaciones de tomate en la región Apulia (Puglia en italiano), donde la mayoría de obreros agrícolas son tercerizados (caporalato) (2) , trabajan sin contrato, sin derechos ni prestaciones, sin límites de horario.
Ganan 20 euros diario y, de este salario de miseria, tienen que pagarle al ‘caporal’ por el transporte, la alimentación y el agua. Viven en barracas dentro de las fincas, en una situación altamente explosiva y en condiciones degradantes”, explicó a Sirel, Silvia Guaraldi, responsable del Departamento de Organización de la FLAI-CGIL.
“Con el hecho de que hay crisis, los ‘caporales’ saben que la gente no tiene alternativas, que muchos extranjeros ni siquiera pueden protestar por su condición de irregulares o ilegales. Y eso se da con el beneplácito de las empresas agrícolas, que al final son corresponsables de esta situación”, subrayó la dirigente nacional de la FLAI.
Pese a estas dificultades,el año pasado la FLAI y la Federación Italiana de Trabajadores de la Construcción, Madera y Afines (FILLEA) lanzaron la campaña “Alto al Caporalato”.
Después de una lucha larga y extenuante, las dos organizaciones lograron que en Italia se penalizara esta forma de intermediación ilícita y de explotación del trabajo (art. 603-bis del Código Penal).
Además, los trabajadores que denunciarán esta forma de explotación y reducción a la esclavitud, gozarán de un permiso temporal de estadía, rompiendo así el mecanismo de chantaje impuesto por los caporales y las redes de la criminalidad organizada.
Desde las plantaciones llegan señales de rebelión
“Nuestro objetivo es poder llegar a crear una legislación homogénea que equipare la responsabilidad de las empresas con la de los caporales. Lamentablemente, hasta el momento no ha sido posible y las autoridades no tienen los recursos humanos y económicos, ni a veces la voluntad, de hacer respetar las leyes existentes”, manifestó Guaraldi.
Mientras tanto, desde las plantaciones llegan señales de rebelión. En las regiones sureñas de Apulia y Calabria se produjeron varios casos de paros laborales de parte de los inmigrantes, lo cual evidencia un paulatino proceso de concientización sobre sus condiciones y derechos. Otros casos de protestas se están dando en varias partes del territorio nacional.
“Es una vergüenza lo que está pasando. Nuestra presencia en estos lugares es una señal muy clara de que hay que parar esta situación, acabar con el caporalato y el trabajo esclavo, y volver a una ética de la producción.
Vamos a seguir impulsando ese proyecto porque representa el corazón de la lucha sindical en el sector agrícola”, concluyó la dirigente de la FLAI-CGIL.