La buena patria

La buena patria

Por Lilith Rojo*. LQSomos.

Recientemente me propusieron que formara parte de una mesa para hablar de los andaluces y la lucha antifranquista en Catalunya con motivo del Día de Andalucía. Para mí, si hay un día para conmemorar la patria andaluza, sería el 4 de diciembre, y si hay un mártir de ese día, sería el joven sindicalista de 18 años, Manuel José García Caparrós, asesinado por la Policía Nacional por enarbolar su bandera.

Yo no soy de patrias, ni de banderas, si detrás de ellas no hay una causa justa que defender y, desde ese punto de vista, debo decir que tengo muchas patrias y muchas banderas. No tengo nada en contra de los unipatriotas, siempre que no sean unos fascistas. Y sí, estoy a favor de las emancipaciones, de la autodeterminación de los pueblos, si son causas de libertad. Y en el estado español, aun más si cabe, porque la independencia de unos supondría la independencia de todos, independencia del sistema heredado del franquismo. Sería la palanca capaz de desencallar el continuismo, el único mecanismo de ruptura democrática para librarnos del yugo de la transición y de su monarquía inducida vía dictadura. Y a veces pienso que ese pensamiento es más un deseo que una posible realidad, por un lado porque ahora no hay motor para llevarlo a cabo, y por otro, porque quizá quedaría una España con menos hectáreas pero igual de irreformable. La grande….

Es incomprensible como hay patrias que tienen derecho a existir como estado y patrias que deben luchar por sobrevivir entre hostilidades de todo tipo. Como el Sahara, Palestina, Kurdistán y otros pueblos, que viven entre el exilio y la humillación armada de verse sometidos y/o expulsados de sus tierras. Lo incomprensible no es que se tolere o se potencie estas injusticias geopolíticas por el resto de patrias con estado, que se arrogan el poder de otorgar el certificado de país con bandera e himno oficial homologable. Lo incomprensible es que la mayoría de la ciudadanía de esos estados, olvidando que algunos de ellos tuvieron que luchar por su independencia, lo toleren, pero la memoria es selectiva e interesada. Y de memorias selectivas e interesadas, los que nos dedicamos a exigir derechos para las víctimas del franquismo y la transición sabemos mucho.

El maniqueísmo de patrias buenas y malas en función de lo que dictamine el poder de occidente, cada día más decrépito y decadente, está en nuestros medios de propaganda ininterrumpidamente. Se ha vuelto a observar estos días del primer aniversario de la guerra de Estados Unidos y comparsillas europeos en Ucrania. Hay un estado, un imperio, dicen los más imperialistas del globo, que es muy malo, y un estado patriota muy bueno. Un estado víctima bondadosa que no reniega del nazismo de sus próceres de la patria, que sufre de todo aquello de lo que se acusa a Rusia, de machismo, de racismo, de lgtbiq+fobia, de corrupción, de nacionalismo exacerbado y de personalismo presidencial. El emperador va desnudo señores y señoras, pero no nos atrevemos a decirlo en voz alta, a contracorriente del discurso único, el oficial, aunque lo pensemos. Así hace unos días la Sexta publicaba una encuesta que se resumía en que más de un 60 por ciento de españoles se identificaban con el omnipresente Zelenski, que un 70 por ciento valoraba positivamente el apoyo de Sánchez a Ucrania y que una mayoría veía a Ucrania como vencedora. La maquinaria funciona.

La Europa de las libertades y los derechos, que vive de renta de la etiqueta que se autoimpuso, decidió que pobres de nosotros no estábamos capacitados para ver una cadena de televisión rusa porque contaminaría nuestras mentes. Los que intentamos cultivar el librepensamiento y el criterio propio, después de analizar todo tipo de información, no tenemos derecho a ver RT, pero si a ver toda la propaganda de los grupos de opinión, de racionamiento de ideas salidas de los almacenes de sus líneas editoriales neoliberales. Creo que se llama censura lo que estamos viviendo. En esta Europa tan ejemplar hay un periodista del que pocos se acuerdan que se llama Pablo González, que también está de triste aniversario, cumple un año en una cárcel de Polonia, ese país dechado de libertades, que curiosamente tiene frontera con Ucrania y carta libre para vulnerar derechos humanos.

Y volviendo al principio, el Día de Andalucía para la oficialidad, me gusta recordar a todos los andaluces y andaluzas antifascistas, que dejaron su vida luchando por la libertad en su tierra, en Catalunya y en tantas otras tierras, que también fueron suyas. Recordar a las personas nacidas en Andalucía que murieron en los campos franceses, en los campos de exterminio nazis, los que murieron en tristes exilios en todo el mundo. Y como cualquier otro día, recordar a todos los antifascistas del mundo, que se levantaron y se levantan contra la opresión y la tiranía, más allá de la ciudadanía que le otorgue un estado u otro. Como dijo Blas Infante a los andaluces “Levantaos, pedid, tierra y libertad” y yo añado y sanidad y educación y vivienda, … porque los derechos y la justicia hacen patria. Esas patrias sin fronteras que toda la humanidad necesita más allá de la patria que se lleve en la cabeza o en el corazón.

Más artículos de la autora

Síguenos en redes sociales… Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es Diaspora*: lqsomos@wk3.org Telegram: LoQueSomosWeb Twitter: @LQSomos Facebook: LoQueSomos Instagram: LoQueSomos

LQSomos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Nos obligan a molestarte con las "galletitas informáticas". Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar