La apuesta política ciudadana, la reacción o la nada

La apuesta política ciudadana, la reacción o la nada

Enriqueta de la Cruz*. LQS. Marzo 2021

No somos ni mucho menos soberanos y como no seamos capaces de gestionarnos, nos gestionarán desde fuera, a la medida que deseen…

Los escándalos no cesan y lo extraño es que nos extrañemos: de las vacunas de Infantas, de los gastos que nos supone toda la familia y los arrimados-as; de la burla del emérito con sus supuestas devoluciones que es como devolver el chocolate del loro; del perdón a los del odio que quieren volver a fusilar porque no tuvieron bastante con lo de sus antepasados, de Villarejo y la demás pandilla… El franquismo (se dice y no se cree), sigue en pie, no es ilegal y es la madre del cordero eso, precisamente eso. Manda en el poder judicial, en los medios, en la política, en lo militar y hasta en las manifestaciones…

Lo que nos tenía que extrañar es por qué tras 40 años… Por qué se nos intenta escarmentar y atemorizar recordándonos los crímenes de Vitoria, los de Lasa y Zabala, lo del 23F, los de la Transición, sin que en todo este periodo, luz y taquígrafo por delante, se haya resuelto, se haya investigado, se haya llegado hasta el final…

Lo que nos tenía que sonrojar es seguir como si tal cosa, como si no hubiera pasado nada en este país y no siguiera pasando, seguir sin castigar como ciudadanos y como votantes, por cierto, los comportamientos cómplices, los regalitos que entre unos y otros se pasan, la normalidad que parece presidir en esos cafés y camaradería con la tan cacareada ultraderecha en el Congreso, o con el propio rey, todos de francachela, ¡qué gusto! O que acepten compartir pupitre de recién estrenados consejeros de la radiotele públicas los que gozan de probada experiencia y empaque con los que por mérito solo tienen haber trabajado con un fantasmón o ser un mercachifle manoseado en no sé qué caso a favor de la derecha… Y encima aceptarlo a sabiendas de que están en minoría, con lo cual todo es cobrar y no poder hacer maldita cosa.

Lo que viene pasando aquí es lo de salir en la foto, es lo de aceptar, es lo de jugar en el mismo terreno de juego. No hay otro. Y para que haya otro, es necesario cruzar el desierto. Y cruzar el desierto es una apuesta decidida, hacer camino, por parte de los propios ciudadanos que no nos resignamos a ser súbditos ni idiotas, ni comparsas de intereses que en nada nos conciernen y mucho nos perjudican. Ya que la moqueta parece que se pega a los pies de los que la pisan, mayoritariamente, tendremos que dejarles que gocen de su representación. Sin nosotros…

Parece que determinados partidos (todos nacionalistas por ahora) tienen bien comprobadas las burlas y los pitos y flautas cuando han intentado dialogo, otro estado de cosas… Pero no hay modo. Parece que estos partidos han tomado la de Villadiego y quieren separarse, desalentados de cualquier otra solución. No es bueno para quienes consideramos que una federación o confederación republicana, juntos en nuestras diferencias, es la mejor de las soluciones. Pero es comprensible la hartura, la desazón y la decisión.

A otros les parece que quizá dentro de los partidos generalistas, a la izquierda, aunque renuncien a esta denominación, incluido el PSOE, hay gente razonable, que podría reaccionar. Veremos…

Escenarios:

No somos soberanos. Y eso es un hándicap. Más en estos tiempos de nuevo reparto del mundo, de corrimiento del centro del teatro de operaciones interesante a Asia-India-Pacífico. De dislocación de la Unión Europea que nunca terminó de ser de los ciudadanos y sí de los mercaderes. De vaciado de contenido de la dinámica tras la Segunda GM, con los organismos internacionales de pacificación en crisis.

No somos ni mucho menos soberanos y como no seamos capaces de gestionarnos, nos gestionarán desde fuera, a la medida que deseen. Más aún. Como ya advirtiera Joan Garcés. Estamos intervenidos, por decirlo suavemente. O Soberanos e intervenidos, que así se llama una obra suya magnífica. Aquí todo se queda entre dos aguas, ambiguo, como la Constitución. Pa interpretarlo. A ver: Para que existiera de nuevo un proyecto soberano habría que comenzar por la educación. Eso, desde Fichte, antes de la existencia de la nación alemana, quedó claro.

Pero eso choca con los planes de nuestros mangoneantes que cometieron genocidio y se cargaron el proyecto republicano, que vendieron España al mejor postor y ahora son los gestores y cortijeros de los que mandan en el cortijo, de los nuevos amos. Esos cortijeros y estos amos nuevos (o no tanto ya) a los que se dejó pasar hasta la cocina, la cama y más allá, son los que imprimieron el sello de la rendición absoluta, de la ruina más espantosa, de la desintegración territorial, ideológica, de la vergüenza mínima, ética o moral, conciencia, honor, proyecto…

Las soluciones no van a llegar de quienes de una economía autárquica imposible, nos hicieron pasar (con gran coste de empleos y hasta de vidas humanas) a una tasas de desempleo que se han convertido en estructurales, de ya más de 30 años…, a una economía no productiva sino derivada al turismo, la especulación inmobiliaria y el casino tipo Vegas II (gran objetivo final), desde Fraga, Gneco Lillo y demás mafiosos sin límite. Empezó por Benidorm y las tetas en las playas y en Interviu, que ciertamente abrieron de sopetón la sociedad rancia de reprimidos e impotentes que previamente habían creado los mismos y que refleja esa letra de canción: “no me gusta que a los toros te pongas la minifalda…” (ya se sabe lo que son las pajas mentales aún ahora de los que miran por debajo de las piernas…). Pero de la necesidad se hizo negocio. ¿Cómo no?

Se siguió por la droga de los 80,s, liquidadora de buena parte de una generación sobrante del baby boom, en su mayoría de las clases obreras y menos favorecidas. Y la corrupción siguió como tuétano de una economía que al mínimo soplido, cae como castillo de naipes, como estamos comprobando. Sin apenas inversión pública, con investigación, ciencia y cultura en más que precario y con todas las fichas metidas al negro: en casas de apuestas (vean las cifras y por dónde van los tiros en lugares que son la punta de lanza del negocio, como en Cataluña). Disfrazada de apuesta tecnológica, esa apuesta es la que nos espera a la vuelta de la esquina: Prostitución al límite, una Habana batistiana en toda regla.

Por eso sí ley trans de ingeniería capitalista social y no ley abolicionista, cátedras en universidades para aprender a ser crupier o creador de juegos virtuales que nos permitirán adquirir el rol de perros pulgosos o lo que convenga al amo, y mucho empleo para eso y para whisky y nada para educación, sanidad, bibliotecas, escritores y artistas de verdad, científicos, etc. No, estos todos, a la cárcel si cantan, si lo pillan… O al exilio en cuanto terminen como puedan y con rescate de jubilados y precariado la vacuna en el CSIC.

Por eso no a un afianzamiento de futuro y las bienvenidas a las mafias de todas las potencias enraizadas ya en los enclaves conocidos, por eso el meadero en que se quiere convertida Madrid los días del orgullo gay, que debía ser una simple reivindicación de la legítima diversidad y que nada tiene que ver con la situación que año tras año se agrava.

Por eso la gentificación de nuestros barrios en las ciudades y ese turismo de barra libre y colchones lanzados por la ventana y violaciones y borracheras. ¡Y vivan los bares! Que aquí se viene al sol y a ponerse hasta arriba de lo que sea menester…

Los intervinientes… que cuando más divididos, enfrentados, débiles e incultos nos tengan, es decir, peleles… más nos pueden aprovechar sin ningún tipo de peligros. ¿Cuál es el límite? El exceso de ruido, de movilización, de conflicto no respetuoso con la represión que nos están preparando. Ergo… Tenemos un margen de maniobra sin entrar en las provocaciones de los más interesados en la violencia que les permita esa porra, esa mano dura que es la única cosa que saben manejar a las mil maravillas…

Somos un punto clave en el Mediterráneo y eso pesa.

Analizada a conciencia la situación y dado que ningún acomodado como ningún criminal se va a encausar, a causar la más mínima molestia, menos a castigar en el sentido de justicia, solo queda la apuesta política ciudadana, su postura firme en pos de otro destino. O la nada.

La crisis brutal que seguirá a esta pandemia mal averiguada, obliga a abrir los ojos, a tomar postura, a no compadrear por más tiempo con maniobras de distracción, enredos, juegos de poder o tronos, intereses creados y el largo etcétera que acompaña las urdimbres aquí bien alimentadas al menos desde el año 1951, antes incluso de los pactos de Estabilidad. Nuestra situación actual, ya gravísima, obliga al esfuerzo de entendimiento y a la reacción reflexiva, sin entrar a toros que nos pinchen la femoral.

Comprendiendo que somos una anomalía en la historia, que aquí ganaron los que asesinaron la democracia y a los demócratas, que luego se constituyeron en Estado tomado, siendo el propio aparato estatal creado el que siguió cometiendo crímenes, impartiendo “justicia”, delimitando qué ciudadanos tienen derecho a vivir y cuáles no, creando una categoría se súbditos de segunda…, mandando en el mensaje y en los medios de comunicación de masas, en la propaganda, en la escuela, en el sistema de “valores”, en los empleos…

Comprendiendo que siguen mandando y que solo otorgaron ciertos puestos de menor relevancia a los que se fueron rindiendo, les cedieron una parte en la foto siempre que nadie se moviera de sus postulados principales ni les cuestionara en lo esencial: su triunfo y la imposibilidad (con la que cuentan) de hacer ningún cambio real…

Comprendiendo que la impunidad consiste en no perseguir ni juzgar los crímenes, en aceptarlos y hacerlos aceptar (pues cómo se va a auto meter en la cárcel quien ostenta el poder ni va a dejar que lo detengan). Que lo mismo pasa con la apropiación de los recursos como si fueran propiedad privada de unos cuantos…

Comprendiendo que seguimos en el interés de tantos (llevados a la complicidad por acción u omisión…) por que se vaya normalizando todo esto, asumiendo. Comprendiendo los cerrojos y la cantidad de cancerberos existentes por doquier…

Tenemos que despertar a una realidad bien descrita por Ana Messuti, abogada del equipo de abogados que ha interpuesto la Querella Argentina por las Víctimas del Franquismo. En su imprescindible libro de reciente aparición “DERECHO COMO MEMORIA Y JUSTICIA”, dice: “Nuestro presente tiene una exigencia respecto a nuestro pasado… Se trata del reconocimiento del valor ético de nuestra procedencia, de una ampliación de nuestro horizonte que nos lleva a hacer propia las verdades pasadas, a no cerrar los ojos ante todo aquello que nos ha sido transmitido, y que nosotros a la vez transmitiremos. Si estas verdades constituyen nuestra herencia, no podemos aceptarlas sin más. Es necesario que hagamos Beneficio de inventario, lo que significa aceptar aquello que nos parece bien y disociarnos claramente de aquello que nos parece mal. Es decir, calificar como criminales los hechos que ahora, conforme a nuestro horizonte jurídico actual, consideramos criminales, a pesar de que en el pasado no se los ha juzgado como tales. En ello está en juego no solo la ética que vivimos ahora, sino la que transmitiremos”.

La clave es que el crimen sigue de las mil maneras y las víctimas… Y son bizantinas las discusiones sobre esta democracia concedida hasta que quieran, y hasta dónde en cada momento y caso quieran, con una inseguridad apabullante, una incertidumbre de barro en los pies… Una arbitrariedad que está cada día asomando en los titulares de cada periódico: Lo que hoy vale, tal vez mañana no y lo que quieran se lo inventan…

La clave es que hay que decir: ¡Hasta aquí! En ello está en juego nuestra propia supervivencia, diría yo. Es por ello que no podemos seguir como hasta ahora. ¡No es un una mera decisión de ruptura voluntarista o corajuda! Y es por eso que no podremos jugar ni un minuto más al lado de quienes quieran seguir como hasta ahora, que con sus hechos demuestren nuestra destrucción, la de la mayoría…

* Enriqueta de la Cruz, periodista, escritora
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