Jaula de grillos
“Jaula de grillos”. Ese fue el comentario socarrón que allá por el mes de febrero de 1981 hizo el entonces Secretario General del Partido Comunista de España (PCE), Santiago Carrillo (ahora Secretario General de Santiago Carrillo S.L., franquicia de Ferraz) a propósito de la celebración del II y último Congreso de Unión de Centro Democrático (UCD) en Palma de Mallorca.
En este Congreso, las diferentes familias de la derechona española se dieron, entre rencores personales, pactos confusos e intereses particulares, toda clase de puñaladas traperas y golpes bajos con la más que dudosa intención de salvaguardar la incipiente democracia española (unos días después de dicho Congreso un esperpéntico teniente coronel de la Guardia Civil, al benemérito y bizarro grito de “¡Se sienten, coño!” secuestró al Gobierno en pleno).
Y nos encontramos ahora, 27 años más tarde, con que los supervivientes y los hijos de otros grumetes supervivientes de aquél naufragio político que tuvieron que abandonar el barco porque las ratas se los comían, se hicieron a la mar en otro barco que, derivado en patera, también está construido con los mismos materiales que la extinta UCD, es decir, rencores personales, pactos confusos e intereses particulares.
Este nuevo barco -Torre pasional de Babel- bautizado con diversos nombres hasta llegar al actual de Partido Popular (PP) sin saber a ciencia cierta a qué sentimiento obedece la segunda P, fue concebido, en primer lugar, como un crucero de lujo (nada extraño si tenemos en cuenta la “cuna” de sus tripulantes).
Tuvo su primer atraque (que no atraco, aunque también) en 1996 en el “Puerto de la Moncloa”, sede del Gobierno español. En ese año, con el “armador” Fraga Iribarne como principal cabecilla de la aventura, las cosas pintaban bien para la tripulación aunque no tanto para los pasajeros. Una tripulación de lujo comandada por un tal Aznar que, para ahuyentar el “canto de las sirenas”, se entretenía en acometer “épicas hazañas” como la heroica recuperación de un islote defendido por unas docenas de cabras, o la de establecer lazos de sangre con un cuatrero del Far West para invadir con andanadas misilísticas a otros barcos a la deriva, como Irak.
Afortunadamente el pasaje del PP se amotinó ocho años después y así, un día 14 de marzo de 2004, armador, comandante y tripulación tuvieron que abandonar el puente de mando y refugiarse en las bodegas… con las ratas.
Desde aquél día, el armador Fraga, que se crió bajo las fauces sangrientas de un terrible corsario apellidado Franco, no supo controlar los bajos instintos de aquella tripulación que llevó a los pasajeros del PP a casi una década de oprobio y abandono.
Hasta aquí el cuento, real como la vida misma, para situarnos ahora en la paranoica situación de este partido, PP, tan parecida a aquella con la que comenzaba este artículo. Se dice que cuando no se aprende de la historia, la historia vuelve a repetirse…
De aquél Congreso de UCD, celebrado en Palma de Mallorca en 1981, hasta nuestros días muy poco o casi nada ha cambiado en la derecha española, extrema-derecha o derecha-extrema (como lo queramos llamar, viene a ser lo mismo). Tanto es así que no solamente no se ha “civilizado” sino que se esfuerza en esgrimir con rabia el discurso potencial del capitalismo más retrógrado, adornado con indignantes tintes xenófobos, homófonos y racistas.
Está tan pura su conciencia del rencor, la avaricia, la inmoralidad y la desigualdad que, tal y como ocurrió en 1981, las diferentes familias “derechonas” continúan destrozándose con esas puñaladas traperas que antes citaba.
Son entre ellos amigos y camaradas cuando gobiernan y se reparten el pastel. Son virulentos enemigos cuando el pastel se les va de las manos.
Para conquistar de nuevo la tarta se dividen en bandos de “buenos y malos”, de “blandos y duros”, despellejándose a pesar de haber salido de la misma escuela y tener como libros de cabecera los mismos títulos: “Camino” de Josemaría Escrivá de Balaguer y “El Fuero de los Españoles”, ideario de Falange.
Está cada vez más claro que la psicología de estos “padres de la patria” es una ensalada mental donde lo único que se dibuja escandalosamente claro es la ambición de poder y el dinero. Los problemas de los ciudadanos son, para estos “modélicos cristianos”, un anexo que se calma con fútbol y concursos televisivos.
Y ahí están, a veces haciéndonos reír, a veces haciéndonos llorar de vergüenza ajena. Con el espectáculo al que estamos asistiendo en estas semanas (y lo que nos queda), cualquier película de Andrés Pajares y Fernando Esteso no dejarían de ser un buen drama de contenido social.
Rajoy llora que da risa porque sus “amiguitos” no le perdonan haberse quitado de encima la caspa zaplanera y acebesca. Aznar se desgañita pidiendo a la Emperatriz Sissi San Gil y al Virrey Mayor Oreja que sometan (a Rajoy) a un “Auto de Fe” en el Valle de los Caídos bajo la severa mirada de los Legionarios de Cristo (Botella dixit) y la invocación a los “ausentes”.
“Principios y valores” nos dicen los “buenos” y nos cantan los “malos”. El mismo discurso para ambos porque ambos son lo mismo. “Todo por la Patria” en una España Grande y Libre que quepa en sus carteras y en sus cuentas corrientes, es el mensaje que nos hacen llegar cuando hablan de “valores y principios”; cuando se atragantan con las palabras dignidad, justicia, libertad, democracia o solidaridad porque ellos, “buenos y malos”, “blandos y duros” están inmersos en decenas y decenas de procesos judiciales por corrupción; cuando reniegan de la Asignatura para la Ciudadanía para sumirnos en las catacumbas de la Conferencia Episcopal; cuando reniegan de su posible “diferencia sexual” y, por ende, la de los demás; cuando se niegan a la evolución de la ciencia al servicio de la humanidad; cuando se niegan a retirar estatuas y otros símbolos que recuerdan el genocidio que su mentor, Franco, cometió con este pueblo; cuando se niegan a reconocer y dignificar a las víctimas de la dictadura; cuando precarizan el trabajo; cuando acosan y encarcelan a los inmigrantes por el delito de ser más pobres que los pobres; cuando explosionan los servicios públicos y privatizan hasta el aire; cuando declaran la guerra a otros pueblos desoyendo el clamor en contra de millones y millones de ciudadanos, cuando… cuando… cuando.
Sí, dan ganas de reír al verlos congestionados en su encarnizada lucha por la tarta que somos los ciudadanos anestesiados con sus mentiras. Y ya que hablan de “buenos y malos” ¿por qué no son buenos todos y nos hablan de su origen franquista y de su arrepentimiento? ¿Por qué nos ocultan su patrimonio, sus riquezas, su pasado falangista?
Y dan ganas de reír y de llorar cuando comprobamos que sus bajas pasiones pesan más que su posible dignidad. Por eso mismo, ahora, están donde tienen que estar, en ese barco de lujo a la deriva que vale menos que el más humilde de los cayucos.
El próximo mes de junio, en Valencia, volverán a brillar las navajas y volverán a ensordecerse nuestros oídos con el ruido de otra nueva “jaula de grillos” que, muy posiblemente, se convierta en “jaula de escorpiones”.
Sólo nos queda esperar que se claven unos a otros el aguijón y que el superviviente se suicide (políticamente, claro) si le queda un mínimo de dignidad.
Pregunta idiota que se me ocurre esta semana. ¿Quién dirigirá la orquesta de los grillos? ¿Berlusconi?