Kosovo, ¿heraldo de las próximas guerras?
Por Nònimo Lustre. LQSomos.
En la popular revista mensual de cuyo nombre no quiero acordarme -enésima amnesia-, este mes de mayo aparece un reportaje sobre Kosovo que es una descarada propaganda de las políticas de Biden. ¿Será que POTUS no está satisfecho por haber azuzado la guerra de Ucrania y quiere comenzar otra en territorio europeo? Podría ser porque Biden se siente deslucido y ninguneado por haberle organizado a Obama, a la chita callando, media docena de guerras y ahora quiere demostrar que los demócratas gringos son de natural tan belicista como los republicanos -dudoso aserto: Trump no comenzó ninguna guerra, aunque es cierto que tampoco las terminó.
Por otro lado, no debemos menospreciar el poder mediático de la “popular revista” (en adelante, NGM). Ejemplo balcánico: Macedonia del Norte, era una de las seis repúblicas federadas en Yugoslavia. Declaró su independencia en 1991 y, sólo cinco años después, en pleno conflicto, NGM publicó un reportaje laudatorio del nuevo país (“Macedonia in the Middle”, March 1996) Hoy, reconocemos que NGM ha pasado de narrar magnos eventos a promoverlos.
Sea como fuere, el insano reportaje (“La alargada sombra de la guerra”, Robert Draper, escritor, y Justyna Mielnikiewicz, fotógrafa; NGM en español, mayo 2023) comienza con truculencia y terminará igual: acusando a Serbia de genocidio: “Tenía 13 años [en 1999] cuando una unidad paramilitar serbia tomó Podujevë… los soldados juntaron a los 21 Bogujevci en un jardín y los fusilaron… luego se fueron dejando una pila de cuerpos inertes.” (NGM, pág. 72) A renglón seguido, NGM narra su versión de la reciente historia kosovar: “En 1989, [tras la primera agresión de la OTAN contra Yugoslavia] el Gobierno serbio emprendió una limpieza étnica suave… los albanokosovares se resistieron, al principio pacíficamente, pero acabaron articulando una insurrección proindependencia… la limpieza étnica se saldó con la masacre de miles de civiles, muchos de los cuales acabaron en fosas comunes ocultas… más de 1.600 víctimas siguen desaparecidas” (pp. 76-7; apenas menciona que, desde junio 1999, ya pisaban suelo kosovar algunas tropas de la OTAN, como ahora ya las hay en Ucrania)
Sabedores de que muchos de sus clientes sólo leen los pies de foto, NGM destaca a doble página una imagen de la aparentemente intacta iglesia ortodoxa serbia de San Nicolás (Prizren, siglo XIV) no sin antes aceptar que “los albanokosovares destruyeron iglesias serbo-ortodoxas a modo de venganza”. Además de jugar con la contradicción de imagen y pie de foto, NGM reconoce que esta iglesia cristiana, “en 2004 fue objeto de actos vandálicos en un estallido de protestas antiserbias, el único episodio de violencia generalizada desde que acabó el conflicto” (p.74-75; páginas adelante, insistirá en otra joya salvada en Gracanica de la quema: la “magnífica iglesia ortodoxa serbia erigida hace 700 años”; p. 79)
¿De dónde saca NGM que, en los últimos años, ha habido un único episodio de violencia generalizada? La mentira es tan obvia que no merece aclaración documental. Pero es cierto que, para entender Kosovo, hay que retrotraerse a la Historia. Además de la imprescindible consulta a Chomsky (cf. Noam Chomsky. 1999. The new military humanism: lessons from Kosovo; primera edición en español, 2002), Kosovo es un país musulmán, ergo es necesario viajar hasta la Sublime Puerta:
“Una vez la nación-estado fue norma en Europa central, se extendió hacia el Este. Para ser reconocido como Estado, un territorio tenía que alcanzar ciertos parámetros de imaginario político. En el siglo XIX, esta expansión del concepto de nación-estado chocaba en los Balcanes con la realidad socio-demográfica. Tanto en el imperio austro-húngaro de los Habsburgo como, más aún, en el Imperio Otomano, sus sociedades eran claramente heterogéneas. Entre los otomanos, la diferencia se institucionalizaba según dos maneras: horizontalmente, según la clase social y la actividad profesional; y verticalmente, según líneas religioso-legales. La élite no era una clase dirigente ‘étnica’ y, dentro del Imperio, no se identificaba con ningún grupo cultural -ejemplo, hablaba osmanlí, un idioma incomprensible para los campesino turco-hablantes. Eso sí, los infieles no musulmanes, tenían que convertirse al Islam si querían acceder a la élite.” (cf. Gagnon, V. P. (Valère Philip), Jr. 2004. The myth of ethnic war: Serbia and Croatia in the 1990s. Cornell University)
Por su parte, NGM dedica un largo espacio a la batalla de Kosovo (año 1.389, cristianos contra otomanos) subrayando que, para el archi-odiado Slobodan Milosevic (1941-2006, fallecido en las consabidas ‘extrañas circunstancias’ en una prisión en La Haya; expresidente de Yugoslavia), “El heroísmo de Kosovo, lleva seis siglos inspirando nuestra creatividad” pero, para sembrar un poco más de cizaña, NGM continúa que “el discurso proserbio cojeaba entonces y cojea ahora, desde el momento en que la población de Kosovo era y es mayoritariamente de etnia albanesa”. La frase no es casual sino que pretende remontarse a esta referencia medieval para esclarecer la supuesta raíz del problema kosovar puesto que, saltando los siglos como quien salta a la comba, a su no-muy-leal-saber-y-entender, era de “complicado encaje una minoría musulmana en un panorama eslavo y mayoritariamente cristiano de la Yugoslavia comunista”. Sin embargo, en una única cita de un serbio desde Belgrado, “Al principio daba bastante igual si eras serbio o albanés. Pero, al final era lo único que importaba” (p. 85) NGM no tiene reparos en manipular la Historia-a-saltos ni en caer en la contradicción: olvidando que Yugoslavia no era comunista sino ‘cooperativista’, en la Yugoslavia comunista, ¿era difícil la convivencia ecuménica o no lo era? Cada quisque tendrá su opinión pero, si nos perdonan un detalle subjetivo, añadiremos que, trabajando con ellos en la Escandinavia de los años 1960’s y 1970’s, coincidimos con muchos yugoslavos y, además de ser simpáticos y buenos compañeros de curro, jamás notamos ninguna diferencia entre ellos que estuviera catalizada por sus respectivas conciencias religioso-étnicas.
NGM dedica otro largo espacio a las 20.000 mujeres mayoritariamente albanesas que fueron ‘agredidas sexualmente’ durante la guerra. No somos reticentes a aceptar esa cantidad -guerra y violación son sinónimas-, pero esa cifra pierde credibilidad cuando la firma un tal Vasfije K-G, un varón exiliado, diputado electo “desde su casa en Texas” (pp. 85 y 90)
Ejemplo de receta política a seguir en caso de aflicción (‘minimizar el daño’): NGM cita 8 países que, “por razones geopolíticas propias” -léase entre líneas, por provincianismo-, no reconocen la independencia de Kosovo pero se queda corto porque olvida a otros 12 -en total, 20 países no admiten a Kosovo (p. 77) No obstante, contra todo pronóstico, admite que un diputado serbio en Serbia, para homenajear a las víctimas, visitó Mejë, pueblo donde, en 1999, “soldados y policías serbios [ojo, no paramilitares, término más usado] masacraron a más de 370 albanokosovares cuyos cadáveres transportaron luego al barrio belgradense de Batajnica, para enterrarlos en fosas comunes” (p. 90) Sin embargo, citar a un serbio es pecado mortal que ha de equilibrarse con alguna pulla: en esta rara ocasión, dizque redactada para contribuir a la reconciliación, NGM termina con otra afrenta so pretexto de que no le dejaron visitar Batajnica: “que el gobierno serbio restrinja el acceso y se niegue a marcar públicamente las fosas comunes tiende a complicar su afirmación de que el país ha pasado página de la beligerancia de la era Milosevic” (ibid) Resumiendo, hoy lo mismo que mañana, Serbia es intrínsecamente totalitaria y el planeta debe seguir confiando en el dictamen de una comisión internacional de Derechos Humanos que define la política actual de Belgrado como “una forma de limpieza étnica por la vía administrativa”– cruel conclusión harto previsible puesto que, para esa comisión y, obviamente para NGM, Serbia es dizque amiga de Rusia.
‘Pequeños detalles’ que olvida NGM
El NGM ha publicado uno de sus famosos reportajes monográficos de un país. Pero, lejos de una aproximación holística, su extremadamente tendencioso afán propagandístico logra que se haya olvidado de dos factores decisivos, comunes a todas las facciones en guerra y, por ello, difíciles de aprehender para los estudiosos. Velay:
* El fútbol. Repetimos, hizo furor en todo el desmembramiento de Yugoslavia la conversión de los hooligans en las mahalske bande o bandas ‘legalizadas’ de criminales ‘de guerra’. Probablemente, el más famoso fue Arkan (Željko Ražnatović, 1952-2000), pandillero serbio de fechorías internacionales quien, de hincha de los Delije (= valientes) del Estrella Roja de Belgrado, pasó en 1990 a crear la milicia bautizada como Guardias Voluntarios de Serbia (Srpska dobrovoljačka garda, SDG, más conocidos como Los Tigres de Arkan), paramilitares que masacraron a cientos de civiles croatas, húngaros y bosnios.
Arkan estableció alianzas con China -pretexto para que la OTAN/USA bombardeara la embajada de China en Belgrado-, con fascistas nacionalistas rusos como Los Lobos Nocturnos y también con la Camorra de F. Schiavone quien aprovechó el trato para hacerse con innumerables posesiones en la tambaleante Yugoslavia… hasta que semejante folk hero, fue acribillado en el hotel Nuevo Belgrado.Arriba, Arkan con sus barras bravas. Inmediatamente abajo, con la mascota que dio nombre a sus bandas. Por último, una de las fotos más conocidas de las guerras de Yugoslavia. Mientras fuman despreocupadamente y buscan más víctimas, los Tigres de Arkan pateando a los civiles croatas que acaban de fusilar. Vukovar 1991
Otros ‘héroes populares’ de fueron las siguientes tres perlas: Gojko Šušak, ustacha (= croata kollaborateur de la invasión nazi), zenga (= guardia nacional de Croacia), ultranacionalista, vendedor de pizzas en Canadá e hincha de los Bad Blue Boys, fanáticos del Dinamo de Zagreb. Jusuf Juka Prazina, medio bosnio, luego medio croata y siempre anti-serbio; en 1993, cuando murió tiroteado en Bélgica, había tantos sospechosos de tantas bandas y bandos, que nadie se molestó en apuntar hacia tal o cual mafia. Mušan Caco Topalović, un excantante de rock que reconvirtió a sus bandas en la 10ª Brigada de Montaña del ejército bosnio que mataban a los serbios para quedarse con sus casas. Los mismos musulmanes, le eliminaron en 1993 -dícese que murió durante su traslado a comisaría, matando de antemano a nueve de los policías que querían detenerlo.
Hoy, estas mafias continúan ejerciendo mucho poder pero ahora, reconvertidas en neonazis. Para Global Initiative, una de las escasas instituciones que estudian el crimen organizado en los Balcanes, ahora hay 122 grupos de fanáticos futboleros de los cuales 78 son ultras y 21 están especializados en vandalismos y en asesinatos por encargo.
* Las mafias fascistas. Especialmente las comandadas por el kosovar Hashim Thaçi (n. 1968, HT), alias Serpiente (cf. infra) están en la vera y mera independencia de Kosovo. Resulta casi imposible distinguirlas de las mafias futboleras. En la década de los 1990, TH fundó el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK-UÇK) financiándose de entrada con el tráfico de heroína y de cocaína -tiempos remotos en los que los EEUU le calificaron como organización terrorista. Entonces, TH exportó a España parte de las mafias albanokosovares, formó parte del conglomerado Drenica y asesinó a algunos dirigentes de la competencia -bosnios de la Liga Nacionalista Democrática de Ibrahim Rugova.
17.II.2008. Thaçi y Joe Biden en la ceremonia de la independencia de Kosovo
“Hermanos de sangre”. De izqda. a drcha., TH, Bernard Kouchner (ex izquierdista devenido oenegero), Lt. Gen. Michael jakson, Brig. Gen. Agim Ceku y Gen. Wesley Clark
En 1999, habiendo sido condenado en Belgrado por terrorismo a 22 años de cárcel, se refugió en Suiza y, tras terminar la guerra de Kosovo, sólo reapareció en la Conferencia de Paz, en Rambouillet, donde cambió su vida: allí se postuló como líder de Kosovo y fue entronizado como tal por los EEUU. Justo ese mismo año, la fiscalía del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, le quiso procesar con pruebas de que no menos de 300 prisioneros fueron enviados a Albania para proceder a la extracción y comercialización de sus órganos -bajo vigilancia de EEUU, el TPI desestimó las pruebas.
Item más, a raíz de un anterior incidente con explosivo casero, el 18.XI.2008, en Pristina (capital de Kosovo) fueron arrestados tres agentes del BND (servicio de inteligencia alemán) Los informes posteriores del BND acusaron al gobierno kosovar dominado por HT de haber contratado para asesinar a 11 personas en Afrimi, un sicario profesional (cf. Lombardi, B. 2009. “Balkan Intrigue: German Intelligence and Kosovo”; en International Journal of Intelligence and CounterIntelligence, 22(3), 470–490. doi:10.1080/08850600902896936)
A la postre, Washington y Bruselas se hartaron de las docenas de actos delictivos -punibles en cualquier código penal- perpetrados por este jamelgo viejo y rijoso -sus asesinatos les importaron menos-, y, en junio 2020, el Tribunal Especial para Kosovo le procesó por “crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad” cometidos en 1998 y en 1999. HT tuvo que dimitir como presidente.Un militante de ELK-UÇK, con la bandera gringa bien visible en su uniforme, protesta contra el procesamiento de su idolatrado TH
* Y el que, sin duda, es el más notorio ‘pequeño detalle’ amnésico: NGM se olvida de mencionar al Camp Bondsteel, el segundo cuartel gringo más gran del mundo (cf. infra)
[Alemania. El ‘incidente’ BND-Afrimi nos ha recordado algunas barrabasadas teutonas: ansiosa históricamente por llegar al Mediterráneo, tanto y tan tempranamente se involucró en el problema bélico yugoslavo que hasta el teniente general Carlos Gómez Coll, jefe del Mando Aéreo de Levante, declaró que “en Europa se plantea en estos momentos una situación de casi pre-guerra, debido a la actitud de Alemania de querer convertirse en líder indiscutible del continente” –huelga añadir que fue destituido ipso facto. El ministerio de Defensa le desautorizó y, ese mismo día, la embajada de la Bundesrepublik en España contraatacó asegurando que su denuncia “era de un nivel intelectual que no merece comentario” (ver prensa 28.X.1992) Dicho en breve: Gómez Coll acusó a Alemania de estar detrás de la partición de Yugoslavia… pero sin que sus soldados la invadan.
Veamos porqué: después de perder varias guerras parciales y dos mundiales, los germanos aprendieron que, en lugar de enviar primero los panzers y después los deutsche marks (hoy, euros), les convenía más invertir el orden de los factores. En consecuencia, durante las guerras de Yugoslavia, enviaron primero los créditos blandos (FAD) para que les compraran los panzers. Es plausible suponer que, en este año 2023, harán lo mismo que hicieron hace 20 años]
Los EEUU
Puesto que NGM lo desconoce, pasaremos de puntillas por el Camp Bondsteel, a nuestro juicio, erigido en un lugar estratégico clave para controlar los oleoductos que llegan a Europa desde los yacimientos petrolíferos del mar Caspio -y, hasta la victoria de los talibanes en Afganistán, centro de distribución para Europa del opio afgano. Desde 1999, no menos de 7.000 soldados gringos, (adoctrinados para defender el oleoducto Trans-Balcanes que dirige Halliburton Oil), ocupan 4 kms2 (ampliables) de tierra kosovar, incautada gratis en plena agresión gringa. Cuando les deja Halliburton, esos soldados se dedican también a albergar vuelos clandestinos de la CIA y/o implementar ilegalísimos centros de detención. En 2002, ese criminal entorno fue investigado por el Comisario de Derechos Humanos de la Unión Europea -quien recomendó su desmantelamiento con el mismo éxito que han tenido los vecinos de Palomares (Almería) exigiendo que se lleven “de una puta vez” las tierras contaminadas por plutonio desde el accidente de ¡1966!
La actualidad censurada: según NGM, después de repetir que “Estados Unidos, cuya contribución a la liberación de Kosovo fue fundamental” (nuestra versalita; NGM siempre usa liberar por invadir), propala que los USA “no quieren verse arrastrados a una guerra subsidiaria en los Balcanes, donde Serbia mantiene una fuerte alianza con Rusia”. Lo de siempre: el Capitán Araña tira la piedra y esconde la mano; los gringos son ‘arrastrados’ a las guerras, ellos nunca arrastran a nadie. Asimismo, como todo el reportaje es un panfleto furibundamente anti-serbio que corona las más elevadas cumbres del “racismo balcánico”, sospechamos que esta, aparentemente tonta frase, esconde también un pellizco de monja contra Rusia. Y continúa el venenito: “El deseo de no avivar las tensiones, explica, por ejemplo, que Kosovo accediese a la exigencia del gobierno serbio de que su grupo paramilitar de la época de la guerra, el Ejército de Liberación de Kosovo, o ELK, fuese investigado por crímenes de guerra.” A nuestro juicio, hay docenas de motivos por los que el ELK (UÇK) era una mafia se asesinos en serie -para empezar, ellos presumían de sus matanzas- que merecía ser juzgado. Pero ninguno es tan inverosímil como el que aduce este panfleto. En el siguiente párrafo se demuestra la perversidad de su redacción: “El que fuera presidente del país, en su día un mando del ELK, se enfrenta a un juicio en un tribunal especial de La Haya” (ibid) Ah!, ¿y cómo se llama ese expresidente?: obviamente por casualidad o por olvido momentáneo, NGM no menciona su nombre así que nos vemos obligados a escribirlo con mayúsculas: HASHIM THAÇI, el asesino que canta en las calles “Liria Ka Emer: UÇK” (= la libertad tiene un nombre, ELK)TH y Toni Tory Blair, en 2010. ¿Recordando al trío de las Azores del 2003 o anticipándose a Zelenski-Borrell?
Para terminar esta nota, un desinteresado consejo para TH. Señor Hashim: recuerde que ser ‘amigo’ de los USA es tan peligroso como ser ‘enemigo’. Recuerde a M.A. Noriega (1989, apresado con la sacra complicidad de José Sebastián Laboa Gallego, nuncio del Vaticano en Panamá); Collor de Melo (Brasil 1992); Saddam Hussein, Gadaffi, etc.… y, recientemente, Juan Guaidó “calentando que sales”.
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