Kurdistán: apuntes para entender la cuestión kurda
Por Leandro Albani*
Algunos comentarios al artículo: “Atentado terrorista en Ankara: ¿Un mensaje para Erdogan?” que son necesarios para aclarar la realidad que vive día a día el pueblo del Kurdistán
En el artículo recientemente publicado “Atentado terrorista en Ankara: ¿Un mensaje para Erdogan?”, su autor Farhad Ibragimov incurre en algunos errores históricos, informativos y periodísticos referidos al pueblo kurdo, sus organizaciones políticas y de autodefensa, y su larga historia de resistencia.
En primer lugar, lo que sucedió en Ankara no lo considero un “atentado terrorista”, sino una acción militar de una organización insurgente, lo mismo que no considero que la acción de Hamás el 7 de octubre de 2023 sea un atentado terrorista; es el derecho básico que tienen los pueblos para defenderse de ocupaciones ilegales, por más dolorosas e impactantes que sean sus consecuencias.
En lo ocurrido en la sede de Turkish Aerospace Industries (TUSAS, por sus siglas) no fueron tres los atacantes, sino dos. Al día siguiente, las HPG (Fuerzas de Defensa del Pueblo, la guerrilla kurda vinculada al PKK) reivindicó el ataque y dio los nombres de los milicianos que participaron y murieron en el ataque. Antes de que las HPG reivindicaran la acción, el gobierno turco ya había acusado al PKK y a las pocas horas estaba bombardeando el Kurdistán sirio e iraquí.
En el Kurdistán sirio no hay PKK. Eso lo reiteraron en muchas ocasiones las autoridades de la Administración Autónoma del noreste de Siria (AADNES) y los propios comandantes del PKK. Lo que sucede (y por lo visto es algo que a muchos les cuesta entender) es que los kurdos que dirigen la Administración Autónoma siguen el paradigma de Abdulah Öcalan, el confederalismo democrático. Y en ese punto se generan confusiones: ¿no son del PKK pero compartes su ideología? Y es así, porque el Movimiento de Liberación de Kurdistán es sumamente amplio y nuclea a cientos de organizaciones, entre ellas al PKK.
Resumiendo: Turquía bombardeó el norte de Siria y Shengal (en el norte de Iraq) porque le cuesta cada vez más derrotar a las HPG (que están en las montañas de Qandil) y porque odia profundamente lo que plantea como proyecto de sociedad el confederalismo democrático y su líder Öcalan, encarcelado en la isla-prisión de Imrali desde 1999. Para el Estado turco, lo que plantean los kurdos como organización de sociedad le hace mover todos los cimientos de su nacionalismo estatista, sobre todo en su versión derechista con Erdogan.
Que el ataque sea en la empresa de armas tiene lógica (en su comunicado las HPG lo explican): con esas armas que produce el Estado turco se asesina de forma sistemática a los kurdos. Es verdad que, por lo visto, el ataque lo planificaron y ya estaba decidido. No se puede realmente saber si lo hicieron por lo del BRICS. Al menos, desde las HPG en ningún momento se refirieron a esa cumbre internacional. Si hay una incógnita con respecto a lo que sucedió es que el mismo día del ataque se conoció que el diputado Ömer Öcalan viajó a visitar a Öcalan, después de que el fundador del PKK estuviera 43 meses en aislamiento total. A esta duda, las HPG la explican de forma muy sintética en el comunicado.
Lo de la “oleada de especulaciones” que plantea el autor del artículo no creo que valga la pena dar algún tipo de explicación. Como decimos en Argentina: no hay que gastar pólvora en chimangos. Un análisis de una realidad tan dura y dolorosa (pero a su vez digna) del pueblo kurdo no puede caer en pseudo-teorías donde conspiración, supuestos y palabras rimbombantes para explicar la realpolitk del mundo, sean su base.
Con respecto a los “lazos” de Estados Unidos con el PKK y las YPG (Unidades de Protección del Pueblo) y demás interpretaciones que siempre generan polémicas: los “lazos” del PKK con Washington no existen. No solamente Estados Unidos califica al PKK de organización terrorista -en sus famosas listas- sino que apoya totalmente a Turquía en la represión contra los kurdos del sudeste del país. No existe ni la más mínima “alianza táctica” entre el PKK y la Casa Blanca (es más, algunos de los comandantes históricos del partido están en la lista del FBI como “buscados”). Lo que sí existe -y esto es público- es una “alianza táctica” con las YPG/YPJ y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) en el Kurdistán sirio. Estados Unidos y la Coalición Internacional, conformada por ochenta países, están presentes en la región. Y sí, entrenan y asesoran, y apenas participan en algunas operaciones en contra del Estado Islámico (ISIS). No más que eso en lo militar.
El ejemplo de estos días es claro: Turquía inundando de bombas la región y desde Estados Unidos nadie mueve un dedo. Al respecto, algunas hipótesis personales y generales al respecto: si bien las fuerzas kurdas de Siria (y las fuerzas árabes y de otras nacionalidades que integran las FDS) fueron fundamentales para derrotar a ISIS, el apoyo aéreo de la Coalición fue necesario. Cuando ISIS apareció en Siria, las YPG/YPJ hicieron un llamado internacional para que desde países hasta personas individualmente se sumen a la lucha contra el grupo terrorista (grupo que, no está más decirlo, tiene su apoyo logístico en Ankara). Rusia, aunque ahora tiene presencia militar en el norte de Siria, no respondió a ese llamado y sí lo hizo Estados Unidos, sobre todo porque la política de Barack Obama para la guerra en Siria fue (para los intereses estadounidense) bastante mala. La Casa Blanca necesitaba estar en el territorio sí o sí (algo que Obama no quería) y sumarse a los combates sirvió para eso.
Si esa presencia (hoy hay alrededor de 900 militares, entre asesores, entrenadores, soldados, etc.) implica una invasión abierta del territorio por parte de Estados Unidos, no parece serlo, al menos en las formas más convencionales que se conocen a lo largo de la historia. Estados Unidos no obtiene mucho de su presencia en Siria (Donald Trump fue el que lo dijo más claro), salvo tener otro punto de confrontación con Rusia. Estados Unidos no decide mucho sobre lo que sucede en Siria, algo que sí hace Rusia en relación al gobierno de Damasco. Lo que sí hace Washington es mantener sanciones contra todo el territorio sirio que afectan directamente a las regiones controladas por la AADNES. Es más, la alianza de los kurdos con Estados Unidos es por momentos extraña y por momentos frágil. Un ejemplo: cuando la Administración Autónoma aprobó su Contrato Social (Constitución) los dos primeros países que salieron a rechazarlo fueron Estados Unidos y Rusia.
La Administración Autónoma busca, por todos los medios, reconocimiento internacional; está en su derecho de hacerlo. Y si mantiene ciertas relaciones con Washington, también las sostiene con Moscú y con otros países, en niveles inestables y bajos, porque hasta ahora ningún Estado quiso reconocer el autogobierno del Kurdistán sirio.
“Dado que el PKK está implicado en el reciente atentado de Ankara, se podría argumentar que Estados Unidos tiene cierta responsabilidad indirecta en el mismo”. Esta línea del autor es un buen ejemplo de anti-periodismo: suponer con total impunidad sin presentar ni una sola fuente o dato concreto. No hay que agregar mucho más al respecto.
“Los analistas de la publicación señalaron que el PKK, contra el que Turquía lucha activamente desde 2015 (también en Siria), estaba a punto de ser desmantelado”. Esta línea es similar a lo que comento en la línea de arriba. Creo que en mucha gente que escribe “análisis geopolíticos” tiene bastante pereza por conocer más a fondo algunas cosas, principalmente referidas al pueblo kurdo, sus organizaciones de resistencia, sus corrientes política-ideológicas internas, y sus posiciones históricas en defensa de sus derechos culturales y políticos. Si el autor hubiera googleado no habría escrito lo referido a desde cuándo Turquía “lucha activamente” contra los kurdos. Por otra parte, que el PKK iba a ser “desmantelado” está bastante lejos de que suceda, porque hay algo curioso con respecto a esta organización, Öcalan y la ideología que llevan adelante (se podría decir que es el acierto más grande que tienen): que la praxis de Öcalan, sus ideas y conceptos, ya trascendieron al PKK y a la organización en estructuras más o menos clásicas; ese pensamiento y propuesta está bastante arraigado en el pueblo kurdo, lo que permite que esas ideas fluyan de forma horizontal en buena parte de la población.
Lo último: el artículo dice que el “atentado” en Ankara “podría ser un intento externo de interrumpir el diálogo con las fuerzas políticas kurdas del país”. Ese diálogo no existe: ni con el PKK y su insurgencia, ni con el Partido DEM (la organización política legal de los kurdos en Turquía con la que participan en las elecciones). Es más, la represión turca contra los kurdos en el sudeste del país es cada vez más constante y cruda. Y, sobre todo, ese diálogo no existe con Öcalan. El pueblo kurdo reclama que él sea el principal dirigente sentado en una posible y remota mesa de diálogo con el Estado turco con el objetivo de alcanzar la paz y la democratización de Turquía.
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